Solo un día después de haber sido nombrado oficialmente como el enviado especial del Departamento de Estado para el Triángulo Norte (Honduras, Guatemala y El Salvador), el diplomático Ricardo Zúñiga participó de una visita a México y se prepara para ir a Guatemala.
En ambos países, la agenda principal es abordar cómo manejar en conjunto con Estados Unidos las causas de la migración irregular de salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y mexicanos.
Durante una conferencia de prensa, Zúñiga hizo eco del mensaje del presidente Biden y otros funcionarios de su administración: “la frontera está cerrada y Estados Unidos cumplirá sus leyes migratorias”.
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Sin embargo, dijo que están empujando iniciativas para regularizar la situación de inmigrantes sin documentos en Estados Unidos y de quienes buscan asilo en ese país. “Es importante reconocer que estamos tratando de establecer condiciones para tener vías legales a la migración y atender preocupación de los perseguidos que buscan ser atendidos en Estados Unidos”, enfatizó el diplomático.
En ese mismo sentido se pronunció Juan González, asesor principal de Biden para asuntos del Hemisferio Occidental.
“Quiero dejar claro que el presidente Biden ha dicho desde el día uno que quiere cambiar el sistema migratorio. Los cuatro años de la administración Trump no reflejan los valores y la responsabilidad que tenemos de manejar una frontera que defienda y aplique las leyes migratorias pero que maneje el flujo migratorio de manera digna”, expresó González.
Sin embargo, advirtió que “ahora no es el tiempo de emigrar” a Estados Unidos y explicó que mientras no haya cambios legales sustantivos, seguirán aplicando su normativa migratoria.
Ambos funcionarios recalcaron que contener la migración irregular sigue siendo la prioridad principal del gobierno estadounidense para la región. Sin embargo, explicaron que esto implica un enfoque más amplio que el de la administración Trump: en lugar de solo atender los síntomas de la migración, quieren atacar las causas de esta, la inseguridad, falta de oportunidades económicas, corrupción y la débil institucionalidad democrática en la región. Estos factores dañan las condiciones de vida en Centroamérica y motivan el éxodo masivo a EE. UU., explicaron.
Estas declaraciones se dan mientras la frontera sur estadounidense está volviendo a llenarse de migrantes que intentan cruzar de manera irregular, y mientras los centros de detención vuelven a hacinarse.