Rodolfo Delgado, fiscal general impuesto por el oficialismo, aceptó que la Policía y Fiscalía desconocen el paradero de Flor María García, quien desapareció el 16 de marzo pasado y confirmó que cuentan con las pruebas suficientes para determinar que Joel Omar Valle Leiva, esposo de Flor, planeó su desaparición.
Foto EDH/ Jonatan Funes
Joel Valle fue capturado la tarde del pasado viernes 25 de junio en su residencia, localizada en la calle que de Cojutepeque conduce a San Ramón, en donde también vivía Flor hasta el día en que fue reportada como desaparecida por el mismo Joel.
En los allanamientos, realizados por la policía y la Fiscalía, también fue capturado Francisco Boanerges Valle, primo de Joel, como cómplice necesario, según informó el ministro de Justicia, Gustavo Villatoro.
Foto EDH/ Jonatan Funes
“Por la cercanía del victimario, la investigación ha sido compleja y ha demandado realizar pericias diferentes a otros casos de delincuencia común, pero tenemos evidencia sólida”, expresó Villatoro.
El ministro detalló que el primer acusado planificó y ejecutó la desaparición de Flor; el segundo, ayudó a cometer el delito.
Por su parte, Delgado explicó que, con el apoyo de pruebas realizadas por el órgano judicial, pudieron identificar evidencias en el cuerpo de Joel que, sumados a otros indicios, delatan la autoría y la complicidad de los dos capturados. Una fuente extraoficial declaró a El Diario de Hoy que el hombre presentaba varios rasguños en su cuerpo, posterior a la desaparición de Flor.
Sin profundizar, el ministro agregó que, en estos tres meses de investigación, se llevaron cabo entrevistas, trabajo de inteligencia y pericias a teléfonos móviles y que todas las evidencias encontradas señalan a los dos detenidos como responsables.
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Flor vivía, desde hace más de seis años, junto a Joél, con quien tiene dos hijos; sin embargo, fue hasta hace tres años que decidieron casarse, a pesar que habían tenido problemas de pareja, según explicaron familiares de Flor, días después de la desaparición.
Tras la captura de Joel, como principal sospechoso, las autoridades informaron que los dos niños, hijos de la pareja, fueron entregados a parientes cercanos para su resguardo durante el proceso.
La familia de Flor mantiene una campaña constante de búsqueda y esperan que las autoridades continúen con las investigaciones, hasta dar con su paradero.
Durante la presentación de los imputados, el director de la Policía, Mauricio Arriaza Chicas, dijo que siguen las investigaciones para dar con el la ubicación de Flor, “pero no vamos a pronunciarnos en este momento sobre ese punto”, justificó.
Los capturados serán presentados en los juzgados en las próximas 72 horas, dentro del término establecido por la Ley y serán acusados por el delito de Desaparición de personas, regulado en el artículo 148-A, del Código Penal y que tiene penas de entre 15 y 25 años.
El caso
Flor María García, de 33 años, trabajaba como auxiliar en el consultorio odontológico de su esposo, Joel Omar Valle Leiva, localizado en el centro de Cojutepeque.
Según relató Joel, a los familiares de Flor, y a las autoridades de la PNC y la FGR, el martes 16 de marzo, la joven salió a las 6:30 de la mañana hacia San Salvador, para ir a comprar insumos médicos que faltaban en la clínica.
Aunque Flor tenía carro, Joel dijo que ella había viajado en el transporte colectivo y que no había llevado su celular porque había olvidado cargarlo la noche del lunes, por lo que no había forma de comunicarse o rastrearla.
El hombre agregó que, cuando ella salió, él estaba dormido, por lo tanto no vio qué ropa usaba cuando partió hacia San Salvador.
Ocho días después de su desaparición, sus familiares expresaron a El Diario de Hoy que dudaban que Flor hubiera viajado a la capital, como Joel les había asegurado el día de su desaparición. “Nosotros pensamos que quizás a ella le pasó algo en Cojutepeque”, expresó en ese momento Isabel García, hermana de Flor.
La noche anterior a su desaparición, Flor se comunicó a las diez de la noche a través del chat de hermanos que tienen en común, y en ningún momento les comentó que tenía previsto viajar a la capital.
En las primeras semanas, como respuesta a la lentitud de las autoridades, los familiares de la desaparecida realizaron una serie de actividades públicas para exigir la búsqueda de la joven, incluso los parientes que vivían en el exterior dejaron todo atrás para unirse a la labor; sin embargo, Joel se mantuvo alejado de toda diligencia.
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Mientras los familiares realizaban la primera acciones, en el parque central de Cojutepeque, él se encontraba, junto a sus hijos, en la vivienda.
Al ser consultado por este medio sobre el caso, se limitó a decir que no se sentía bien para poder hablar y que no sabía nada sobre la actividad que los familiares de Flor estaban realizando en la localidad.
Flor conoció a Joel Valle, quien luego llegó a ser su esposo, mientras trabajaba en un call center en San Salvador. Después de vivir juntos, y tener su segundo hijo, Flor sorprendió a su familia cuando les informó que se casaría, pues habían tenido problemas antes.
Ambos forman parte de la Iglesia Bautista Emmanuel y, días previos a la desaparición de la joven, habían participado en un retiro espiritual de pareja. “Ella estaba contenta porque sentía que eso le ayudaba en su hogar”, comentó un familiar.
Tras la captura de Joel, como principal sospechoso en la desaparición de Flor, los familiares de ella expresaron que él siempre fue una persona totalmente indiferente y alejado de los parientes de Flor.
Llamado a Denunciar
El ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, hizo un llamado a padres de familia, hijos y familiares a denunciar los casos de violencia intrafamiliar que se presenten en su entorno.
“Lo que nos deja bien claro este caso, y otros que surgen en la intimidad de la familia, es que tenemos que estar pendientes de nuestro hijas (os) cuando nos reporten que han sido víctimas de agresión por parte de su compañero de vida, son casos que no tenemos que dejar pasar a la ligera y tenemos que buscar el apoyo de las instituciones”, indicó.
El funcionario sugirió hacer redes entre familiares para tener un monitoreo constante de este tipo de situaciones en las familias. Agregó que ninguna violencia puede ser considerada como normal.
“La violencia intrafamiliar tenemos que tratarla, reportarla y alejarnos (en caso de ser víctimas). En este caso, si las familias hubieran estado más conectadas, en torno a la violencia que se vivía en el interior, pudo haber tenido otro desenlace”, finalizó.