Sus días ahora se centran en crear. Su mente, manos, mirada están puestos en confeccionar pulseras. Jornadas de un mundo distinto, pero único, combinadas con estudio (clases virtuales y en casa), deporte, alegrías, superación y trabajo.
Así son los días de José Uceda, atleta de Olimpiadas Especiales El Salvador (OEES), quien encontró en la bisutería un nuevo mundo. Uno en el cual desarrollarse y crecer personal y económicamente.
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El apoyo de su madre, Sandra de Uceda, es fundamental. También, las ganas por salir adelante, el entusiasmo por entrar al mundo laborar, uno al que no todos los atletas de Olimpiadas acceden. Esto porque aún a la sociedad le hace falta dimensionar a las personas con capacidades intelectuales, y darles las oportunidades que merecen.
José pasó así “más de dos años tomando clases de bisutería, y hasta ahora se están viendo sus esfuerzos”, cuenta Sandra. Un presente de orgullo. “Esa independencia los ayuda (a los atletas). Por eso, estamos apoyándolo”, reitera.
Mientras el emprendedor, de 19 años de edad, cuenta: “Estoy feliz, porque ya gano mi dinero, y el dinero va al banco. Ya puedo manejar la cuenta, por eso estoy feliz con mi logro de trabajar”.
Uceda, quien practica tenis y natación, hace “rosarios, portalentes, portamascarillas, pulseras, aritos, llaveros”, y los comercializa en un salón de belleza en Merliot, Olimpiadas y facebook. “Valen $3.00, pueden comprar”, afirma. Sobre qué ha sido lo más difícil de aprender y hasta dónde llegan sus ventas, sostiene: “Me costó la pulsera del punto de serpiente bastante, y la del nudo. Y las más fáciles fueron las pulseras paracord y la de cuentas”.
“Me comienzan a comprar muchas personas. He vendido bastantes y mandé a Panamá, España, México, y aquí en El Salvador. Ya tengo mi marca y dice: José Uceda (es su letra, en stickers y viñetas). Es color azul, con letras blancas”, detalla el atleta.
De Uceda sostiene que “como mamá” está “muy feliz, orgullosa y bendecida de que tenga su emprendimiento, que inició como una terapia para mejorar su motricidad fina y ahora es su futuro”.
Oportunidades, para pocos
En El Salvador, Olimpiadas tiene una población de tres mil 500 atletas (dos mil en masculino y mil 500 en femenino), pero por la pandemia de Covid-19 disminuyó entre 400 a 600. Y tienen 11 deportes: atletismo, natación, tenis, tenis de mesa, gimnasia rítmica, artística, levantamiento de pesas, ecuestres, bochas, fútbol, bádminton. Mientras los atletas que estudian son tres mil en Escuelas Especiales, fundaciones y colegios privados.
Pero de esta población, un mínimo tiene un espacio laboral. Sandra De Uceda, presidente de OEES, externa: “Solo son 15 atletas, en oficios varios, restaurantes de comidas rápida, supermercados, carwash. Atletas con emprendimiento son cinco a nivel nacional, con bisutería, manualidades, bordados, carpintería”.
No olvida reiterar que “las empresas no dan oportunidades” a las personas con discapacidad intelectual influyendo también que al “no saber leer y escribir” esto se vuelve “una barrera más para no poder aplicar a un trabaja formal”.
Señala que no hay apertura “no porque alguien pertenezca o no a Olimpiadas, sino que es a la población con discapacidad en general, y de Olimpiadas a las personas con discapacidad intelectual”, a quienes no se les abren puertas.
Pero por qué deberían trabajar los atletas y cómo los ayuda, la titular de OOES explica: “Porque tienen derecho. Los ayuda a desarrollarse como personas, en apoyo económico para sus familias, y a una excelente autoestima”.
“En estos últimos años, ha mejorado un poco la aceptación. Hay un poco de sensibilización, pero faltan muchas barreras que quitar y la principal es la actitud. También las empresas desconocen la ley y los derechos de las personas con discapacidad”, afirmó.
Finalmente, Olimpiadas Especiales El Salvador -que vela por la importancia de la disciplina diaria y de la salud con el deporte- espera que con el tiempo se superen obstáculos, así como José lo ha conseguido. “Con el dinero ahorrando, mi sueño es viajar a España, Alemania, Nueva York, Inglaterra. Lo voy a lograr, trabajaré mucho, seguiré haciendo ocho pulseras al día (24 a la semana)”, expresa el atleta.
“(A las personas) les digo que den su tiempo, que trabajen mucho, para poder lograr hacer sus pulseras o cualquier otro trabajo, y así lograr sus sueños y ser felices con su vida. Hay que perseverar, y seguir adelante”, reflexiona José. El mensaje más sincero, de este emprendedor de la vida.