OPINIÓN: La infame escalada de los violentos en el fútbol salvadoreño

"Tiempo de poner punto y final a una problemática, que si no se la trata con la seriedad correspondiente, será indetenible. Y podríamos lamentar todos", opina el editor de CANCHA, Gustavo Flores

descripción de la imagen
La afición de CD FAS tiraba de todo a los jugadores de Alianza FC tras el partido de la fecha 17 en el estadio Óscar Quiteño de Santa Ana. Foto EDH / Jessica Orellana

Por Gustavo Flores | Twitter: @Gusflores21

2021-11-08 5:45:21

El fútbol salvadoreño ha dejado muy malas noticias en la semana pasada y no ha sido por su pobre nivel futbolístico. El avance de los violentos es claro y los dirigentes ya no pueden mirar para otro lado. La escalada de violencia, esta vez, se repitió en una modalidad delincuencial que, lamentablemente, ha resurgido: atacar los buses de los planteles.

OPINIÓN: La Selecta y el Juego del Calamar en Concacaf

El ascenso violento inició en la fecha del martes con dos ataques a delegaciones. El primero fue al bus de Alianza cuando llegaba a Santa Anta para jugar contra FAS. La hostilidad fue parecida al ataque que había recibido la semana anterior el mismo equipo, esta vez por “aficionados” de Firpo, luego repelido con la “vendetta” de aficionados aliancistas. Un espiral que si nadie lo detiene se transforma en explosivo.

El mismo día y más tarde, el plantel de Firpo fue agredido en El Congo, mientras viajaban de regreso al oriente del país. Las amenazas siguieron contra el portero Pituca Almeida en redes, quien con razón posteó: ‘¿Quién puede justificar semejante agresión?’ Nadie.

Estos son los daños al vidrio del autobús de Firpo. Se muestra la piedra que impactó en la ventana. Foto: Cortesía L.Á. Firpo

Las redes sociales, lamentablemente, exacerban y amplifican la violencia y hasta increíbles justificativos cuando los violentos “son del equipo”. Los fanáticos no terminan de entender que las agresiones no tienen color ni camiseta. Son violentos y punto.

Por si faltara algo, al día siguiente atacaron con piedras a un autobús de ¡la reserva de Alianza!, a la salida del Quiteño. Tiempo de poner punto y final a una problemática, que si no se la trata con la seriedad correspondiente, será indetenible. Y podríamos lamentar, todos, futuras tragedias.