“Si el grado de empatía alumno-maestro es bueno, puede confesar lo que está viviendo”

La Ley de Protección Integral de la niñez y Adolescencia (Lepina) manda a los docentes a denunciar a la dirección de la escuela si identifican indicios de abuso hacia un infante

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Foto EDH / Archivo

Por Susana Joma

2021-01-11 6:40:35

El abuso sexual, en palabras del profesor Paz Zetino Gutiérrez, “es un problema de los más delicados que le toca enfrentar a un docente y a la dirección de una institución educativa”.

Este docente, quien funge como subdirector el Complejo Educativo Walter Soundy, de Santa Tecla, basa sus palabras en el hecho de que al ser uno de los delitos más difíciles de probar supone un gran reto para los docentes, en mucho los pone entre la espada y la pared.

“Los profesores manejan algunos tips, que le permiten darse cuenta que algo raro está sucediendo en la vida del niño (retraído, asustado, no quiere hablar con el maestro/a, se muestra miedoso). Si el grado de empatía alumno-maestro es bueno, puede llegar al punto de confesar lo que está viviendo”, expone.

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Zetino Gutiérrez manifiesta que la Ley de Protección Integral de la niñez y Adolescencia (Lepina) manda a los docentes que tienen que denunciar a la dirección de la escuela si identifican indicios de abuso hacia un infante; y la administración al tener elementos confiables del delito debe notificar a la Dirección Departamental para dar aviso a la Fiscalía y Policía incluso.

Cuando el agresor es un profesor también se sigue un procedimiento institucional, pero la denuncia se hace ante la Junta de la Carrera Docente; si esta considera que hay elementos de juicio suficientes lo remite a la Fiscalía.

No obstante, desde su experiencia advierte que si bien los educadores conocen sobre el tema prefieren abstenerse de hacer una denuncia directa, sino más bien dejan a la dirección del centro de estudios ese cometido porque temen represalias de parte de la familia del niño.

“Lo que sucede es que cuando el agresor es de la familia, terminan amenazando a los docentes por calumnia. Por eso los docentes prefieren que sea la dirección institucional quien haga la denuncia”, sostiene.

El también dirigente de la gremial Bases Magisteriales, subraya que estos delitos son difíciles de probar porque la confesión del niño con facilidad, a presión de adultos, es cambiada y eso hace que los casos se caigan y los maestros se ganan buenos problemas.

Paz Zetino manifiesta que “los padrastros son los más involucrados en estos delitos; y lo más frustrante es cuando la madre se pone del lado de su pareja y tilda al niño o niña de mentiroso”.

Él es también de los que consideran que el actual contexto de pandemia y con la educación virtual detectar las agresiones sexuales en los niños será imposible, dado que el vínculo entre maestro y alumno no es el mismo, no se genera la misma confianza.

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Según expone, en este contexto “lo más grave es que el CONNA quiere que el denunciante sea el responsable de ofrecer toda la prueba de cargo, ellos no buscan generar prueba alguna”.

El dirigente gremial lamenta que estas instituciones asuman esa actitud que deja a los maestros y a los centros de enseñanza en un dilema, dado que estos no tienen equipos de investigadores ni peritos para profundizar en esos casos.

“Tenemos una excelente ley pero que se cumpla en lo absoluto (es otra cosa). Incluso nosotros hemos dado avisos de violencia de parte de familiares a niños, que eso es más fácil probarlo, llega el niño aruñado, con evidencias de cinchazos, pero en el CONNA no hacen mucha intervención a esas familias”, insiste.