En los últimos meses, el precio de los metales preciosos y bienes energéticos ha registrado una tendencia a la baja debido al impacto del COVID-19 en las economías del mundo.
Los commodities agrícolas (café, cacao, azúcar, trigo, maíz, soja y sus derivados como el aceite y harina de soja), también han experimentado bajas significativas desde febrero pasado, pero se han acentuado en los últimos meses.
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En general, las materias primas cerraron el año pasado con precios lejanos a la bonanza que tuvieron en 2014, pero la llegada de la pandemia sin duda ha agudizado su desplome.
El petróleo, por ejemplo, registró este lunes una caída nunca antes vista en la historia, al cerrar con un precio de -$37.63, logrando convulsionar así los mercados en el mundo. Mientras que el cobre ha caído más del 15% desde principios de año, indica una publicación de Portafolio de Colombia.
El analista económico, Rigoberto Monge, explicó que la disminución de los precios de los commodities definitivamente es parte de los estragos que está causando la pandemia en el mundo.
Entre las materias primas e insumos cuyos precios tenderían a la baja por la menor demanda, estarían todas aquellas relacionadas con los alimentos y bebidas, aseguró el analista.
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Uno de los primeros impactos es la menos demanda de las materias primas por parte de aquellas empresas que se ven obligadas a paralizar parcial o totalmente sus actividades productivas como resultado de diversas medidas que aplican los gobiernos para frenar la propagación del virus.
La caída de la demanda de estos productos afecta significativamente la cadena internacional o global de suministros, reiteró Monge.
Añadió que algunos commodities pueden experimentar bajas de sus precios en el mercado internacional como resultado de un aumento en la oferta mundial (para el caso del petróleo).
“El aumento de oferta se da por un efecto sustitución, y este podría ser el caso del azúcar cuyo precio ha experimentado bajas en las últimas semanas (en este caso, pesa el aumento en la oferta de azúcar de Brasil), por supuesto que este no sería un caso que viene de la pandemia”, comentó.
El analista considera que la tendencia a la baja en los precios de las materias primas también podría explicarse simplemente por la incertidumbre que se ha generado en los mercado el COVID-19, sobre todo por no saber cuándo finaliza y qué nuevas medidas vendrán para mitigar los efectos acumulados en las economías.
En cuanto a la caída del precio del petróleo, Monge destacó que de mantenerse acarrearía nuevas bajas en los precios de otras materias primas que están relacionadas con este insumo estratégico.
“Sin embargo, el tema central de esta baja del precio del petróleo WTI en el mercado internacional es cuán sostenible es dicha baja. Un precio bajo del petróleo por supuesto favorece a países como El Salvador que somos importadores netos de dicha materia prima estratégica”, expresó.
Sobre este mismo punto, Javier González, de la gerencia de Energía de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), sostiene que los países productores de petróleo harán lo posible por estabilizar estas disminuciones repentinas por efectos de la incertidumbre por la pandemia y la volatilidad de los mercados.
Para nuestro país, el comportamiento en la disminución de los precios del petróleo tendrá un efecto positivo en el próximo ajuste del pliego tarifario, que se efectuará a partir del 15 de Julio 2020.
“De mantenerse los precios bajos de forma prolongada, significa una disminución en el precio de la energía, que genera un efecto positivo en la producción al reducir el costo de la factura eléctrica aumenta la competitividad de la industria”, apuntó
Los productos agrícolas
El incremento de los precios de los alimentos, en especial de los granos, tampoco ha dado tregua. De acuerdo al Centro de Comercio Internacional (ITC), la agencia conjunta de la Organización Mundial del Comercio y de las Naciones Unidas, desde el primero de enero hasta la segunda semana del cuarto mes del año, la mayoría de productos han caído fuertemente.
La semana pasada, por ejemplo, el precio del trigo cayó en Chicago por cuarta jornada consecutiva, luego que Estados Unidos perdiera una licitación egipcia.
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Si bien los stocks mundiales de trigo no son bajos, el mercado interpreta la presente situación como riesgosa para el normal abastecimiento, ya que el problema productivo se concentra en varios de los principales exportadores mundiales.
Un punto que incide en el mercado del trigo, es que la autoridad egipcia encargada de las compras de ese cereal anunció el jueves de la semana pasada que encargó 180,000 toneladas del cereal a Francia y 60,000 a Rusia.
Esa decisión incidió sobre la cotización del trigo estadounidense, porque Washington había ofertado los precios más baratos, pero según varios especialistas El Cairo consideró excesivamente caros los precios de los fletes estadounidenses.
Otros productos que también han mostrado una gran debilidad en sus cotizaciones son el maíz y la soja porque la demanda se ha retraído y la oferta se presenta excesiva para una coyuntura como la actual. La pandemia les ha pegado fuerte también y básicamente la demanda se apagó.
Otra circunstancia atenuante en los mercados será la disminución de los precios de los fertilizantes nitrogenados, producto del menor costo de la energía, que a su vez, reducirán el costo de secado de granos.
PETRÓLEO
El mercado del petróleo vive una situación sin precedentes, en la que el precio del West Texas Intermediate (WTI) -el crudo de referencia en Estados Unidos- para entrega en mayo se hundió el lunes y entró en terreno negativo.
El Texas para entrega en mayo cerró el lunes en $-37.63 por barril y el martes cerró en torno a $10.01
Hay que recordar que el descenso general de los precios del crudo se debe a la drástica caída de la demanda causada por la expansión del COVID-19, que ha paralizado la actividad económica en el mundo.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la demanda de crudo descendió en marzo en casi 11 millones de barriles al día, una caída que llegará a los 29 millones de barriles en abril.
La drástica caída de la demanda y el limitado recorte de la oferta han hecho que la capacidad de los depósitos de crudo situados en Cushing (Oklahoma), el epicentro de la industria petrolera estadounidense, estén ya al límite.