En promedio tres de cada diez autos que El Salvador importa son usados y la cifra aumenta cada año. En 2016, por ejemplo, el total fue de 43,483 y para 2018 subió a 46,348 vehículos, esto según datos proporcionados por la Oficina de Acceso a la Información de la Dirección General de Aduanas.
En el caso de los vehículos nuevos, la cifra es mucho más alta pues de 2016 a mayo de 2018 alcanzó un total de 494,817 carros que ingresaron, en su mayoría por la vía marítima y en segundo lugar, por la vía terrestre.
Este flujo de vehículos ha impactado el parque vehicular, que de acuerdo con la última cifra del Viceministerio de Transporte, para 2018 ya superaba el 1,189,007, unos 93,814 vehículos más que en 2017.
Algunas gremiales, como la Asociación de Distribuidores de Vehículos (Asalve) que comercializa autos nuevos, han señalado que la importación de autos ha crecido de manera exponencial y en particular, la de usados.
Debido a lo anterior, en agosto de 2017 sugirieron a la Asamblea Legislativa una reforma al artículo 34 de la Ley de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial que prohibiría la importación de vehículos más antiguos a los cinco años.
En 2005, se cambió de diez a ocho los años máximo de antigüedad que debe tener un vehículo usado para ingresar al país y ser comercializado.
Reducirlo a cinco años, afectaría sobre todo el bolsillo de los salvadoreños, señaló Ricardo Argueta, representante de la Asociación de Importadores de Vehículos de El Salvador, AIVES.
Según el representante de AIVES (que aglutina importadores de autos usados), el salvadoreños promedio no puede comprar un carro más allá de los $6,000 y si se reduce la antigüedad, tendrían que subirle a los precios de los carros.
Argueta señala que hay alrededor de 2,000 personas registradas como importadores, que contribuyen a la economía del país, pagando varios aranceles.
Solo en 2018 cancelaron $24,919,622.19 en concepto de Impuesto al Valor Agregado, IVA y $33,073,378.13 por Derecho Arancelario de Importación, DAI.
A esto se deben sumar al menos otros cuatro impuestos, entre ellos el derecho de matrícula, que es el 4% del total del automóvil, el AIV (llamado Anticipo a Primera Matrícula, que es del 1%), entre otros.
Según los miembros de AIVES, la importación de vehículos es ya una industria que mueve millones de dólares y dinamiza la economía.
“Nosotros damos empleo a un montón de salvadoreños, le damos trabajo a pintores, enderezadores, vendedores de partes, tapiceros, grúas, tramitadores, embarcadores y mecánicos”, advirtió Argueta.
“Queremos cambiar la idea de que vendemos carros descompuestos, queremos romper ese estigma”, expresó por su parte Ramón Corea, también miembro de AIVES.
La Asociación tiene poco más de un año de formada y acaba de ser legalmente constituida. La idea del grupo es llamar a más importadores para integrarse y bajo una misma línea, lograr acuerdos comunes.
Uno de los aspectos en el que están trabajando es evitar que se les disminuya de ocho a cinco, la antigüedad de los autos.
Este 1 de julio han sido citados por la Comisión de Obras Públicas de la Asamblea Legislativa para discutir sobre el tema.
En la reunión también intentarán poner sobre la mesa otros aspectos que como gremio les preocupan como el obtener permisos provisionales para los autos, mientras estos no son vendidos y evitar así decomisos de la Policía, y agilizar los trámites aduanales, entre otros.
De acuerdo con los importadores el tiempo desde que ellos compran un auto en una subasta- generalmente de Estados Unidos- hasta la venta del carro en El Salvador, puede tomar unos tres meses, y el retraso tiene que ver sobre todo con los trámites y permisos que deben obtener antes que un carro entre a circular al país.
De la subasta a la venta en el país
Para ser un importador de vehículos, los interesados deben registrarse como tales en uno o más sitios de subasta y cancelar $600 por inscribirse y $200 por membresía anual.
En cada sitio cada día se pueden llegar a subastar hasta 20,000 vehículos diarios, solo en Estados Unidos, el país donde la mayoría compra hay hasta diez subastas diarias.
Pero para que esos vehículos pueden ser comercializados en El Salvador deben pasar por un largo recorrido que inicia luego de la subasta.
Después de comprar el auto, se llama a una embarcadora que tiene filial en El Salvador y en EE.UU., para que recoja el auto, ellos pagan una grúa y se las llevan a un depósito, ahí llega la naviera y embala los carros en un contenedor y los lleva a un puerto con salida a nuestro país.
La mayoría llegan a Puerto Barrios (la costa Atlántica de Guatemala) y otros a Acajutla. En Guatemala hacen una guía de tránsito para que el vehículo atraviese ese país y entre a El Salvador.
Aduanas El Salvador tiene cuatro depósitos autorizados donde llegan los vehículos y hasta ahí, el importador tiene el primer contacto con lo que ha comprado.
Los importadores solo pueden pagar impuestos a través de un agente aduanal, lo calculan a través de la factura del auto, más el valor del flete( grúa y barco), y lo que el embarcador cobra por traerlo, el costo, aseguran, ronda el 50% del precio total del vehículo.
Una vez sale del depósito, pasa a un taller para ser reparado, la mayoría viene chocado, pero los representantes de AIVES explican que quieren cambiar la idea de que los venden en mal estado.
Una vez reparado debe pasar la prueba de humo, hay dos empresas que lo hacen en San Salvador, y una en San Miguel y la experticia, evaluación donde la Policía coteja los datos del vehículo con una base de datos internacionales, para descartar que sea robado.
Después de eso, se esperan 15 días para que el Viceministerio de Transporte suba esa información a Sertarcen y se puedan solicitar placas.
En promedio, asegura Ricardo Argueta, el periodo desde la compra en subasta hasta la posible venta, es de dos a tres meses, reducir ese tiempo, dice, es otra de las peticiones que quieren solicitar a Aduanas, pero reconocen que hay poco personal y que el negocio está creciendo tanto, que los supervisores de Aduanas no dan abasto.
Argueta asegura que si bien la importación de autos nuevos supera a los usados, en una relación de siete a uno, la venta de estos últimos es alta. Algunos importadores pueden llegar a vender hasta 100 autos usados en un mes.
Lo que más demandan clientes, según importadores
Ni blanco ni negro.
La mayoría rechaza el negro por relacionarlo con inseguridad y el blanco, por que es más difícil mantenerlo limpio.
Rojo, ocre y azul a la cabeza.
Los importadores aseguran que es más fácil vender un vehículo de estos colores, son los favoritos de los clientes.
Automáticos son los líderes.
Los carros de transmisión mecánica ya no son demandados. Por 25 que los importadores venden, solo uno es mecánico.
Carros sedán, los más buscados
Lo mismo ocurre con el modelo, los clientes prefieren el auto tipo sedán. Tres de cada diez que venden son camionetas.
Fuera lo manual
Aunque supone costo adicional, los clientes prefieren autos con vidrios y cierres automáticos, no quieren nada manual.
Cuatro puertas
Nueve de cada diez vehículos que buscan los clientes deben ser de cuatro puertas, los de dos los buscan más las mujeres.
