El agente José David Martínez Figueroa fue uno de los 29 agentes policiales asesinados durante 2019, pero a diferencia de los otros 28, en que las pandillas figuran como los principales homicidas, estos grupos delincuenciales son desligados de este caso.
Por la forma de muerte del agente Martínez Figueroa pareciera que fue una ejecución debidamente planificada por algún motivo que se desconoce, pues según las autoridades murió de un tiro en la cabeza.
La familia niega que fue privado de libertad o raptado. El día de los hechos afirma un amigo, el agente salió de su casa cerca de las 8:00 de la mañana y aunque no solía llevar consigo su arma de equipo cuando estaba de descanso, ese día optó por llevarla.
Agregó, que tampoco dijo a su esposa a qué lugar iba ni que problemas tenía, contrario a su manera de ser, ya que según lo que ha dicho su esposa, sus días libres los pasaba en familia, él no era hombre de calle era muy entregado a su grupo familiar.
Como coincidencia, este es el segundo escolta del jefe de la División de Protección a Víctimas y Testigos en ser asesinado en cuatro años, casi en las mismas condiciones.
Esta situación despierta una serie de interrogantes que hasta ahora no logran respuesta para esta familia.