VIDEO: En Cara Sucia, 131 niños migraron ilegalmente a EE. UU.

Desde enero, los menores abandonaron la escuela para viajar a Estados Unidos de manera ilegal, y eso provocó el cierre de secciones completas en las escuelas.

Muchos de los niños que viaja hacia Estados Unidos desde Cara Sucia, cruzan la frontera de La Hachadura a través de puntos ciegos en el río Paz.

Por Óscar Portillo

2019-11-17 5:45:56

Era la mañana del 10 de noviembre de 2013 cuando Nery Vargas, de 15 años, comenzó la travesía que lo llevaría hacia Estados Unidos. Su objetivo no era encontrar el sueño americano, sino reunirse con su madre, que lo dejó cuando tenía cinco años.

El ideal de reencontrarse con ella terminó cinco días después, cuando la coyota que guiaba a Nery se contactó con su familia en El Salvador, para informarle de su repentina muerte en el estado de Veracruz, México. Así lo relata el padre del joven.

El caso de Vargas es, probablemente, el más impactante de la última década en Cara Sucia, cantón de San Francisco Menéndez, Ahuachapán. En ese municipio, fronterizo con Guatemala, pareciera ser normal que niños y adolescentes dejen la escuela con el fin de viajar hacia Estados Unidos.

Hasta septiembre de 2019, el Centro Escolar Cantón Cara Sucia, una de las escuelas más grandes, contabilizó 98 niños que abandonaron la institución a causa de la migración, según datos que los maestros recolectan.

El río Paz es frontera entre El Salvador y Guatemala. Según el relato de los locales, muchas de las familias que migran en la zona, utilizan lanchas clandestinas para viajar de orilla a orilla. Fotos EDH / Óscar Portillo.

La directora, Jenny Mendoza, manifestó que el año lectivo 2019 comenzó con más de mil estudiantes matriculados, pero debido a la migración, ese número fue disminuyendo.

“Sufrimos el problema de migración. Los chicos se nos van y no se nos va uno solo, sino que se nos van por familia”, relata la maestra y añade que solo en 2019, durante el mes de mayo, 30 estudiantes abandonaron la escuela a la vez. “Podríamos decir que una sección completa se nos retiró.”, manifiesta.

Sucede en todo el pueblo
A unas cuantas cuadras de la escuela en donde Jenny es directora, se encuentra el Centro Escolar José Antonio Salaverría. La directora, Ana Ramírez, asegura que, cada mes, se retiran entre nueve y doce estudiantes. La razón es siempre la misma: migrar hacia Estados Unidos. Este año, 33 menores desertaron en esa institución educativa. Elevando la cifra a 131 niños migrantes.

“Aquí ha sido muy común. Aproximadamente, desde hace dos años, se ha notado con más frecuencia.”, afirma. Ella también explicó que, a pesar que los estudiantes regresen deportados, con algún impacto psicológico o alguna lesión, los jóvenes no pierden la motivación de seguir intentado irse. “Ellos están desesperados”, describe.

Desde 2017, es evidente un repunte de casos de migración en todos los institutos del cantón. Según manifiestan las directoras de los centros educativos, esto se debe a la pobreza y a la mala información que reciben las personas, pues hace unos años, los niños y adolescentes migraban en solitario, pero ahora eso es menos frecuente, ya que la familia va con la idea que si los padres son capturados en la frontera de Estados Unidos con niños, hay más facilidad para que todos puedan ingresar por alguna vía a ese país.

La División de Seguridad Fronteriza de La Hachadura, cercana a Cara Sucia, registró, hasta el 13 de noviembre de 2019, 70 casos de tráfico de personas. Los meses con más capturas fueron entre abril y junio. Entre esos casos habían niños y adultos que intentaban cruzar por puntos ciegos, como varios tramos del río Paz, cerca del caserío Puente Arce, contigua a la Aduana.

