El primer rascacielos de Centroamérica

Tras el devastador terremoto del 19 de marzo de 1873, San Salvador comenzó una profunda transformación urbanística, para dotarla de estructuras de estilos europeos y hacerla capital de la nueva república cafetalera en construcción.

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Décima Avenida Sur de San Salvador, en 1927. Al fondo, la torre de la Casa Ambrogi. Foto EDH/ Archivo

Por Carlos Cañas Dinarte

2019-05-24 10:15:50

La Casa Ambrogi fue edificada en el predio capitalino donde a inicios del siglo XIX funcionó la residencia del independentista y político vicentino Antonio José Cañas. Fue construida entre 1875 y 1888 con adobe, madera y lámina e inaugurada en 1885, aunque sin concluirle sus obras. Por su torre de cuatro pisos de altura, fue considerada el primer rascacielos de Centroamérica.

Por su presencia y magnificencia, la casa familiar de los Ambrogi fue uno de los símbolos arquitectónicos de la capital salvadoreña de fines del siglo XIX y de buena parte de la siguiente centuria. Era la muestra perfecta de donde se fusionaban la sangre salvadoreña e italiana, junto con los esfuerzos económicos y sociales de una familia de comerciantes oriunda de Apopa con los afanes de un laureado militar originario de la Toscana, llegado a la región centroamericana en medio de las batallas morazánicas.

Esta fotografía de la Casa Ambrogi fue publicada en la revista El porvenir de Centro-América, impresa en la ciudad de San Salvador entre 1895 y 1896.

Aquella enorme casa fue la residencia y hogar de la comerciante apopense Lucrecia Acosta (nacida un 18 de octubre, fue tía materna del poeta, educador y periodista Vicente Acosta y propietaria de una tienda en el mercado municipal capitalino, en el no. 12 de la antigua Calle de Bolívar. Falleció en San Salvador, en la mañana del lunes 10 de julio de 1922) y del ciudadano italiano y general Constantino Ambrogi (general de división desde el 26 de abril de 1876 y brigadier a partir del 28 de agosto de 1885, falleció en la capital salvadoreña, el 4 de septiembre de 1918).

Entre aquellas paredes vinieron al mundo sus múltiples descendientes, entre quienes se contaron al escritor modernista Arturo A. Ambrogi (1875-1936), Víctor, el médico Salvador, Virginia (de Cisneros), Etelvina (una de las estudiantes del colegio mixto Jardín de la Infancia, primer kindergarten nacional, fundado en 1884 y en la capital salvadoreña por la educadora francesa Augustine Charvin, la mentora vicentina Victoria Aguilar y la profesora Carmen Menéndez), Fidelina, María Lidia, Estebana, Cristina y Mercedes (de Gutiérrez).

Arturo Ambrogi fue uno de los escritores centroamericanos inmersos en el movimiento modernista, viajero, cronista, periodista y funcionario. Esta foto suya fue publicada en 1915 en la revista capitalina Actualidades.

Con el paso de los años, la Casa Ambrogi fue usada como sede de diversos comercios y empresas, entre ellas la del Diario del Salvador (1895-1934), uno de los medios impresos más importantes del istmo en aquellos años.

En su edición del viernes 17 de diciembre de 1937, el diario capitalino Patria —dirigido por Alberto Guerra Trigueros, su esposa Margot Turcios y Salarrué— lamentó la puesta en venta del inmueble familiar de los Ambrogi, debido a la acumulación de ejecuciones y juicios promovidos por diversos elementos de dicha familia, cuyos documentos formaban tres piezas judiciales de 200 folios cada una. Para esa subasta pública, el Juzgado Primero de Primera Instancia de lo Civil partió del precio de 150 mil colones, asignado a la propiedad por los peritos Rafael Quintanilla Granados y coronel Ignacio Zepeda. Antes de su muerte, el propio Arturo Ambrogi enajenó una parte de esa imponente residencia a favor de la Sociedad Crédito y Ahorro, por 6 mil colones. En marzo de 1946, la propiedad pasó a manos de la ciudadana alemana Frieda de Deininger, esposa del millonario benefactor Walter Thilo Deininger.

Con el paso de las siguientes cinco décadas, los salones de la Casa Ambrogi albergaron a una parte del grupo familiar original y a una serie de inquilinos, hoteles, zapaterías y muchísimos pequeños negocios.

Debido a los daños sufridos en el terremoto de 1986, la Casa Ambrogi se deterioró. Durante los siguientes 10 años y pese a las denuncias hechas por medios como El Diario de Hoy, ninguna autoridad ni empresa intervino para salvar esa antigua estructura de la San Salvador del siglo XIX. El edificio estaba en la segunda avenida sur y sexta calle oriente de San Salvador.

Dañada por el terremoto del 10 de octubre de 1986, por falta de mantenimiento se vio sometida a las inclemencias de la naturaleza, que finalmente provocaron el colapso de su torre —y su consecuente demolición— en junio de 1996. En la actualidad, su predio es utilizado por un parqueo privado para automóviles, en cuyo costado sur aún puede observarse un mesón, que ocupa el último resabio de la que fue una de las más elegantes edificaciones de la San Salvador de antaño.