Desde el arte: 230 años de la toma de la Bastilla

La plástica siempre ha representado la historia, y en el marco de la rebelión del pueblo francés (1789) hacemos un recorrido cronológico por las obras que escenificaron el suceso.

descripción de la imagen
"La Toma de la Bastilla" (1793), de Charles Thévenin.

Por Sara Castro

2019-07-13 8:35:20

El martes 14 de julio de 1789 fue un día que cambió la historia de Francia y que, poco a poco, tuvo importantes repercusiones mundiales. Dicha fecha se conoce como la toma de la Bastilla porque el pueblo francés irrumpió una fortaleza, destinada como prisión, que fue considerada el máximo símbolo del despotismo real, liderado por el rey Luis XVI.

Detrás de esa rebelión, en realidad lo que estaban exigiendo los ciudadanos franceses era menos privilegios a las clases más altas de la sociedad, quienes no pagaban impuestos. Querían que todo el pueblo fuera igual ante la ley.

Ese levantamiento popular significó el inicio de la Revolución Francesa, período que conllevó a la “Declaración de los Derechos del Hombre”, donde se establecieron principios que regirían un nuevo Estado: los ciudadanos nacen y permanecen libres e iguales en derecho, todos los ciudadanos son iguales ante la ley, la base de toda soberanía reside en la nación, la libertad consiste en poder hacer todo lo que no perjudique al otro, entre otros privilegios.

Algunos de estos principios ahora forman parte de los Derechos Universales de todo ser humano, proclamados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1948, en La Declaración Universal de Derechos Humanos.

Como es usual, el arte, sobre todo la pintura, retomó este importante suceso para exponerlo al mundo. Algunos artistas se enfocaron en la rebelión que sucedió en la cárcel, otros anticiparon a los sucesos del propio 14 de julio, los que revelan qué desató en realidad esa inconformidad de los franceses con el Estado absolutista real. Otros retrataron aquella plena “libertad” de la que gozarían los franceses tras la toma de la Bastilla.

Para comprender mejor este hecho histórico, te presentamos siete pinturas que reflejan la cronología de este suceso histórico que hoy cumple 230 años.

Retrato del mundo rural: cuando Francia estaba regida por la monarquía, las clases sociales estaban representadas por el clero (la Iglesia recibía el 10 % de las cosechas de los campesinos y no pagaba impuestos), la nobleza, representada por la gente rica, dueña de la gran mayoría de tierras francesas sin pagar impuestos, y por el estado llano, es decir el resto de población que trabajaba intensamente y pagaba impuestos. Esas desigualdades nunca eran reflejadas en el arte. En la pintura (izq.) de Thomas Gainsborough se idealiza el mundo rural como un espacio de ocio y paz. Los ricos querían obras donde se reflejara orden, estabilidad, comodidad y encanto para “racionalizar y legitimar su esfera de control”.

“Mr. and Mrs. Andrews” (1749). National Gallery, Londres.

El monarca: el rey Luis XVI dirigía a Francia en ese momento. Tuvo intenciones de hacer reformas económicas e institucionales, pero siempre encontró oposición dentro de los círculos privilegiados, pues tendrían que pagar impuestos. La resistencia de dichos círculos conllevó a una crisis política: traducida en la rebelión de los civiles franceses. El pintor Antoine-François Callet fue el retratista oficial de Luis XVI. En cada óleo, el soberano fue retratado con esplendor, pero para la pieza “Retrato de cuerpo entero de Luis XVI”, Callet mostró elementos que hicieron alegoría a la “justicia”, según el Museo del Prado.

“Retrato de cuerpo entero del rey Luis XVI”. Museo del Prado, Madrid.

Juramento: antes de que la crisis se intensificara, la población (Tercer Estado) se dirigió a una reunión con los Estados Generales (asambleas representadas por cada estamento), pero encontró las puertas cerradas por orden del rey Luis. Ante el temor de la toma de decisiones turbias, los ciudadanos se trasladaron al “Juramento de pelota de Versalles”. El boceto de Jacques L. David inmortaliza la promesa que hicieron civiles y cleros el 20 de junio de 1789: “no separarse jamás y reunirse cuando así lo exigiesen las circunstancias hasta que la constitución del Reino sea establecida”.

“El juramento del Juego de Pelota”, por Jacques David (1789). Palacio de Versalles, París.

La Bastilla: tras el compromiso de no separarse jamás, el pueblo francés estallaría días después en una rebelión. Tomaría la Bastilla, una fortaleza medieval que funcionó como cárcel para muchos franceses víctimas de la arbitrariedad monárquica. El 14 de julio de 1789 se encontraron prisioneros a un enfermo mental, a un noble condenado por incesto y a un cómplice de Robert Damiens, autor de una tentativa de asesinato sobre el monarca. Los documentos históricos aseguran que el día de la toma hubo un saldo de 98 muertos, 60 heridos y 13 mutilados.

Dibujo de La Bastilla publicado en el libro Geschichtsbilder (1896).

Marat, ideales revolucionarios: el escritor del periódico L´Ami du peuple (El amigo del pueblo), Jean Paul Marat, fue uno de los impulsores de la revolución. Desde su medio de comunicación condenó a la monarquía, criticó a los poderosos y abordó temas que influyeran en la ciudadanía a través de suplementos, como el de “La Constitución”. Marat fue apuñalado en su bañera en 1793. La pintura neoclásica de Jacques L. David representa este hecho, donde se ve al filósofo y médico con una lista de nombres de personas que debían ser ejecutadas por crímenes contra el Estado.

“La muerte de Maratt” (1793). Royal Museums of Fine Arts of Belgium.

La rebelión en La Bastilla: la obra “Toma de la Bastilla”, de Jean-Pierre Houël, tomó gran relevancia por ejemplificar la propia jornada conflictiva entre el pueblo francés y las tropas que reunió el rey Luis XVI a pocos meses de haber sucedido. En el centro de esta acuarela se aprecia el arresto del marqués de Launay, además de observarse la destrucción de la fortaleza. Esta ha sido la obra más replicada del suceso.

“Toma de la Bastilla” (1789). Biblioteca Nacional de Francia.

Libertad, igualdad, fraternidad: el pintor francés Eugène Delacroix creó la obra “La Libertad guiando al pueblo”, 41 años después de la toma de la Bastilla. A pesar de la distancia cronológica de los acontecimientos, esta pintura se considera la “máxima expresión” de la Revolución francesa. De acuerdo con el blog histórico de Julián Rubio, el cuadro posee una estructura piramidal con “los muertos por la libertad en la base y la libertad en la cima, sosteniendo en la mano derecha la bandera tricolor y en la mano izquierda un rifle”. La escena representa el momento en que el pueblo francés levantó las barricadas, en julio de 1830.

“La Libertad guiando al pueblo” (1830). Museo del Louvre, París.