Según agentes de esa División de la PNC, a 500 metros del la frontera hay una balsa que utilizan los coyotes para transportar a los niños que llevan fuera del país, sin sus padres.

Cifra de Migrantes

42,000 detenidos

De acuerdo a un informe de las autoridades migratorias de Estados Unidos, esa es la cantidad de migrantes detenidos, un 14 % menos que el mes pasado.

A seis años de la muerte de Nery
La mirada del padre de Nery es la de un hombre impotente, que no pudo hacer nada para ayudar a su hijo. Relata que el joven le avisó, un día antes del viaje, que se iría a Estados Unidos. El plan del viaje había sido hilvanado por Nery y su madre, durante semanas, sin que él se enterara.

Él no pudo oponerse alas ansias de su primogénito de reunirse con su madre. “Me dijo que el deseo de él era estar con la mamá. Es algo que uno no les puede quitar”, exclama.

La fecha del vieja llegó y las irregularidades se comenzaron a presentar. Cuando se dirigían a la frontera La Hachadura, Nery recibió una llamada en la que le dijeron que el punto de reunión había cambiado y que debían de irse hacia Santa Ana. Ahí habría un microbús que esperaría al joven. Las sospechas del padre comenzaron a levantarse tras esa llamada y le comentó a su hijo que eso le parecía extraño.

FRASE

“Escuché que iban a reclutar niños para la mara. Fue por eso que decidí emprender el camino, por la seguridad de mis hijos”.

Xiomara (Nombre ficticio), madre de menor migrante de Cara Sucia

Una vez en el lugar, la coyota que guiaría a Nery no estaba, sino que era otra persona. El padre le advirtió eso a su hijo, pero el joven estaba decidido a partir. Esa mañana fue la última vez que él vio a Nery con vida.

Durante los siguientes días, la familia del joven intentó, en vano, comunicarse con él. Las llamadas no enlazaban o la coyota ponía excusas como que Nery no estaba disponible.

Tras cinco días, el padre de Nery recibió la peor llamada de su vida. La coyota le informó sobre la muerte de su hijo. “El mundo se me vino abajo”, relata. Según la narración que la coyota le dio al hombre, Nery murió “por un dolor de cabeza”. El hombre no encontraba razón en esa explicación, pues Nery estaba en perfecto estado de salud cuando salió de ElSalvador y no habían indicios de una enfermedad que le pudiera causar la muerte.

Roxana (nombre ficticio), tía de Nery, estuvo involucrada en el proceso de repatriación del cuerpo de su sobrino. Ella cuenta que en ese momento, la coyota les pedía cerca de 11,000 dólares por repatriar el cuerpo del joven. Tras conseguir el dinero, se lo enviaron a la mujer que posteriormente pidió una segunda cantidad de dinero. En esta ocasión, ella pedía 5,000 dólares.

Roxana y su hermano se contactaron con el Consulado de El Salvador en México para que interviniera en el proceso y, luego de ello, el cuerpo de Nery llegó a El Salvador el 22 de noviembre de 2013 y no debieron hacer el segundo desembolso de dinero. “El venia abierto desde la yugular hasta el tórax y traía unas puntadas gruesas como las que les hacen a los sacos de maíz”, relata Roxana.

Luego que las autoridades lograron repatriar el cuerpo de la víctima, el padre de Nery afirma que recibió amenazas por parte de esa misma coyota. Personas armadas llegaban a su casa y, según él, esas eran represalias por no haberle pagado el segundo desembolso.

La tía de Nery manifiesta que, al momento de su partida, el joven estaba a una semana de graduarse de noveno grado. Un peldaño más hacia su sueño de convertirse en abogado. “A estas alturas ya estaría avanzado en su carrera universitaria”, dice.

