VIDEO: Grupo de amigos llevan comida a personas sin hogar, trabajadores y animales en las calles

Amigos y vecinos de la residencial Altavista, en Ilopango, se unieron para llevar cena a personas sin hogar, policías, soldados, integrantes de los cuerpos de socorro, agentes del CAM y animales en las calles. Lo hicieron en los alrededores de San Salvador, en medio de la crisis sanitaria por el COVID-19.

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Por Noé Argueta / Jonathan Tobías

2020-05-08 3:54:17

Con mascarillas y guantes, fue como un grupo de amigos y vecinos de la Residencial Altavista, en Ilopango, salieron durante dos noches a entregar platos de comida, café y agua a todas aquellas personas que se encontraban en las calles de San Salvador. Personas sin hogar, policías, soldados, agentes del CAM, miembros de los cuerpos de socorro y animales de la calle fueron los beneficiados con los alimentos.

Para Henry Matías Gómez, quien lidera este proyecto, un plato de comida es una manera de darle las gracias a todo el personal que se encuentra luchando, cara a cara, para combatir el coronavirus. también cree que, aunque para muchos, un plato de comida sea poco, para las personas que están en las calles puede significar la comida del día.  “Hay muchas maneras de ayudar durante esta emergencia, no solamente quedarse en casa”, reflexiona, y se refiere a la idea de salir por la noche a repartir alimentos.

Según recuerda, la idea original era regalar un pequeño refrigerio, luego se motivaron a preparar pizza casera; sin embargo, la iniciativa se concretó en preparar alrededor de 200 platos con frijoles, huevo, crema, pan, café y agua. También llevar comida para animales de la calle que pudieran encontrar en el camino. “Nuestros esfuerzos son muy pequeños ante la necesidad de estas personas, pero nuestro propósito es dar lo mejor que tenemos”, dice Matías.

Amigos y vecinos cubren los gastos en su mayoría con ingresos propios

Al tener clara la idea de lo que se iba a donar, Matías y sus amigos detallaron una lista de todos los insumos y cuánto era el presupuesto necesario. Una vez determinada la cantidad de dinero que iban a necesitar, todo el grupo se dividió los gastos. “Algunos no trabajan, sin embargo, de lo poco que han recibido decidieron aportar al igual que aquellos que tenemos nuestro empleo”, dice Matías.

Vecinas que sabían del proyecto se sumaron voluntariamente para preparar los alimentos desde sus casas. “El solo imaginarnos el rostro de alegría de las personas es algo gratificante”, añade el joven.

Alexandra Fiallos es una estudiante de 24 años, quien también sumó sus ideas y esfuerzos para llevar a la práctica lo que comenzó como un pensamiento. Ella, al igual que otros de sus amigos aportaron su tiempo y recursos, a pesar de la situación económica por la que atraviesa el país.

“Así como podemos reunirnos un viernes en la noche a ver una película, creo que podemos unirnos para ayudar durante una emergencia, como la que estamos viviendo”, reflexiona.

Motivados por el espíritu del altruismo y durante el desarrollo de la iniciativa, algunos de los integrantes del grupo decidieron hacer una invitación a través de redes sociales, con la intención de motivar a más personas, que quisieran ayudar con donaciones de utensilios, comida o dinero, y así poder llevar más platos de comida a las personas que habían destinado.

“Entre todos hacemos mucho”, fue el mensaje que publicaron en sus redes sociales, con él motivaron a más personas a ayudar. Poco tiempo pasó y las donaciones empezaron a llegar y no tardó mucho para que se alcanzara el objetivo planteado: llevar los 200 platos de comida a todo aquel que lo necesitara.

El día de la entrega

“La comida tiene que comenzar a prepararse a las tres de la tarde para que esté lista, empaquetada y en los vehículos antes de las seis y media”, relata Matías.

Antes de salir, el grupo de amigos realizó el adecuado proceso: prepararse y tomar medidas preventivas para llevar la ayuda sin desafiar al virus del COVID-19. Dentro del presupuesto para la iniciativa incluyeron recursos para prevenir un posible contagio. Se desinfectaron las manos, se rociaron con agua desinfectante y se colocaron guantes y mascarillas para poder partir.

La caravana de vehículos estuvo formada por cinco carros, dos personas en cada uno. La ruta partió desde Ilopango y tuvo como primer destino el centro de San Salvador, a través del bulevar del Ejército. Ahí se entregó comida a policías, soldados y agentes del CAM que custodiaban el cerco sanitario de la capital.

El segundo punto fue la plaza Libertad, ya en el Centro Histórico de San Salvador y sus calles aledañas. En ese lugar suelen concentrarse, para pasar la noche, decenas de personas sin hogar. Es ahí en donde se repartió la mayoría de comida.

En todos los lugares, la dinámica fue similar: los jóvenes le pidieron a las personas que formaran una fila, con un metro de distancia entre ellos, y procedían a desinfectarles las manos y a colocarles alcohol gel, para después entregarles los alimentos.

Continuaron en el bulevar Venezuela, en donde encontraron una estación de camilleros de El Salvador, además de más personas sin hogar, quienes agradecieron a Dios y a los muchachos por los alimentos.  Por último se movieron por el lado de “La Tiendona” y el redondel conocido como “La Isla”, y fue ahí donde terminaron de repartir los platos que restaban.

“Qué experiencia más bonita, espero que podamos seguir haciéndolo”, expresó Alexandra Fiallos, luego que terminaron de entregar la comida. Al concluir, los jóvenes regresaron a sus hogares con el entusiasmo y la voluntad de seguir saliendo, las noches que hiciera falta, llevando ayuda a quienes la necesitan.

Matías destaca que la idea es salir una vez por semana o tres veces al mes, para así aportar con su “granito de arena”. “Queremos sentar precedentes y continuar este proyecto por más tiempo, aunque se acabe la crisis”, concluye. Si desea colaborar con este colectivo, puede hacerlo comunicándose a este número telefónico: 7832-1874.