María Evelyn Monterrosa Pérez, de 58 años, dejará de invertir dos horas de su tiempo para caminar un kilómetro (ida y vuelta) para llenar dos barriles con agua que le sirven para los quehaceres domésticos en el caserío La Loma, cantón Izcaquilío, de Atiquizaya, Ahuachapán.
Monterrosa tiene 30 años viviendo en la comunidad y todos los días debía de hacer 25 viajes hasta el pozo de una granja avícola para llevar agua en cántaros.
A sus 58 años, la faena ya era cansada pues además de la distancia, debía de levantarse a las 5:00 de la mañana para que el tiempo le alcanzara para hacer otras actividades.
El cansancio aumentaba una vez al mes porque los propietarios del pozo lo lavaban, lo que obligaba a las personas a buscar agua hasta la ciudad, duplicando el tiempo que normalmente invertía para llenar sus recipientes.
En ocasiones llegaban camiones para comercializar el agua; pero esto no era opción para muchas familias del lugar ya que al ser de escasos recursos económicos no podían invertir $5 para comprar el equivalente a tres barriles con agua.
La alcaldía, la Asociación Agua Viva El Salvador y Living Water International, cambiaron la situación en el caserío con la perforación de un pozo que abastecerá a las personas, que ahora recorrerán un promedio de diez metros.
En el pozo, con una profundidad de 63 metros, fue construida una especie de cantarera de donde deben de extraer el agua a través de una palanca. “Cuando encontraron el agua, brincábamos de alegría y reíamos de contentos que nos había llegado esa agua. Gozábamos de contentos, bañándonos en la calle”, contó emotiva Monterrosa.
El proyecto beneficia a 58 familias. La perforación comenzó a realizarse el lunes 20 de enero y fue inaugurado tres días después.
Un lugareño fue quien donó a la comunidad cinco metros cuadrados para que se perforara la infraestructura.
Luis Hernández, de la Asociación Agua Viva El Salvador, expresó que aunque el proyecto se comenzó a ejecutar a inicio de semana, la organización y planificación inició hace tres meses.
Agregó que el objetivo es que la comunidad “no se conforme con venir a sacar agua” al pozo, sino que se organice para que busquen ejecutar un proyecto que les permita tener agua domiciliar, tomando de base la infraestructura que les construyeron las entidades.
El síndico de la Adesco del caserío, Carlos Fajardo, señaló que hace 25 años comenzaron a gestionar con diferentes entidades un proyecto similar. Ahora que lo tienen, le tomó la palabra a Hernández, en el sentido de que comenzarán a trabajar para llevar el agua a las casas.
Para ello, señaló María Monterrosa, deben de construir un tanque que capte el agua y desde ahí distribuirla a las viviendas. El proyecto podría ejecutarse en tres meses.
Mientras que la alcaldesa, Ana Luisa Rodríguez, explicó que la comunidad no contaba con agua porque la presión para llevarla no era suficiente a través de un proyecto que ejecutó la comuna en el cantón Zunca. Conectar el sistema con el de la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Anda) tampoco era opción por la lejanía entre la zona urbana y el caserío.
“Este proyecto es un sueño; desde hace mucho tiempo este sector se nos había quedado sin poderle dar el vital líquido”, reflexionó la alcaldesa. Agua Viva comenzó a funcionar en el país desde el 2007 y desde entonces ha perforado 863 pozos.