Óscar Ortíz no terminaba de salir de su cargo de vicepresidente de la República cuando ya tenía mucho por hacer. Y decir, de Oriente a Occidente.
Está empeñado en convertirse en el nuevo Secretario General de su agobiado FMLN y va a las elecciones internas del domingo con cierto grado de favoritismo, a decir por las encuestas que deja ver en sus redes sociales.
El Diario de Hoy intentó sin éxito entrevistarlo de cara a las internas de su partido, pero no hubo respuesta a pesar de buscarlo a través de su equipo de prensa y unos mensajes dejados en su cuenta de Twitter. La puerta sigue abierta.
Al presentarse a las elecciones, Ortíz actuó en contra de las directrices de las actuales autoridades del partido, que pidieron a los “históricos” dirigentes apartarse del proceso en un afán por renovar su instituto político, tras la debacle de los pasados comicios donde un exmilitante, Nayib Bukele, se quedó con la Presidencia del país.
El FMLN quedó como tercera fuera y perdiendo más de un millón de votantes.
Hoy, Ortíz nada contracorriente al interior de su partido, va a las internas desconfiado, y acelera en sus recorridos de visita a las bases para decirles que es la mejor opción. No le cayó en gracia que el actual Secretario General, Medardo González, se haya decantado en favor de Arístides Valencia para sustituirlo al frente del partido.
“El voto de la izquierda se respeta, es sagrado”, dijo Ortíz.
“La desesperación y el temor ante la derrota, no puede llevarnos a la ilegalidad en un proceso tan estratégico para la izquierda y nuestro partido. Alerto que tomaremos las medidas necesarias para garantizar que se respete la decisión de la militancia”, agregaba en su cuenta de Twitter al percatarse de la posición de González.
Hay quienes creen que el exvicepresidente podría llevar al FMLN más para un lado de derecha que mantener su perfil de izquierda, pero él se defiende afirmando que advirtió que de no cambiar y de no renovarse, se darían los resultados nefastos que al final obtuvieron en las presidenciales de febrero pasado.
“En ese momento advertí que, si no cambiábamos la conducción del partido, corríamos el riesgo de ir perdiendo el apoyo de las bases y del pueblo. Entonces, me acusaron de reaccionario, de traidor y me descalificaron. Y como hemos visto, la historia me dio la razón”, afirma.
“Pero como revolucionarios que somos, siempre hemos tenido la capacidad de resurgir y reinventarnos. Los verdaderos revolucionarios jamás vamos a abandonar la trinchera de nuestro partido y dejarlo a su suerte. Por eso debemos devolver el poder a las bases, darles la voz y escucharlas”, agrega.
Para él, el papel que juegue la militancia debe ser de cambio, de transformación, de crítica y autocrítica. “No solo limitarse a obedecer órdenes como hasta hoy”, dice.
“Los que llevamos al FMLN en la conciencia y el corazón debemos retomar las riendas del partido y hacer los cambios que sean necesarios para resurgir como un partido fuerte, integrado, conectado y cada vez más cerca de la gente. Debemos recuperar el lugar que tuvimos en el corazón del pueblo y trabajar duro para volver a ser la primera fuerza política de este país”, enfatizó Ortíz.