El potente huracán Dorian de categoría 4 obligó ayer a los habitantes al norte de Bahamas a evacuar sus residencias debido a que las autoridades estadounidenses prevén torrenciales y feroces vientos de hasta 240 kilómetros por hora.
La trayectoria de la tormenta hacia el norte podría evitar un golpe directo a los Estados Unidos, pero eso no significa que Florida, Georgia y las Carolinas no presenten inundaciones mortales.
El primer ministro de Bahamas, Hubert Minnis, pidió ayer con urgencia a toda la población que habita en cayos de las Islas Ábaco y Gran Bahama que se traslade a áreas seguras, tras recibir información de que decenas de residentes permanecen en zonas vulnerables a horas de la llegada de Dorian. “Las casas y las estructuras se pueden reemplazar, las vidas no”, dijo.
Los turistas ya fueron enviados a refugios en escuelas, iglesias y otros edificios. En los últimos dos o tres días, el huracán ha provocado hasta un metro de lluvia, vientos devastadores y suscitado una anormal crecida en el nivel del mar, según el meteorólogo Ryan Maue.
Jeffrey Allen, residente de la ciudad de Freeport, en la isla de Gran Bahama, dijo que ha aprendido la lección después de varias tormentas por las que a veces los pronósticos no se materializan, pero que es sensato tomar precauciones. “Es casi como si uno estuviera a la expectativa, esperando que nunca sea tan malo como dicen”.
De acuerdo con las autoridades estadounidenses, el archipiélago de las Bahamas es propenso a enfrentar fuertes tormentas cada cuatro años en promedio.