Los estudiantes del Complejo Educativo Cristóbal Ibarra Mejicanos recibirán su educación en instalaciones mejor adecuadas, luego que la embajada de Japón financió un proyecto de mejoramiento de la insfraestructura.
El proyecto fue inaugurado el pasado 1 de noviembre por el embajador nipón, Kazuyoshi Higuchi; el alcalde de Cuisnahuat, Gustavo Sierra; el director de la Departamental de Educación de Sonsonate, Saúl Ventura, padres de familia y alumnos de la institución.
Antes de la remodelación, las instalaciones no eran las adecuadas para los estudiantes, ya que una parte de ellos recibían clases en el auditórium del centro escolar y otra parte en un pequeño quiosco.
Los espacios del complejo no poseían las condiciones pedagógicas necesarias y durante la época de invierno los estudiantes eran afectados debido a las inclemencias del clima.
Las aulas más antiguas también necesitaban mejoramiento porque presentaban deterioro en el sistema eléctrico, techos y cielo falso en mal estado; además, necesitaba la reparación de aspectos generales de mantenimiento como de pintura y acabados.
Las autoridades identificaron estas condiciones dentro de la escuela y acudieron al Programa de Asistencia Financiera No-Reembolsable para Proyectos Comunitarios de Seguridad Humana (APCS), que brinda la embajada del Japón, quienes decidieron colaborar con $73,850.00.
El donativo se utilizó para invertir en la construcción de dos aulas, la reparación y mejoramiento de cinco aulas existentes, los baños de parvularia y un tanque de almacenamiento de aguas lluvias.
El proyecto que realizó la representación diplomática fue en conjunto con el Ministerio de Educación, la alcaldía de Cuisnahuat y la comunidad.
Los habitantes de la zona colaboraron y trabajaron arduamente para que sus hijos puedan gozar de mejores condiciones para el aprendizaje, explicó la embajada por medio de un comunicado.
Este mejoramiento de la infraestructura contribuye a que más de 1,000 alumnos cuenten con las instalaciones adecuadas para aprender, agregaron.
Aseguran que a través de estas actividades Japón fomentan la denominada “seguridad humana”, un concepto que promueve a proteger el derecho de la gente a llevar una vida feliz y digna, libre del temor y la miseria, a través de su protección y el desarrollo de sus capacidades.