Javier Pérez de Cuéllar, quien fuera Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y motor importante en la consecución de la paz en El Salvador, falleció el pasado miércoles 4 de marzo a la edad de 100 años.
Pérez de Cuéllar, quien dirigió el organismo mundial entre 1982 y 1991, logró al final de su mandato que acabaran 12 años de guerra tras acercar las posiciones entre el Gobierno de El Salvador y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Tal como reconoció Álvaro Soto, ex Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas y mediador directo, el acuerdo logrado gracias a Pérez de Cuéllar “era el primer acto de mediación de las Naciones Unidas en un conflicto interno”.
De Soto también dijo en su momento que “fue también la culminación de una serie de increíbles logros de paz, sin precedentes ni antes ni después, que marcó los últimos tres años y medio del decenio en el cargo el quinto SecretarioGeneral de la ONU”.
Los protagonistas de ese hecho histórico, que culminó con la firma de los acuerdos de paz del 16 de enero de 1992, reconocen el impulso de Pérez de Cuéllar al proceso. “Fue determinante para acelerar una solución (al conflicto)”, recuerda el entonces canciller y representante del Gobierno, Óscar Santamaría.
Salvador Sánchez Cerén, representante del FMLN y quien llegaría a la presidencia en 2014, recuerda que la participación de aquél fue “fructífera”.
“Ustedes están llamados a recordar constantemente a sus gobernantes el imperativo de la cooperación para el logro de la paz”, dijo Pérez de Cuéllar en una ocasión.
Javier Felipe Ricardo Pérez de Cuéllar Guerra nació en Lima el 19 de enero de 1920 en el seno de una familia aristocrática. Estudió Derecho en la Universidad Católica de Lima y en 1940 comenzó su carrera diplomática al incorporarse al Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú. Cuatro años después fue nombrado secretario de embajada en París, para luego pasar a Londres, La Paz y Río de Janeiro, y también fue miembro de la delegación peruana en el primer período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, en 1946.
En septiembre de 1975 fue designado Representante Especial del entonces secretario general de la ONU, Kurt Waldheim, en Chipre, puesto que desempeñó hasta diciembre de 1977 y desde el que consiguió uno de sus mayores logros diplomáticos: persuadir, en 1975, a los líderes de las comunidades griega y turca de la isla para que se comprometieran a negociar. Considerado un negociador incansable, efectivo, paciente y cauteloso, durante sus diez años al frente de la ONU, Pérez de Cuéllar mostró un gran interés por los países del Tercer Mundo y actuó de pacificador en diversos conflictos internacionales.
Entre numerosas intervenciones, desempeñó un papel decisivo como intermediario en la Guerra de las Malvinas, que enfrentó en 1982 a Argentina con Gran Bretaña, y consiguió que el iraquí Sadam Hussein y el iraní Jomeini acordasen la paz a través de la resolución 598 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada en 1987.
El 27 de febrero de 1979 fue nombrado Secretario General Adjunto de Asuntos Políticos Especiales de las Naciones Unidas y en mayo de 1981 se reintegró al Ministerio de Exteriores, aunque continuó representando al secretario general de la ONU en los temas afganos.El 12 de diciembre de 1981 fue elegido secretario general de la ONU para el periodo 82-86, con lo que se convirtió en el primer diplomático iberoamericano en ocupar el alto cargo.
El 31 de diciembre de 1991 fue sustituido como secretario general de las Naciones Unidas por el egipcio Boutros Ghali.
Además de haber recibido numerosas condecoraciones en Perú y más de treinta países, así como doctorados “honoris causa” de medio centenar de universidades, recibió premios como el Príncipe de Asturias a la Cooperación Iberoamericana (España, 1987), el Premio Olof Palme (Suecia, 1988) y el Jawaharlal Nehru (India, 1989). También fue autor de múltiples obras tales como el “Manual de Derecho Diplomático” (1964), “Orden o Anarquía” (1992), “Peregrinajes por la Paz” (1997) y “Memorias: recuerdos personales y políticos” (2012).
