Alumnos de escuela en Ereguayquín reciben clases en aulas de láminas

El centro educativo tiene 23 años de funcionar en la zona rural y atiende a 59 estudiantes de parvularia hasta tercer grado. Tener menos de 100 alumnos es uno de los obstáculos que enfrenta para poder recibir ayuda.

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Por Iliana Ávila

2019-08-24 4:30:45

USULUTÁN. El Centro Escolar Caserío Santa Lucía, del cantón Los Encuentros, de Ereguayquín, en Usulután, cuenta solo con dos aulas improvisadas hechas de lámina, madera y malla metálica. Ahí 59 alumnos cursan sus estudios desde parvularia hasta tercer grado.

El centro de estudios está ubicado a unos 200 metros de la carretera Litoral, en el kilómetro 122.

Rosa Clementina Márquez es la directora y fundadora del centro educativo que inició su labor en 1996.

“Tenemos 23 años en estas condiciones”, dijo la directora, quien aseguró que ha tocado muchas puertas con la esperanza de que un día tendrán aulas pedagógicas hechas de ladrillo.

La escuela está ubicada entre una zona verde, que pertenece a la alcaldía de Ereguayquín, y un terreno privado.

Sin embargo, a cinco cuadras hay otro terreno de una manzana de extensión que les fue donado por la municipalidad, y desde hace tres años cuentan con escrituras a favor del Ministerio de Educación.

“Se ha gestionado con varias ONG, alcaldía y el Ministerio de Educación pero me han dicho que piden 100 alumnos como mínimo (para poder construir) y eso es imposible de tener en estas condiciones (infraestructura); actualmente se tienen 59 alumnos” dijo la directora.

En 2017, el Centro Escolar Caserío Santa Lucía se encontraba entre los 10 centros educativos que formaban parte de la propuesta de intervención de Fomilenio II, en apoyo al Ministerio de Educación.

De esas 10 escuelas, 8 eran de Ereguayquín y 2 de Usulután.

El alcalde Yoalmo Márquez dijo desconocer sobre el proceso con Fomilenio II y destacó la entrega del terreno que realizó la comuna a favor del ministerio.

“Yo se lo he ofrecido a la gente del ministerio (de Educación) y hasta este día no se ha tenido respuesta. El terreno tiene las condiciones para hacer una escuela grande y una cancha de fútbol”, expuso el edil.

Las aulas de láminas causan que el interior sea sofocante para la comunidad educativa debido al calor intenso, y solo lo alivia la brisa fresca que ingresa en el espacio dejado entre el techo y la pared de lámina, protegido por una hilera de barrotes de hierro.

Pero ese mismo espacio se vuelve en contra cuando llueve porque deja pasar el agua y cae sobre el material didáctico.

Hace 4 años una organización les apoyó con el sistema de energía por medio de panales solares, pero solo funcionó un año debido a daños en la batería del sistema.

“De repente la batería comenzó a pitar y luego explotó cuando estábamos en clases, la explosión nos asustó mucho. Se informó a la departamental de Educación pero dicen que la batería es muy cara”, comentó Zelma Bonilla, maestra de parvularia.

La escuela tiene un servicio sanitario de fosa, ubicado a 10 metros de distancia de las aulas.

Tampoco cuentan con servicio de agua potable, por eso cada 8 días una empresa les regala dos garrafones de agua para tomar, el agua que ocupan para lavarse las manos es llevada por los padres de familia y las dos maestras de la escuela.

Elsy Ayala, de 23 años, es una exalumna de este centro escolar y madre de una de las alumnas de parvularia.

Elsy recuerda, que cuando ella estudió en dicha escuela las aulas “siempre eran de lámina, pero no estaba encementada, pero siempre se ha tenido que traer agua en pichingas para que los alumnos se puedan lavar, aparte del agua para tomar”, explicó.

La joven madre comentó que le da “un poco de tristeza” ver que las condiciones de la escuela no han mejorado, pero la confianza la tiene en la calidez humana de las maestras y la cercanía a su vivienda, lo que la motiva a llevar a u hija a ese centro de estudios.

“No quisiera que sigan en las misma condiciones, por lo menos que se tuvieran más grados para no irme de acá” opinó.

Cecilia Cruz asiste a la escuela con su hijo que estudia primer grado y tiene necesidades especiales.

“El niño es muy imperativo y me quedo a cuidarlo. Acá he encontrado apoyo y el niño ha aprendido bastante. Él es inteligente y le ha ayudado venir a compartir con los niños, socializa con sus compañeritos”, dijo Cecilia, aunque considera que es necesario contar con algunos ventiladores para mayor comodidad de los infantes.