Salvadoreño canta y motiva para superar el encierro por el coronavirus en Virginia

Santos Vásquez es originario de Mejicanos, emigró a EE. UU. y hoy lucha contra el efecto de la epidemia. Antes de esto, animaba y cantaba en restaurante. Hoy lo hace desde casa.

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Santos Vásquez en una de sus actuaciones en un restaurante de Virginia, Estados Unidos, antes de la emergencia por coronavirus. Foto Cortesía

Por Milton Rodríguez

2020-04-14 9:59:59

“Hay bastante temor emocional porque nunca se había vivido algo así como esta pandemia; están las ganas de salir, la incertidumbre de lo que se viene, preguntarse si se va acabar pronto o si no se va a terminar, cuáles serán las soluciones y cuanta gente más morirá”. Estas son algunas inquietudes que aquejan a Santos Vásquez, un salvadoreño que enfrenta la pandemia en Virginia, Estados Unidos, el país más golpeado por el COVID-19.

Solo ayer fueron registrados en EE. UU. 1,509 fallecimientos ligados al coronavirus, casi la misma cifra que la víspera según el conteo de la Universidad Johns Hopkins. El total de muertes por el virus en esa nación ascendía ayer a 23,529.

De acuerdo con Santos, tanto a él como a muchos compatriotas les ha afectado la emergencia, ya que desde hace un mes que se les pidió el distanciamiento social, no ha podido cubrir las horas normales de trabajo, debido al temor a contagiarse en los lugares donde laboran.

El salvadoreño vive en Alexandria, una ciudad del estado de Virginia, donde se reporta 5,754 casos del virus; está a cinco horas de Nueva York, el epicentro de la pandemia con más de 10,000 muertes.

Vásquez es originario de Mejicanos; en 2017 decidió salir del país de manera ilegal, por razones seguridad y en busca de un mejor futuro.

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Vive con algunos amigos y nueve personas más en una casa que rentan. Santos labora para una empresa de construcción, encargándose del mantenimiento de piscinas, jardinerías, entre otras labores.

Además de verse afectado en el área emocional, le preocupa la parte económica. “He ido a trabajar solo un par de horas y aunque la compañía es catalogada como servicios esenciales y nos autorizan a trabajar durante esta etapa, los clientes no nos permiten entrar a sus casas por temor a que alguno de nosotros esté contagiado”, explicó.

Este compatriota cuenta lo difícil que es esta situación para las personas que como él no cuentan con la documentación legal, ya que no tendrán ayuda económica del gobierno, no hay trabajo y deben pagar renta, alimentación, etcétera.

“Si no tenés tus ahorritos para pasar estos días sí se complica todo”, dice Santos, sin dejar de pensar en sus seres queridos en el país.

Santos Vásquez cuenta que cuando tenía 14 años cantaba en la parroquia de San Roque, en Mejicanos. Foto Cortesía

Mensajes y música de esperanza

Para contrarrestar esas emociones, este joven se sumerge en el arte y, asegura, que a través de la música y el dibujo logra llenarse de optimismo y esperanza. Desde su habitación toca su guitarra, canta y motiva a las personas en redes sociales.

El gusto por la música lo descubrió a sus 14 años y desde entonces se integró a un grupo de alabanza en la parroquia en San Roque, Mejicanos, donde años después cantó como solista para las misas y retiros.

“Queridos amigos, cantando un poquito, celebrando la vida, el amor, y sobre todo la bendición que tenemos de despertar un día más, a pesar del caos que está afuera”, dice la descripción de uno de sus videos publicado el 11 de abril.

Según Santos, al hacer esto intenta demostrar que tiene el control y puede inyectar alegría a sus amigos y su entorno. “Muchas personas me agradecen y me hace sentir bien porque puedo inyectar un poco de optimismo a pesar de la difícil situación que sufrimos”, dijo.

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Lado artístico de compatriota

Santo cuenta que cuando se fue del país en 2017 llegó a Texas, luego fue por un corto tiempo a Nueva York porque ahí reside uno de sus hermanos, después se fue para California donde unos amigos y trabajó durante siete meses en construcción.

“Fue por una amiga que decidí venirme a Virginia, ya que me habló de un amigo que trabajaba en construcción, era músico y cantaba, y eso me llamó la atención”, relata.

De esta forma conoció a un salvadoreño que emprende con una constructora y que brinda servicio de remodelación de casas, es dueño de un restaurante y de un grupo de música llamado Departamento 15.

“Comencé a trabajar con esta persona, luego se dio cuenta de que cantaba y me invitó a ser parte de su grupo Departamento 15”, dijo.

Fue así que trabajó los fines de semana en el restaurante La Pradera Tex Mex ubicado en la ciudad de Woodbridge. “Cuando llegué al restaurante inicié tocando percusión, güiro, congas, luego me mandaban canciones para aprenderlas y cantar, y después el dueño me pidió que le ayude haciendo karaoke y con la animación por las tardes de sábados y domingo”, cuenta Santos.

Lleva dos meses sin poder ir a dicho lugar debido a la cuarentena domiciliar en Virginia.

“Siempre ando toallitas para limpiar la manija del auto y las cosas, uso guantes de látex, mascarilla; hasta en la tienda están marcados los 6 pies de distancia, incluso cuando vas a correr siempre la gente guarda el distanciamiento”, dice.

A pesar de que convive con varias personas, todos permanecen aislados y solo se comunican por teléfono, y cuando pagan la renta dejan el dinero en la puerta y ahí llegan los dueños a retirarlo con sus respectivos guantes y mascarillas.

En las pocas veces que ha ido a trabajar con la constructora ha debido limpiar su computadora y todo lo que usa. Se debe respetar el aislamiento y la cantidad de personas que están en el lugar porque de lo contrario podrían ser sancionados.

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