Temor a que los recluten las pandillas
Durante la entrevista a la directora del Centro Escolar Cantón Cara Sucia, la maestra comentó que, de los 98 niños que dejaron el instituto, tres fueron deportados. Uno de ellos volvió a irse y los otros dos se reintegraron a clases. Uno de ellos es Martín, que junto a su madre, Xiomara (nombres ficticios), y sus dos hermanos, decidieron viajar de manera ilegal hacia Estados Unidos el 3 de mayo de 2019.

Xiomara explica que nunca tuvo necesidad económica para irse, pues con su pequeño negocio sostiene a sus hijos y puede sobrellevar la carga del hogar. Pero el motivo por el cual decidió migrar fue porque en Cara Sucia, pandilleros comenzaron a reclutar jóvenes y temía que su hijo se uniera a las pandillas.

FRASE

“Los chicos se nos van y no se nos va uno solo, sino que se van por familia. Hace dos años se ha notado con más frecuencia”.

Ana Ramírez, directora de Centro Escolar

“Mi gran razón fue porque aquí donde vivo tengo un negocio de venta de tortillas y con eso sostengo a mis tres hijos”, relata la mujer y explica que en una ocasión, envió a su hijo de 14 años (Martín) a hacer una diligencia y consiguió observar que un grupo de jóvenes de la localidad lo observaban a la distancia, “con malas intenciones”, señala la madre del menor. “Fue por eso que decidí emprender camino”, añade y confiesa que atreverse a recorrer la ruta migratoria hacia Estados Unidos fue una decisión que tomó únicamente por la seguridad de sus hijos. “Porque escuché que iban a reclutar niños para la mara”, relata Xiomara.

Al enterarse de la situación y del riesgo que corría su hijo, la madre se contactó con un coyote que le cobró 4,000 dólares por llevarse a los cuatro miembros de la familia. A pesar que fue una decisión apresurada, ella estaba contra las cuerdas y fue la única solución que encontró para su problema.

“Fue de un momento a otro que agarre camino”, expresa Xiomara y recuerda cómo comenzó su travesía. “Me fui desesperada y sin pensar lo que podía encontrar”, y añade que su plan consistía en intentar llegar lo más lejos posible y si no conseguía cruzar la frontera y era capturada por los agentes fronterizos de México o Estados Unidos, su forma de escape sería contactarse con su hermano para que llegara a recogerla, a ella y su familia, para regresar al país.

Xiomara estaba dispuesta a seguir las órdenes del coyote al píe de la letra y su palabra se había convertido en lo único que lo que la mujer y sus hijos podían confiar. Ella expresa que el coyote le dijo que, al momento de llegar a la frontera de Estados Unidos con México, ella debía entregarse a la Agencia de Inmigración de Estados Unidos, pues según él, ellos se encargarían que Xiomara y sus hijos cruzara la frontera y se reuniera con su hermano, quien ya la estaría esperando.

“Él me había dicho (el coyote) que allí estaban agarrando a los migrantes con los niños”, vuelve la mujer a sus recuerdos. “Me dijo que cuando la migra lo agarrara a uno, ellos lo entregaban a sus familiares”, narra, Xiomara, las palabras que recuerda de su platica con el coyote que la guiaba.

Esperanzada a la promesa de aquel hombre, ella imaginaba un mejor futuro para sus hijos en Indiana, Estados Unidos, pero luego de cinco días de viaje, el autobús en el que se transportaba Xiomara, Martín, sus dos hermanos y otras 22 personas, fue interceptado por policías federales en el estado de Tabasco, México. Ellos fueron enviados a un albergue, durante 16 días, en Villahermosa.

Exactamente un mes luego de su partida, Martín y su madre se acercaron al Centro Escolar Cantón Cara Sucia para que el joven se reintegrara a las clases. Jenny Mendoza explicó que a los alumnos se les otorga un mes de gracia luego que ellos regresan del viaje.

Ella y las otras directoras de los institutos del cantón no creen que la tendencia de niños migrantes vaya a disminuir y con lo único que pueden ayudar es dando charlas de prevención y concientización.