Brisa, la mujer que dirige el primer observatorio astronómico de El Salvador

Se apasionó por la astronomía desde que aprendió a leer. Hoy ostenta una maestría en astrofísica y uno de sus siguientes pasos es el doctorado en ese campo.

Por Susana Joma

2019-08-16 8:00:23

Pensar en grande y perseguir sus sueños con mucha decisión y pasión es parte de lo que caracteriza a Brisa Margarita Terezón Segura, la salvadoreña que está al frente del Observatorio Micro Macro (MMO, por sus siglas en alemán) de la Universidad Don Bosco (UDB), el primero de este tipo en el país y la región que fue inaugurado ayer, en el municipio de Soyapango.

Brisa Margarita, con 43 años de edad, se graduó de la Licenciatura en Física de la Universidad de El Salvador (UES) allá por el año 2002, y ostenta una maestría en astrofísica y cosmología que estudió en la Universidad Federal de Roraima, Brasil (2017).

Aunque con humildad sostuvo que aún no se considera astrónoma en el sentido estricto de la palabra, porque asegura que para ello le falta tener su doctorado y un cúmulo de publicaciones científicas sobre astronomía, sí reconoce que hasta el momento ella y otro colega suyo de la UES son los únicos en el país que han estudiado formalmente algo relacionado con este campo.

Brisa, cuyo nombre se queda corto porque ha avanzado en la vida como un fuerte viento, enfiló su tesis de grado en determinar qué tan grande es el borde de una galaxia en hidrógeno neutro, y su trabajo de maestría fue sobre el colapso gravitacional en kantowski-sachs, que tiene que ver con lo que puede suceder en el universo y en agujeros negros.

Foto: Lissette Monterrosa

En vísperas de la ceremonia inaugural del observatorio Micro Macro de la UDB, manifestó que la pasión por conocer y estudiar lo que hay en el universo viene desde la niñez, cuando otros niños solo piensan en jugar.

“Yo descubrí que me gustaba la astronomía cuando tenía cinco años. Aprendí a leer a esa edad y me recuerdo que en la casa había una enciclopedia, y de todo lo que leí en ella lo que me gustó más fue cuando hablaban que una estrella muy masiva moría como un agujero negro, y entonces explicaban que eran objetos misteriosos y que habían pocas investigaciones…”, recordó.

Esta profesional estudió la educación Básica en varias instituciones, en su mayoría públicas, entre ellas la Escuela Unificada Mixta Colonia San Antonio Las Vegas, del municipio de ciudad Delgado; luego en la Escuela Mercedes Quinteros, de San Salvador; el Colegio Andrés Bello, de Ciudad Merliot, para finalmente cursar la educación Media en el Instituto Nacional Damián Villacorta, de Santa Tecla, de donde se graduó como bachiller opción Físico Matemático.

Al hablar de las cosas que forjaron su interés por la astronomía recordó con claridad las noches de infancia en las que con su abuela, Lucía Gámez, salían a observar el firmamento, y ella con sus conocimientos populares le hablaba de las Siete Cabritas y el Arado.

En su época escolar, Terezón Segura encontró en el Libro Escuela Para Todos, que ella leía por iniciativa propia, no solo aquellos interesantes cuentos, sino un nicho de información sobre las efemérides astronómicas. Luego vino su gusto por los programas que transmitió Canal 10 bajo la línea de Televisión Educativa, y en los que daban información sobre exploración espacial. A través de ellos conoció que se podía llegar a ser doctor en astronomía y desarrollar investigaciones.

“De ahí le seguí la pista a los agujeros negros, me di cuenta que habían en los centros de las galaxias, que ya no solo era la muerte de una estrella, hasta que llegó el momento cuando estaba en bachillerato y me preguntaban qué iba a estudiar y les decía que astronomía”, afirmó.

En su memoria están presentes también los diálogos con la gente que le preguntaba por qué quería ser astrónoma si en el país no había esa carrera, y cómo les replicaba con seguridad que podía estudiarla fuera del país, a lo que le seguían cuestionando en dónde iba a trabajar y ella respondía con más decisión que en un observatorio, y que si en ese momento el país no contaba con uno lo iba a llegar a tener.

