El legado de Pio Salomón, el Cipote de Oro, en el baloncesto salvadoreño

Pio Salomón, leyenda del baloncesto nacional, murió en Julio por COVID-19. Este relato busca recordarlo y hacerle una merecida despedida.

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Roberto Cucalón, Roberto Selva, Tatum Pereira, Pío Salomón Rosales y Tony Cabrales, equipo que derrotó al Bui-Tres y que se convirtió en la base de la selección nacional. Foto EDH / Archivo

Por Antonio Cabrales

2020-11-23 8:00:10

Pio Salomón Rosales, conocido como el cipote de oro, formó parte de la selección salvadoreña de baloncesto en por lo menos 20 o más ocasiones. Tuvo una participación notoria, formó parte del equipo que realizó la gran hazaña en los Juegos Centroamericanos y del caribe de Caracas, Venezuela 1959, donde El Salvador se llevó la medalla de oro en baloncesto, derrotando a países como: Panamá, Puerto Rico, Colombia y Costa Rica.

El Salvador llegaba a estos Juegos como campeones centroamericanos, presea que lograron en Nicaragua, un año antes. Ya en el desarrollo de los juegos, El Salvador comenzó con una victoria sobre Colombia, luego se perdió con Puerto Rico, de ahí se ganó a Costa Rica, se pierde con Venezuela y en la quinta fecha pierden ante Panamá.
Eso provocó que con la hoja de 2-3, se diera un triple empate entre Colombia, El Salvador y Venezuela, los locales fueron superados en el average de puntos. En esa segunda vuelta, la del campeonato, la Azul de baloncesto inició derrotando a Panamá y Puerto Rico para poder llegar al encuentro final donde se impusieron por 73-60 a Colombia. Dicha compromiso se llevó a cabo un 17 de enero de 1959.

Falleció Pio Salomón Rosales, gloria del baloncesto nacional y ganador de histórica medalla de oro de 1959

Pio destacó en el equipo de Arco Iris junto a: Roberto Selva, Tatum Pereira, Tito Cucalón y su servidor, Antonio Cabrales. La mayor hazaña que se logró con ese equipo fue cuando todos teníamos apenas 16, 17 años de edad, le ganamos dos veces al equipo de Buitres.
Este equipo había monopolizado al basketball salvadoreño por más de 20 años, tenían a jugadores de la talla de: Adolfo Pineda, Neto Rusconi, Nene Escalante, Chino García, Caburo Alfaro, etc.
El equipo de Arco Iris fue el semillero que le dio mucha gloria internacional al baloncesto salvadoreño. Pio inició jugando en el instituto nacional y llegó a ser jugador estrella del instituto así como de la selección nacional.

Pio Salomón (der.) en los Juegos Centroamericanos de Costa Rica, junto a Chino Garcia (izq.) y Roberto Selva (cent.) Foto Cortesía

Pio poseía un gran carisma logrado por su humildad y sencillez. Era una persona de buenos modales, respetuosa, no tenía vicios de ninguna clase; era muy disciplinado y extremadamente competitivo y además buen estudiante. Se graduó de arquitecto de la UES.

En su vida profesional fue nombrado Subsecretario de Obras Públicas. También fue director del Museo David J. Guzmán. Como dije era una persona humilde pero una vez pisaba la duela del gimnasio con la pelota en la mano se transformaba en una persona arrogante, en el buen sentido de la palabra, y le decía a sus oponentes: “Quítate de ahí, voy hacía el aro y te puedo atropellar”. Me encantaba darle pase en un contragolpe y verlo incursionar hacia el aro, la única forma de pararlo era con un foul, Pio tenía pasión por jugar e inspiraba al equipo.

 

Pio Salomón (der.) junto a su esposa Teresa, ambos murieron de COVID-19. Foto Cortesía

En el plano de la amistad, le brotaba le brotaba su fraternal sentimiento con profunda sinceridad. Una anécdota que nunca he contado, hasta hoy, es esta: Como muchos arquitectos e ingenieros dedicados a la construcción, tuvo problemas económicos pues no pudo cancelar ciertas deudas. En la cárcel, conquistó a los policías, con su calidad humana; quienes lo dejaban salir por las noches para ir a su casa, pero siempre regresaba a las 4:30 de la mañana, y tocaba la puerta, Nunca se le ocurrió aprovecharse y fugarse, ese era Pio Salomón. Todos los que lo conocimos disfrutamos de su amistad, nos hará mucha falta y estará en nuestros corazones.

Un abrazo fuerte a su familia, sus dos hijos, dos hijas, en especial a su hija Liset. Me da pena señalar que Pio y su esposa Teresita fueron víctimas del virus que nos abate y que tanto luto nos ha traído. Que Dios los bendiga a Teresita y Pio que descansen en paz, así como todos nuestros hermanos salvadoreños fallecidos por el COVID-19.