IN MEMORIAM
Oscar Santamaría
Óscar Santamaría fue el coordinador de las negociaciones por parte del Gobierno de ElSalvador con la otrora guerrilla del Frente FarabundoMartí para la LiberaciónNacional (FMLN). Santamaría rememoró que “las dos partes dirigieron sus peticiones al Secretario General, que era don Javier (Pérez), que lo comunico al Consejo de Seguridad; y el Consejo de Seguridad aprobó que a partir de la fecha que se estableció posteriormente, se hiciera él presente en un papel o rol de intermediario en el proceso de paz en El Salvador. Así fue como se dio ese primer paso”.
Santamaría también reseña que, en alguna medida, el hecho de que a finales de 1991 Javier Pérez de Cuéllar concluía su periodo los hizo acelerar el proceso de negociación para lograr los acuerdos de paz: “Él terminaba su periodo, su mandato como Secretario General en diciembre, en el último día de 1991, ahí terminaba su periodo. Por eso él sabía que si un proceso había que impulsarlo y acelerar todo lo que eran los alcances y acuerdos que podían darse, tenían que ser en ese periodo que teníamos de junio a diciembre de 1991”.
Salvador Sánchez Ceren
“Como firmante de los Acuerdos de Paz lamento el fallecimiento del exsecretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar”, expresó el expresidente Salvador Sánchez Cerén, exmiembro de la comandancia general del FMLN. Durante su gestión al frente de la ONU, desde 1982 Javier Pérez de Cuéllar imprimió al proceso de paz en El Salvador un papel creativo que culminó el 31 de diciembre de 1991, convirtiéndose el proceso de negociación salvadoreño en un ejemplo a seguir por otros países que vivían conflictos armados, reseña. Él comprendió a profundidad la complejidad del conflicto armado salvadoreño que se prolongó por 12 años y su mediación fue importantísima para superar los graves problemas que se presentaron durante todo el proceso de negociación. Sus raíces latinas le permitieron asumir el liderazgo del proceso. La excelente interlocución que mantuvo hasta el último momento con la representación del FMLN-FDR y del Gobierno creó un clima adecuado para que las conversaciones fueran fructíferas, recordó. “Extiendo mis condolencias a su familia, Gobierno y pueblo peruano”, expresó el exmandatario.
Mauricio Vargas
La muerte de Javier Pérez de Cuéllar “es un golpe que conmociona por las relaciones interpersonales que se crearon durante 28 meses tres días”, dijo el actual diputado MauricioVargas, quien además es general retirado del Ejército salvadoreño y firmante de los Acuerdos de Paz de 1992.
Vargas, al igual que otros actores políticos, lamentó la muerte de Pérez de Cuéllar y recordó sobre él que “sabía resumir todas las expectativas de parte y las sabía procesar adecuadamente produciendo documentos donde las diferencias las apilaba y las coincidencias las sacaba. De las coincidencias nos hacía presentaciones que era difícil rechazar porque eran coincidencias totales, y de los disensos los priorizaba, del más fácil al más difícil e iba limpiando. Una persona que le dedicó un tiempo extraordinario a El Salvador, que no creo que ningún secretario general (de la ONU) hubiese hecho lo que él desarrollaba”
El diputado finalizó diciendo que Pérez de Cuéllar “fue un hombre que supo avanzar en romper las desconfianzas, en poder unificar”.
Nídia Díaz
La actual diputada y jefa de fracción del FMLN, NidiaDíaz, también tuvo palabras para el fallecido secretario Pérez de Cuéllar.
“Quiero expresar nuestra solidaridad con la familia, con los diplomáticos y por supuesto con la ONU ante el sensible fallecimiento del que fue secretario general de las Naciones Unidas durante el periodo 1982 a 1991. Él jugó un papel determinante para la construcción de acuerdos políticos que pusieron fin a la guerra. Recordamos aquellas reuniones de Ginebra el 4 de abril de 1990 donde la ONU se convierte en la intermediaria del conflicto”.
Asimismo, la firmante de los acuerdos de paz agregó que “gracias a esa sabiduría del Secretario General contribuyó a romper los impasses que a veces había. Con él nunca nos levantamos de la mesa, siempre había una salida, fuera un pequeño comité o un ir y venir entre las partes, pero la negociación no se rompió”.
Finalmente, Díaz sostuvo que “el pueblo salvadoreño lo recordará siempre con admiración”.