Economía salvadoreña la segunda más golpeada en la región, según FMI

Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) la economía salvadoreña será la segunda más golpeada de la región en 2020 por los efectos del COVID-19.

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Aumento del desempleo, caída en remesas y en las exportaciones, serían parte de los impactos del COVID-19. Foto EDH/Archivo.

Por Tania Urías

2020-04-15 5:46:33

El Salvador experimentará una contracción económica que llegará hasta el -5.4% del PIB en 2020, lo que significará una pérdida de siete puntos porcentuales de la cifra de crecimiento actual, según publicó este martes el Fondo Monetario Internacional en su informe de Perspectivas Económicas que advierte el impacto del COVID-19 a nivel global.

Esta es la proyección más baja para el país anunciada por un organismo internacional y podría provocar una crisis económica sin precedentes, señalan economistas consultados.

Para Rigoberto Monge, de la Asociación Salvadoreña de Industriales, ASI, la contracción económica proyectada por el FMI está directamente relacionada con una caída en la demanda por bienes y servicios de consumo de parte de las familias salvadoreñas obligadas al confinamiento para frenar la pandemia.

También, al cierre parcial de varias industrias y de pequeños negocios, la caída de rubros como el turismo, construcción y otros.

Monge, además advierte que la contracción económica proyectada por el FMI provocará una notoria baja en las exportaciones.

El economista calcula que la caída en las exportaciones podría rondar el 15% a lo que el país exportó en 2019 (que rondó los $6,000 millones), esto quiere decir una pérdida de ingresos de unos $900 millones.

También podría generar una caída de las remesas familiares en hasta un 10% respecto al año anterior. En 2019 el ingreso por remesas fue de $5,600 millones. Un 10% significa $560 millones de dólares menos.

Más desempleo y pobreza
Pedro Argumedo, economista de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) señaló que la contracción económica también provocará una fuerte pérdida de empleo, más pobreza y un mayor deterioro fiscal.

“En la crisis financiera de 2009, la economía se contrajo en -2.1% de acuerdo al Banco Central de Reserva. En aquel entonces se perdieron 40,000 empleos formales, si la contracción va a ser el doble, es muy probable que perdamos unos 80,000 empleos formales y la mayoría no son pobres, lo que significa que va a haber un aumento de la informalidad y de la pobreza en el país”, advirtió el economista.

De acuerdo con Argumedo, la pérdida de empleos representa lo que el país generó en aproximadamente ocho años.

Además muchos ingresos se verán disminuidos, lo que significa que la gente va a tener que consumir aquellos bienes y servicios absolutamente indispensables y las empresas que ofrecen bienes y servicios considerados no indispensables van a entrar en crisis porque la demanda para ellos va a bajar.

Esto último significará menos ingresos para el Gobierno y una afectación en la recaudación fiscal, explicó Monge, lo que se traducirá en un aumento del déficit fiscal- que rondaría los $700 millones y que podría duplicarse.

“Fácilmente el déficit va a sobrepasar los $1,000 millones, la necesidad de recursos tendría que provenir de préstamos y ya la Asamblea le autorizó al Gobierno una deuda de $2,000 millones de dólares, no sería nada remoto que el Ejecutivo busque más recursos en concepto de préstamos para financiar el crecimiento y con esto aumentar la deuda pública”, dijo Monge.

Activar un plan económico
Los economistas consultados creen que el país experimentará lo peor de la crisis en el primer semestre de 2020, pero se espera que 2021 se comience a recuperar la economía, sin embargo, depende de acciones que se tomen de inmediato.

“Además del equipo que dicta medidas de prevención, el Gobierno debería tener otro, que esté trabajando en un plan de recuperación económica empresarial por lo menos para el segundo semestre en adelante. Debería enfocarse en eso”, recomienda Argumedo.

Ambos economistas reconocen que las medidas tomadas para contener la pandemia son necesarias, pero ya debe comenzar a pensar en un plan de reactivación económica que permita que la contracción no sea tan dramática para el país.

Levantar poco a poco las medidas restrictivas, siguiendo normas y protocolos internacionales y estimular el financiamiento de la pequeña y mediana empresa, además de crear un fondo de emergencia para las mypes del sector informal, son parte de las propuestas.

Argumedo expresa que para evitar una caída estrepitosa de la economía se debe establecer acuerdos del sector público con el sector privado que permitan la toma de las decisiones acertadas.

Reactivar el aparato productivo de manera paulatina, abrir plantas en zonas donde no se reportan contagios y aprovechar los recursos del sector privado para proveer al país de insumos médicos o de higiene, son otras estrategias planteadas.