Elizabeth Baires, una guerrera que lucha en la batalla de la esperanza

En 2017, a Elizabeth Baires le tocó afrontar el diagnóstico de cáncer de mama. Hoy tiene una nueva vida y es más fuerte que nunca, así lo refleja su historia.

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Elizabeth Baires es una mujer llena de vida que además ayuda en esta lucha. / Foto Por EDH

Por David Cañenguez

2019-10-19 5:30:36

Con una dulce voz que irradia alegría y valentía, Elizabeth Baires se define a sí misma como una mujer luchadora, y su relato lo confirma.

Madre de dos hijos, licenciada en Comunicaciones y docente, en síntesis, una mujer imparable y llena de vida a quien en 2017 le notificaron sobre su cáncer de mama, al que ella le quitó el adjetivo de “amargo” y lo sustituyó por fuerza y fe.

Fue diagnosticada en diciembre, pero en ese momento no se realizó la cirugía. “Tuve temor, pero en abril me hice una biopsia. No era operable, sino que era para ir a quimioterapia y reducir el tumor. Después llegamos a la cirugía donde me hicieron una mastectomía radical y le siguieron una serie de quimioterapias y radioterapias”, comentó.

Luego de que los doctores le dieran la noticia, su estado de ánimo cambió, “entré en una tristeza, me encerré en mí misma y pronto reaccioné, tenía a mis hijos y debía seguir adelante por ellos”.

El panorama comenzó a tornarse difícil cuando no le dieron la oportunidad de continuar en su trabajo por el hecho de padecer la enfermedad. “De repente me quedé sin seguro, sin un empleo, esto se trata de humanidad y no la tuvieron conmigo”, señaló. A pesar de los obstáculos que tuvo que enfrentar, siguió en pie de lucha.

Una nueva vida

Afrontar una enfermedad como esta no resulta fácil. Baires explicó que la fe en Dios, el apoyo de sus cercanos y de sus hijos se convirtieron en los motores que la impulsaron a luchar contra el cáncer.

“Cuando entré en el tratamiento descubrí quiénes estaban conmigo, uno se da cuenta de que no todos son tus amigos y empiezas a contar con los dedos de las manos los que están en esta prueba tan difícil. Porque cuando tienes abundancia te rodean muchas personas, pero cuando te ven mal de salud se alejan”, sostuvo.

Elizabeth sostiene en sus manos unos pendientes de lazo cruzado rosa, símbolo universal de apoyo a la lucha contra el cáncer, que afecta a un importante número de mujeres en el mundo.

Sin embargo, expresó que Dios la acercó a otros seres, a quienes define como amigos incondicionales. Elizabeth aclaró que sus hijos son todo para ella, los ve y la llenan de paz. Ella expresó, determinada, que quiere asegurarse de formar bien el carácter de sus retoños, esto la hace mantenerse fuerte.

Al relatar su historia, en todo momento se mostró serena. Hizo un llamado a los salvadoreños, a que no descuiden su salud, que sigan las indicaciones de los médicos “porque si no será demasiado tarde, acá cada segundo cuenta y uno debe sostenerse de las manos de Dios”, manifestó.

Al consultarle sobre qué aspectos rescata de este proceso, con toda sinceridad respondió que “ha conocido a un Dios de milagros”.

“Tener palabras de vida me inyectan esas energías en los momentos cuando digo ‘no voy a poder’. Aunque es un camino difícil he aprendido a amar, a tener paciencia y a valorar el tiempo que paso con cada persona”, sostuvo.

Todo plazo tiene un término y a Elizabeth le llegó el suyo. Afirmó que las lecciones que aprendió la acompañan y lo harán siempre.
Además, alentó a hombres y mujeres que están pasando por una enfermedad a que no se den por vencidos, “porque la vida es demasiado especial, hay amigos, familias y cercanos que te aman como a nadie”.

Actualmente, pasa tiempo con sus hijos, da clases en dos universidades y asiste a la iglesia. Según sus palabras, le encanta ayudar a otros en lo que puede y participa de las actividades de la Liga Nacional Contra el Cáncer, una organización sin fines de lucro.

“Quiero llevarles un mensaje a las mujeres que padecen cáncer, que Dios no las ha olvidado, decirles que no están solas, todo tiene un propósito en esta vida”, finalizó.