Jóvenes Talento, una respuesta a las fallas del sistema educativo

El programa de Jóvenes Talento nació con la idea de captar a los niños y niñas con habilidades en matemática para desarrollar aún más sus capacidades.

El programa Jóvenes Talento nació co la idea de captar a los niños y niñas con habilidades en matemáticas para desarrollar aún más sus capacidades.

Por Xenia González Oliva / @begoliva

2019-08-27 5:55:29

“En el exterior el programa se ha posicionado como un modelo para diversos países. Todos los países miran a El Salvador desde el programa de Jóvenes Talento, como un programa que se debe imitar”, expone Ernesto Américo Hidalgo, quien fue director del programa entre 2014 e inicios de 2019.

Los logros internacionales del programa han crecido de forma significativa durante los últimos años. En los años en los que las primeras generaciones comenzaron a participar en las olimpiadas, incluso antes de que se creara el programa Jóvenes Talento como tal, los logros eran modestos.

En 1998, los jóvenes salvadoreños lograron ganar la primera medalla de bronce en una Olimpiada Iberoamericana de Matemática, así como tres menciones honoríficas. Estos tres reconocimientos fueron los resultados de ese año de trabajo.

Desde entonces, los reconocimientos han aumentado cada año. En el año 2017, entre todas las disciplinas y distintas olimpiadas, el programa acumuló 53 reconocimientos. Entre estos sumaban 29 medallas de bronce, 8 de plata, una de oro y 15 menciones honoríficas. En 2018, hubo 39 reconocimientos ganados. Hasta el 29 de julio de 2019, ya se han obtenido 15 medallas de bronce, cuatro de plata, tres de oro y cuatro menciones honoríficas.

Estos logros han posicionado a El Salvador dentro de la comunidad científica internacional que participa en este tipo de olimpiadas. Aunque el programa no solo nació con la idea de cultivar logros fuera del país, sino también de apoyar al sistema educativo dentro de este.

Carlos Canjura, exministro de Educación, fue uno de los fundadores del programa Jóvenes Talento. A inicios de la década de los noventa trabajaba en la Escuela de Matemática de la Universidad de El Salvador y comenzó a involucrarse en el programa de matemática del sistema de educación.

“Me di cuenta de la necesidad de trabajar de manera sistemática en la matemática fundamental del sistema. Con mucha frecuencia se cree que la enseñanza de la matemática en los primeros años no requiere de especialización, que no era necesario mucha matemática con los profesores de primaria, que solo se enseñaba las cuatro funciones básicas. Es uno de los más grandes errores que se da en la educación matemática salvadoreña”, expone Canjura.

Señala que esas ideas provocan dificultades para avanzar en los estudios de matemática, ya que no se cuenta con las bases necesarias. Entre los años 1995 y 1996, convocaron a maestros para trabajar en áreas fundamentales, pero tuvieron problemas para desarrollar los temas. Lo que se programaba para ver en ocho horas requería hasta de 30 horas de trabajo para consolidar el conocimiento de los maestros.

En ese momento piensan mejor en dirigir parte de los esfuerzos hacia los estudiantes y aparece la posibilidad de que la Escuela de Matemática participe en la formación de los jóvenes que iban a competir en las olimpiadas. Canjura reconoce que la preparación de la primera generación fue precaria, pero les permitió darse cuenta del nivel exigido en ese tipo de olimpiadas.

“Estuvo claro que la formación que llevaban los estudiantes era débil con respecto a lo que se exigía”. Pero la emoción que se había generado entre ese grupo de adolescentes fue tal que al regresar de la olimpiada ellos pidieron continuar con el proceso de entrenamiento, desde entonces El Salvador no ha parado.

Al año siguiente, en 1998, Riquelmi Cardona se convirtió en el primer medallista iberoamericano de matemáticas para El Salvador, al ganar una medalla de bronce.

Esas primeras participaciones permitieron identificar los niveles que debían llevar los estudiantes, no bastaba trabajar solo un año. Los primeros olímpicos eran convocados de bachillerato, a partir de entonces decidieron comenzar desde séptimo grado.

Cuando cerraba el año 2000, El Salvador ya participaba en las olimpiadas iberoamericanas desde 1997 y en las olimpiadas de Centroamérica y el Caribe desde 1999. Con el apoyo de la entonces ministra Evelyn Jacir de Lovo y la entonces rectora la UES, María Isabel Rodríguez, se funda oficialmente el programa de Jóvenes Talento en diciembre de 2000.

Por primera vez el programa tenía fondos y los estudiantes recibían almuerzo. Para el programa ha sido fundamental el apoyo de la Fundación Uno. También lo patrocina Microsoft. Por años los fondos del programa venían una parte del Ministerio de Educación, $300,000 y otra parte de la UES. Pero con el paso de los años los fondos emitidos por la UES disminuyeron.

A partir de 2014, cuando Canjura asumió como ministro, los fondos que destina el Mined al programa pasaron a ser de $600,000 al año.

Aunque Canjura ya no está directamente con el programa, reitera la esperanzas que puso en este para el futuro del país. “En la medida que podamos construir un buen contingente de profesionales formados al más alto nivel, con la confianza en que nuestros muchachos pueden, tendremos un futuro diferente. El sistema educativo con mucha frecuencia asume que nuestros muchachos no pueden alcanzar estos niveles”, señala Canjura.

Actualmente el programa cuenta con una academia sabatina, en la que niños y niñas se forman desde cuarto grado por ocho módulos hasta que se gradúan de bachillerato. Los estudiantes también reciben un curso intensivo durante las vacaciones de Semana Santa y las de agosto, además de tener la posibilidad de participar en el internado de Futuros Dirigentes Científicos (FDTC) que se realiza a finales del año.

