La Selección de fútbol playa cerró ayer su trajín por los Juegos Mundiales de Playa en Doha, Catar, con otra muestra de su jerarquía en esta disciplina, al vencer con cierta facilidad a Uruguay (2-5), en la tercera jornada del grupo D, y sumar tres puntos con sabor a mucha honra y experiencia en el más alto nivel.
Catar habrá dejado duras lecciones al equipo de Rudis Gallo tras los reveses contra Rusia y Japón (ambos 4-2), aunque no se privó de celebrar en su último choque, que se preveía a muerte por la clasificación, pero que en la práctica enfrentó a dos selecciones eliminadas.
Ni siquiera eso habrá sido excusa para el pobre nivel exhibido por Uruguay, que hace tan solo un mes malogró el camino de la Selecta en un torneo invitacional en China (3-2) y a la que todavía no había vencido en esta modalidad. Tenía que aparecer Jason Urbina, uno de los que se quitó la estafeta de novato en este torneo y se consagró como revelación y un prospecto a seguir en los próximos compromisos de este equipo.
Oficialmente, este duelo también marcó el final del calendario deportivo de la Selección Playera, que este año gozó de un reverdecimiento gracias a la proyección que le ofrecieron estos Juegos Mundiales, cuya eliminatoria acogió el país exitosamente en agosto pasado. Esto, sin embargo, no quita la marca que dejó la no clasificación para el Mundial de Paraguay y una racha que llegará en 2021 a ocho años de ausencia mundialista.
Jason, el verdugo
La gran noche de Jason Urbina arrancó luego de una recuperación de Óscar Cruz y el posterior balonazo de Rubén Batres desde la media cancha salvadoreña. El arquero Jauregui bloqueó el misil, pero solo para servirle la pelota a Urbina, listo para pescarla frente a la meta.
El ‘6’ cuscatleco anduvo con olfato fino y en la siguiente jugada anticipó una pelota regalada por el portero, para rematar a placer. Luego, Frank Velásquez siguió castigando a la defensa uruguaya y madrugó a los zagueros celestes cuando no pudieron despejar un pase de cabeza de Agustín Ruiz. Un 3-0 que sabía a seguridad absoluta.
La tranquilidad de esos tres goles se puso de manifiesto a lo largo del segundo período, un poco más disputado desde lo físico y con mayor intervención de los guardametas. Fue una falta en la media la que condenó prácticamente a Uruguay y aseguró el partido para los nacionales: pierna alta de Nicolás Bella y desquite de Urbina con Jauregui desde el tiro libre. Era el cuarto.
Apareció de nuevo el gran capitán, Tin Ruiz, para finalizar una jugada que resumió la facilidad con la que El Salvador superó a la defensa uruguaya. Eliodoro se la dio a Heber Ramos, que asistió con tecniquita, y Ruiz la acomodó en la red disparando entre los defensas. Poco que hacer para una Celeste que solo respiró con los goles de la honra a balón parado, obra de Matías Cabrera y Andrés Lens, ya cuando la Selecta se relajó tras cumplir la tarea.