“Siempre tuve la visión de que me iba a ir afuera a estudiar, y que iba a regresar para poder desarrollar la astronomía en el país. Esa visión me acompañó a tal grado que cuando elegí estudiar Licenciatura en Física, fue porque era la única carrera que me podía dar herramientas para poder estudiar astrofísica después”, detalló.

A pesar de que en un momento dado trabajó con radioastronomía, Brisa afirmó que su inclinación se ha marcado hacia los agujeros negros súper masivos, y ahora su idea del doctorado es estudiar ese evento, pero asociado a las fases tempranas de formación del universo, en donde ya se involucran las galaxias y entra en la discusión sobre quién fue primero, la galaxia o el agujero negro.

Foto EDH / Lissette Monterrosa

Si bien ya publicó artículos científicos sobre las investigaciones que hizo como parte de sus trabajos de grado y postgrado, ella sostuvo que, siguiendo su visión de la infancia, ahora como profesional se quiere ver haciendo también publicaciones sobre los agujeros negros súper masivos, y haciendo muchas aportaciones científicas desde el Observatorio Micro Macro, en el que ella ha puesto mente y corazón para ayudar a que se haga realidad.

Según afirmó, durante sus tiempos de estudiante universitaria aprovechó para asistir a un sinfín de foros y cursos vinculados con la astronomía, y fue en uno de ellos en donde surgió la oportunidad de integrarse al observatorio astronómico de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en donde trabajó dos años para luego retornar al país a terminar su carrera.

En el proceso de culminar su licenciatura se sumó al equipo docente de la UDB, en donde se desenvuelve como catedrática para los laboratorios de Física y cursos teóricos de las Físicas en el laboratorio de Ciencias Básicas, y hoy en día también como la responsable del MMO, en el cual ve una oportunidad para estimular a los jóvenes a estudiar ciencias y formar cuadros de astrónomos.

La especialista Brisa Terezón sostuvo que desde que entró a la UDB y se empezó a impulsar ahí el programa “Noche de Estrellas” y otras actividades de divulgación de astronomía con los estudiantes, visualizó que la institución llegaría a tener un observatorio y en eso ha estado participando.

Su preocupación porque este campo de la ciencia avance en su país natal es innegable, pues según comentó desde que era estudiante e iba a los encuentros académicos sobre astronomía, preguntaba a los astrónomos cómo se podía hacer para que se desarrollara en el país y cuánto tiempo podría transcurrir entre que se formaran cuadros de astrónomos y ver resultados.

“Ellos (astrónomos) me decían: ‘Tú tienes que formarte, cuando tú estés formada y varias personas se hayan formado en esa área y establecido líneas de investigación, entonces pueden ir dando los primeros pasos. Tienen que pasar 25 años por lo menos para ver avances’”, recuerda que le dijeron, algo que significó un reto para Brisa.

Al consultarle si ya visitó la NASA explicó, entre risas nerviosas, que aún no, que le gustaría hacerlo, y es algo que está cercano.

Sobre la posibilidad de trabajar en esa agencia estadounidense sostuvo que, aun cuando le saliera esa oportunidad, iría con el fin de aprender más y luego regresar para aplicarlo en el país.

Según dijo, ya trabajó con personas que laboran en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, de la Agencia Europea Espacial y de la Oficina para el Estudio del Espacio, y de todas ha aprendido.

“La visión que yo tengo es que junto con la NASA nosotros estar aportando, ser parte de los proyectos, de hecho ahorita en eso estamos trabajando. Si nosotros no arrancamos en hacer algo desde acá entonces nunca vamos a ver que estamos produciendo algo científicamente”, subrayó.

Dentro de diez años ella, en lo personal, se visualiza regresando de su doctorado en astrofísica, con varias publicaciones en revistas indexadas en el tema de agujeros negros súper masivos en fases primordiales; y en términos del observatorio visualiza que ya se hayan establecido las primeras líneas de entrenamiento para las investigaciones que quieren desarrollar, que ya hayan realizado varias escuelas de verano para jóvenes y dirigidas por astrónomos de Alemania.

En una década también espera que se haya logrado entrenar a jóvenes en el manejo de las imágenes obtenidas con el telescopio, sobre todo para estudiar núcleos globulares en coordinación con el Observatorio Nacional de México, y que se haya desarrollado el área de cosmología con apoyo de cosmólogos brasileños, y desarrollado el área de exploración espacial y, por supuesto, también en la formación de cuadros de biólogos gracias a las herramientas con las que cuentan.