Fuerza Armada obliga al personal de tropa a firmar contrato de trabajo cada tres meses

Reclutar a cientos una o dos veces al año es una táctica para financiar pensiones, afirman las fuentes. A cada elemento de tropa le descuentan pensión y un fondo de ahorro pero al término de nueve años o menos, causan baja y ese dinero no lo pueden reclamar, afirman los afectados.

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El personal de tropa de la Fuerza Armada fue empleado en tareas de alto riesgo de contagio durante la pandemia de COVID-19. Foto EDH / Archivo

Por Jorge Beltrán Luna @Jbeltranluna_

2021-07-05 9:20:36

Juan (nombre ficticio) lleva más de dos años de estar trabajando en la Fuerza Armada como soldado de primera clase gana más de 400 dólares mensuales con el bono de 200 dólares que les dan, lo cual representa una cantidad muy por encima de los 120 dólares que ganaría si trabajara jornaleando en las fincas cafetaleras de Tacuba, Ahuachapán, de donde es originario.

Pero Juan vive en con incertidumbre. No sabe cuándo dejará de percibir esa cantidad que para él resulta un buen sueldo con el que ayuda a sus padres y a sus hermanos que trabajan en la agricultura.

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La zozobra se deriva de que, según Juan y otros militares consultados, la Fuerza Armada obliga a cada soldado que decide quedarse después de hacer su tiempo obligatorio (18 meses de servicio), a firmar un contrato laboral cada tres meses.

La incertidumbre de perder sus ingresos llega casi a tormento. Juan comenta que con esa inseguridad laboral no tiene el valor de aplicar a un crédito, no sea que después no pueda continuar pagándolo.

FONDO DE RETIRO

Art. 45.- ESTABLECIMIENTO. Los afiliados que se retiren del servicio activo habiendo efectuado ciento veinte o más cotizaciones al Fondo de Ahorro, tendrán derecho a percibir del Instituto una asignación que se denominará Fondo de Retiro. * Ley del IPSFA

Tampoco puede endeudarse comprando al crédito alguna parcela de terreno para edificar su propia casa o cualquier electrodoméstico.

Tres meses pasan rápido y el personal de tropa, categoría en la que encajan los soldados rasos, los cabos y subsargentos, está a merced de la discrecionalidad de los jefes militares.

Mas cuando ya se aproximan a los diez años (otros dicen que son siete), irremisiblemente son dados de baja, perdiendo así su salario.

De acuerdo con las fuentes, esa es la razón por la que cada año, en por lo menos dos ocasiones, en las redes sociales la Fuerza Armada informa sobre la juramentación de 1,000 o más elementos de tropa.

Estos son los que reemplazan a igual cantidad de tropa que sale de baja, la mayoría obligadamente porque no les renuevan el contrato de trabajo.

“Detrás de cada tuit triunfalista de la Fuerza Armada o del presidente de la República de que juramentan 1,000 reclutas está la historia triste de otros tantos jóvenes a quienes se les quita el trabajo”, dice un sargento que, como pocos, tuvo la suerte de ascender a ese grado y continuar en la institución castrense con el grado de suboficial.

El Diario de Hoy gestionó la versión oficial de la Fuerza Armada sobre estos señalamientos, través de la Dirección de Comunicaciones y Protocolo (DCP), sin embargo, como en otras ocasiones, la institución castrense guardó silencio, no opinó.

Durante las diversas tragedias causadas por fenómenos naturales, el personal de tropa acude a ayudar a la población. Foto EDH / Yessica Hompanera

Ascender a sargento, la clave para quedarse

Quienes logran llegar al grado de subsargento y quieren continuar dentro de la Fuerza Armada, luchan por ser tomados en cuenta para el curso de comando de montaña, que se imparte en el Destacamento Militar No. 4, con sede en San Francisco Gotera, departamento de Morazán.

El curso de comando es un requisito para quienes quieren optar a ascender al grado de sargento. Ya con ese grado, pasan a la categoría de suboficiales y pueden asegurar su permanencia en la institución castrense; aseguran su fuente de trabajo.

Pero si ser tomado en cuenta para el curso de comando es una odisea, para superarlo deben jugarse la vida. Sí, porque además de ser sometidos a un entrenamiento muy duro y riguroso, en el mismo se cometen muchos abusos y arbitrariedades, con el fin de desertar a la mayoría de aspirantes, según comentan militares.

