Foto EDH / Lissette Monterrosa
Si bien ya publicó artículos científicos sobre las investigaciones que hizo como parte de sus trabajos de grado y postgrado, ella sostuvo que, siguiendo su visión de la infancia, ahora como profesional se quiere ver haciendo también publicaciones sobre los agujeros negros súper masivos, y haciendo muchas aportaciones científicas desde el Observatorio Micro Macro, en el que ella ha puesto mente y corazón para ayudar a que se haga realidad.
Según afirmó, durante sus tiempos de estudiante universitaria aprovechó para asistir a un sinfín de foros y cursos vinculados con la astronomía, y fue en uno de ellos en donde surgió la oportunidad de integrarse al observatorio astronómico de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en donde trabajó dos años para luego retornar al país a terminar su carrera.
En el proceso de culminar su licenciatura se sumó al equipo docente de la UDB, en donde se desenvuelve como catedrática para los laboratorios de Física y cursos teóricos de las Físicas en el laboratorio de Ciencias Básicas, y hoy en día también como la responsable del MMO, en el cual ve una oportunidad para estimular a los jóvenes a estudiar ciencias y formar cuadros de astrónomos.
La especialista Brisa Terezón sostuvo que desde que entró a la UDB y se empezó a impulsar ahí el programa “Noche de Estrellas” y otras actividades de divulgación de astronomía con los estudiantes, visualizó que la institución llegaría a tener un observatorio y en eso ha estado participando.
Su preocupación porque este campo de la ciencia avance en su país natal es innegable, pues según comentó desde que era estudiante e iba a los encuentros académicos sobre astronomía, preguntaba a los astrónomos cómo se podía hacer para que se desarrollara en el país y cuánto tiempo podría transcurrir entre que se formaran cuadros de astrónomos y ver resultados.
“Ellos (astrónomos) me decían: ‘Tú tienes que formarte, cuando tú estés formada y varias personas se hayan formado en esa área y establecido líneas de investigación, entonces pueden ir dando los primeros pasos. Tienen que pasar 25 años por lo menos para ver avances’”, recuerda que le dijeron, algo que significó un reto para Brisa.
Al consultarle si ya visitó la NASA explicó, entre risas nerviosas, que aún no, que le gustaría hacerlo, y es algo que está cercano.
Sobre la posibilidad de trabajar en esa agencia estadounidense sostuvo que, aun cuando le saliera esa oportunidad, iría con el fin de aprender más y luego regresar para aplicarlo en el país.
Según dijo, ya trabajó con personas que laboran en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, de la Agencia Europea Espacial y de la Oficina para el Estudio del Espacio, y de todas ha aprendido.
“La visión que yo tengo es que junto con la NASA nosotros estar aportando, ser parte de los proyectos, de hecho ahorita en eso estamos trabajando. Si nosotros no arrancamos en hacer algo desde acá entonces nunca vamos a ver que estamos produciendo algo científicamente”, subrayó.
Dentro de diez años ella, en lo personal, se visualiza regresando de su doctorado en astrofísica, con varias publicaciones en revistas indexadas en el tema de agujeros negros súper masivos en fases primordiales; y en términos del observatorio visualiza que ya se hayan establecido las primeras líneas de entrenamiento para las investigaciones que quieren desarrollar, que ya hayan realizado varias escuelas de verano para jóvenes y dirigidas por astrónomos de Alemania.
En una década también espera que se haya logrado entrenar a jóvenes en el manejo de las imágenes obtenidas con el telescopio, sobre todo para estudiar núcleos globulares en coordinación con el Observatorio Nacional de México, y que se haya desarrollado el área de cosmología con apoyo de cosmólogos brasileños, y desarrollado el área de exploración espacial y, por supuesto, también en la formación de cuadros de biólogos gracias a las herramientas con las que cuentan.