El artesano del bambú de San Miguel Tepezontes

Felipe Portillo ha elaborado artesanías con bambú desde hace cuatro años. Sus conocimientos los ha impartido a cuatro miembros de su familia.

descripción de la imagen
Foto EDH / Menly Cortez

Por César Jiménez

2019-12-14 9:15:43

LA PAZ. En San Miguel Tepezontes, en el departamento de La Paz, solo hay cuatro personas que pueden trabajar artesanías con el bambú, uno de ellos es Felipe Portillo, que a sus 75 años sigue produciendo algunos artículos con esta planta tropical resistente.

Antes de fabricar artesanías, Portillo trabajaba como agricultor desde los 16 años de edad, pero hace cinco años fue operado del ojo derecho porque tenía pterigión, un bulto elevado, en forma de cuña, en el globo ocular que puede invadir la córnea y afectar la visión. Comentó que los doctores le prohibieron trabajar bajo el sol, aunque le autorizaron laborar en fincas.

El artesano aprendió ha trabajar con este material hace cuatro años, ya que una organización estaba impartiendo talleres de ocupación en una colonia del municipio tiempo atrás, pero él conversó con las personas de la institución para que llegaran a trabajar con las personas de la lotificación San Luis, del barrio El Calvario de San Miguel Tepezontes.

Foto EDH / Menly Cortez

Las pláticas dieron frutos porque llegaron para impartir clases por dos meses para trabajar con bambú, decoración de tejas, elaboración de artículos de bisutería y cocina.

“Ahora me entretengo en un pedacito de finca que tenemos por ahí, porque siembro huertas y café por las mañanas. Cuando es el almuerzo regreso a casa y me pongo a trabajar con el bambú”, dijo Portillo.

Consideró que este es su segundo trabajo porque su pequeño negocio se llama “Cambú, la casa del bambú”, aunque explicó que no es fácil vivir de las artesanía en el país. A pesar de ello, dijo que el hace artículos según la petición del cliente y posee redes sociales .

Entre su catálogo de productos que elabora hay tasas de distintos tamaños, rompe vientos, floreros para flores artificiales, rasca espalda, entre otros productos.

Foto EDH / Menly Cortez

La organización que le enseñó a trabajar con el bambú le dio las herramientas necesarias para continuar con su trabajo, pero señaló que uno de sus sueños es adquirir un torno, debido a que le hace falta para agilizar su trabajo porque todas sus creaciones son hechas a mano y eso le entretiene.

Portillo expresó su alegría por que sus trabajos han trascendido las fronteras salvadoreñas. Dijo que hay personas que han comprado sus artículos para mandarlos fuera del país.

“Me siento orgulloso por haber exportado algunos de mis trabajos a esos países, aunque yo no los transporto, yo los hago y una parte de mí está en Australia, Japón, España, Italia y Estados Unidos; ya no se diga acá (en El Salvador)”, dijo el artesano.

A parte de trabajar con el bambú, realiza otros artículos; Portillo puede decorar tejas y elaborar productos con bisutería.

Él le enseñó a su familia a trabajar con el bambú. Su esposa, hijo y nuera le ayudan en ocasiones a fabricar diversos artículos, y espera que esta tradición pueda mantenerse en el municipio.

Foto EDH / Menly Cortez