Según diversas fuentes castrenses, eso fue lo que sucedió el sábado 17 de abril con el subsargento Miguel Ángel Méndez Romero, quien se ahogó en una poza del río Torola, durante una prueba de resistencia acuática.

Méndez Romero estaba en el curso de comando porque quería ascender a sargento; ya no quería volver a trabajar en las fincas de café junto a su padre.

Por lo menos dos veces al año, cientos de jóvenes son juramentados como soldados para reemplazar a otros tantos que serán dados de baja antes de que cumplan diez años de servicio. Foto EDH / Archivo

Antes de llegar a los diez años de servicio, aunque tengan habilidades especiales, los subsargentos automáticamente son dados de baja. Existen directivas o disposiciones que ya establecen cuánto tiempo es lo máximo que un elemento de tropa puede permanecer con un grado.

Una ilegalidad que se soporta por mera necesidad

Los descontentos con la inestabilidad de trabajo no solo es Juan. Como él hay mucho soldados que, a decir verdad, dicen estar muy satisfechos con los bonos que reciben, uno de alimentación y otro por estar en el Plan Control Territorial.

A un soldado de tercera clase, el más recluta, le dan de sueldo 227 dólares pero ya con los bonos se le hacen casi 500, aseguran.

Es una cantidad muy por encima del sueldo que pueden ganar en tareas de agricultura, en el campo, de donde la mayoría de soldados es originaria, afirman.

Varios soldados consultados bajo el anonimato afirmaron que de su sueldo base les descuentan 15 dólares como pensión, cuando son soldados. Para los cabos, el descuento es de $19.59 y a los subsargentos, $21.24.

Las fuentes aseguraron que ese dinero no les es devuelto cuando son dados de baja precisamente porque no los dejan llegar a los 10 años.

Altos jefes militares consultados dijeron que esa práctica se viene realizando en la Fuerza Armada desde hace varios años, aunque eso de hacerlos firmar contrato cada tres meses inició en esta gestión presidencial, afirmaron.

A la vista de la tropa tanto como de los jefes militares consultados, esa práctica es a todas luces ilegal porque atenta contra el derecho a la estabilidad laboral, pero hasta el momento nadie ha querido denunciarlo formalmente porque, de todas maneras, no creen que el Ministerio de Trabajo les preste atención.

No les devuelven el fondo de retiro

La Fuerza Armada no le descuenta a la tropa solo fondo para pensión, sino también les hacen un descuento llamado Fondo de Ahorro, que entre los militares se conoce como Fondo de Retiro; este descuento es un poco menos que la cotización de pensión.

Según el art. 45 de la Ley del Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada (IPSFA), ese dinero se debe devolver a quienes se retiran luego de haber efectuado 120 o más cotizaciones, es decir, quienes se van de la Fuerza Armada después de cumplir 10 años de servicio.

Esa ley manda que a quienes se van de baja después de las 120 cotizaciones o más, se le entregue el equivalente a un sueldo mensual por cada año de servicio.

Las fuentes aseguraron que ese dinero tampoco es devuelto a la tropa cuando les dan la baja. Se lo queda el IPSFA, señalan.

El Diario de Hoy gestionó una entrevista con las autoridades del IPSFA para que dieran su versión respecto de si es cierto que no entregan esos fondos al personal de tropa que se va de baja antes de cumplir las 120 cotizaciones y si ese dinero se ocupa para pagar a sus pensionados.

Al cierre de esta nota, el IPSFA no había respondido tal solicitud.

Dos mil reemplazos cada año

En 2020, la Fuerza Armada juramentó a 2,448 nuevos soldados, de acuerdo con documentos oficiales, y en 2021 se espera que juramente otra cantidad arriba de los 2,000 elementos de tropa, segmento de militares en el que están comprendidos los soldados rasos, los cabos y subsargentos.

Luego de 15 semanas de entrenamiento en el Destacamento Militar No. 3, con sede en La Unión, los nuevos reclutas son incorporados a tareas de seguridad y otras actividades de la Fuerza Armada.

De acuerdo con las fuentes, la verdadera intención de que entren 2,000, o más, nuevos reclutas cada año es para sacar igual cantidad.

De esa forma, las cotizaciones no devueltas a los que se van de baja, ayudan a financiar las pensiones para una institución que lleva muchos años de estar desfinanciada, explicaron. Otras fuentes dijeron no saben qué destino tienen esos fondos; lo cierto es que a la tropa que se va de baja no se lo entregan.