A 115 años del nacimiento del genio de la moda Christian Dior

La impronta que dejó el modista parisino perdura hoy en día, una marca que sigue viva gracias a los diseñadores que sucedieron a Dior. Con él inició una moda femenina que elevó a su máxima expresión la elegancia, belleza y glamur.

descripción de la imagen
Foto Por AFP

Por Diana Orantes / Agencias

2020-01-21 4:00:30

Dior, “ese nombre mágico que une a Dios con el oro”, dijo una vez el poeta, novelista, pintor, crítico y diseñador francés Jean Cocteau. Y tenía razón.

Christian Dior vino al mundo a marcar un antes y un después en la moda femenina y posteriormente masculina. Sus propuestas acapararon los armarios de la gente más poderosa y hasta el día de hoy continúa innovándose de acuerdo a las tendencias.

Nació un día como hoy, en 1905, en Granville (Francia), en el seno de una familia burguesa e incursionó en la industria de la moda por vocación.

En 1947, apenas dos años después que acabó la Segunda Guerra Mundial, mostró su primera colección de vestidos llamada Corolle. Para entonces, él era solo un desconocido. Corolle era austera, imperante, sensual y muy femenina, ya que estilizaba la figura de la mujer realzando el pecho y las caderas.

En aquel tiempo la editora de la revista Harper’s Bazaar era Carmel Snow, quien estuvo presente en aquel desfile y decidió que lo contemplado auguraba una nueva era. Presa del entusiasmo, Snow felicitó al modisto: “¡Christian, querido, esto es absolutamente un nuevo look!”. La colección quedó bautizada en ese mismo momento: “New Look”.

“Lo que fue saludado como un nuevo estilo no era más que la expresión natural y sincera de la moda que yo quería. Pero sucedió que mi sentimiento muy personal sintonizó con la sensibilidad general”, escribió el diseñador en sus memorias “Christian Dior y yo”.

¿Cómo logró el joven Dior semejante impacto? Dándole vuelta a todo: donde había faldas cortas y rectas, él las alargó y ciñó a las cinturas; donde las chaquetas escondían los pechos, él realzó y redondeó los bustos; donde los hombros se ensanchaban, él los estrechó. Ícono de esas nuevas creaciones fue el traje Bar, con chaqueta blanca de cintura ceñidísima y falda negra plisada.

La Ocupación nazi en Francia había masculinizado la ropa de mujer hasta convertirla en ocasiones en un vulgar trasunto de los uniformes. Los volúmenes que el modisto empleó para su repertorio, que en ocasiones requerían hasta 25 metros de tela para elaborar una de sus largas faldas plisadas, eran la antítesis del espíritu de racionamiento y austeridad que presidía en el Viejo continente.

Con su primer gran éxito, Dior comenzó a soñar con su propia casa de costura. Así fue como se estableció en la Avenida Montaigne de París, la sede actual.

Cuando murió súbitamente el 24 de octubre de 1957 por un ataque cardíaco, su reino quedó en manos de Yves Saint Laurent, de tan solo 21 años.  A él le sucedieron otros creativos y directores que más tarde establecerían sus propias marcas, como Marc Bohan, Gianfranco Ferré, John Galliano, Raf Simons y Maria Grazia Chiuri, esta última se convirtió en la primera mujer al mando y aún mantiene dicho cargo.

“Dior era un verdadero estratega (…) Le encantaban las mujeres”, afirmó Chiuri.

De la mano con las prendas, la casa parisina incursionó en la perfumería. En 1999 surgió una de sus míticas fragancias: J’adore, concebida como la materialización del oro. Fue popularizada por la actriz Charlize Theron.

Modelos de talla internacional usaron sus trajes. También vistió a la monarquía de varios países, diplomáticos, actrices y cantantes. “Monsieur Dior no era un jefe normal, era como familia”, aseguró Odile Kern, quien modeló para él en 1953. “Lo amábamos, admirábamos y respetábamos”.