Canjura expone que uno de los principios básicos del programa es que los niños aprendan a no eludir lo complejo. “Tratamos de desarrollarle ese carácter que requiere la ciencia. Con frecuencia a lo complejo le andamos huyendo. La belleza que genera y que tiene el resolver algo complejo. Ese gusto que no todos gozan, es un gusto que tiene de respaldo una buena cantidad de horas de trabajo”.

Para Canjura el programa tiene varias facetas. Una es que hay que formar a los maestros del sistema y los estudiantes que salen del programa son buenos candidatos para formarlos.

“Aspirar a que la formación de maestros esté fundamentada en la excelencia académica es un reto que tenemos como país. No es tan fácil porque se juegan muchos intereses. Todo el sistema educativo está muy cargado con la necesidad de formación. Le aseguro que un estudiante de quinto nivel, formado aquí, tiene un nivel que puede competir con un profesor distinguido de bachillerato”, sostiene.

El programa ya ha impactado en el sistema educativo, asegura Hidalgo. Señala que el plan nacional de formación docente está inspirado en el plan con el que nació el programa y las academias sabatinas nacionales son un modelo tomado del programa de Jóvenes Talento, que busca captar estudiantes distinguidos de las instituciones públicas y llevarlos a enseñarles ciencias y matemáticas en las distintas regiones del país.

Frente al desafío de competencias más duras

Hidalgo dice que en los últimos años se hizo un esfuerzo porque los jóvenes se foguearan cada vez más a través de olimpiadas por correspondencia. Antes de que él saliera del programa, estaban participando en un promedio de 21 olimpiadas al año.

Los grupos olímpicos del programa han comenzado a obtener cada vez logros más altos en las olimpiadas centroamericanas y las iberoamericanas. En la última Olimpiada Centroamericana y del Caribe, José Manuel Cabrera Guardado, ganó una medalla de oro y quedó en el tercer puesto entre todos los que compitieron, solo detrás de un estudiante de México y uno de Cuba. José Manuel, conocido con cariño como Memito entre sus compañeros y tutores, fue uno de los estudiantes más jóvenes que entró al nivel C del grupo olímpico.

“Yo entré al grupo olímpico gracias al licenciado Américo. Yo estaba sentado en la mañana temprano, estaba haciendo unos problemas, me había interesado hacer problemas de derivadas y usaba logaritmos cuando estaba en nivel tres. Cuando pasó el licenciado y vio lo que estaba haciendo, me preguntó si entendía esos ejercicios y si quería hacer el examen para entrar al grupo”.

En ese entonces, Memito tenía 12 años. Al inicio al verse frente a temas más difíciles, Memito sintió que era malo en geometría, le costaba mucho, por lo que tuvo que dedicar más tiempo a estudiar. Actualmente es una de las áreas que más le gustan.

Al compartir la experiencia de sus primeras olimpiadas con Riquelmi, quien fue el primero en ganar una medalla de todo el programa, resalta el impacto que ha tenido el hecho de que quienes instruyen actualmente a los grupos olímpicos son jóvenes que también fueron olímpicos del programa.

Para los estudiantes, tener a alguien cercano de edad, con quien entran en confianza, que ha pasado por lo mismo que pasarán ellos, ha impactado positivamente en los resultados obtenidos. En un inicio los tutores e instructores eran catedráticos universitarios que no tenían experiencia en olimpiadas.

“Ya le tenemos un poco de amor al programa, nos interesa personalmente que le vaya bien al programa, no lo vemos como un trabajo o como una obligación”, explica Adrianna Schulz, quien fue olímpica de Física y actualmente es instructora.

Jóvenes Talento
Emerson Martínez ganó una medalla de plata en la reciente olimpiada de Centroamérica y del Caribe de Matemática.

Émerson Martínez Martínez, estudiante de segundo año de bachillerato del Centro Escolar INSA, en Santa Ana, también ganó una medalla de plata en la recién pasada Olimpiada Centroamericana y del Caribe de Matemática.

El programa le ha ayudado a apreciar los temas relacionados a la matemática y ciencia de una forma más profunda de lo que veía en la escuela. “A veces solo comentan los temas, pero no explican cómo aplicarlo, es una gran diferencia de aprender todo esto a un poquito de teoría en los días de semana”.

Tanto Émerson como Memito tienen sus esperanzas puestas en poder competir representando a El Salvador en las próximas olimpiadas iberoamericanas e internacionales.

Las olimpiadas internacionales son más difíciles, no solo por el alto nivel de las pruebas, sino también porque se enfrentan a equipos de potencias mundiales, como China y Estados Unidos.

Los jóvenes del programa están conscientes de las limitantes que enfrentan, como la educación que reciben desde la primaria, así como la falta de equipo de laboratorio y materiales para poder entrenar. Sin embargo, están decididos a aceptar los retos.

Hidalgo expone que el programa ha hecho un esfuerzo por captar estudiantes del sistema público, pero ha costado, no es porque los estudiantes no sean buenos, sino porque la formación es débil.

Para entrar al programa los niños y jóvenes deben resolver un examen en una de las distintas disciplinas.

“Los estudiantes se ven en desventaja frente a los colegios, pero hay que tomar en cuenta que mucha gente hace un esfuerzo porque sus hijos vayan al colegio para recibir una mejor educación”, dice Hidalgo.

Para Ismael Quijada, director del centro Escolar INSA, el programa aún es limitado porque hay muchos jóvenes con talento que no se dan cuenta de que existe, sobre todo fuera de San Salvador. “Si le apostamos a la educación, al talento, tenemos esperanza de alcanzar un día el nivel de desarrollo que todos esperamos, y ser un país de primer mundo. Tenemos la capacidad”.