Argentina e Italia ganaron de visitante en dos estadios míticos, templos del fútbol mundial, como son el Maracaná y Wembley, ante las dos selecciones anfitrionas. Una hazaña pocas veces vista en la historia, que sucedió en dos días consecutivos.
Por un lado Argentina y Messi. No fueron pocos los aficionados que más que la albiceleste, querían que Messi levantara una copa con la Selección mayor de su país.
Y lo hizo, justamente, en su peor partido de una Copa donde brilló. Pero no solo los hinchas querían que Messi ganara el título. También los jugadores, que fueron todos a abrazarlo a él cuando terminó el partido, como diciéndole ‘aquí está tu título, el que merecías tanto’.
El fútbol le debía una alegría como esta a Messi y la deuda se ha empezado a saldar. Enfrente estuvo un Brasil, al que se le cerraron todos los circuitos y, que pese a contar con un maravilloso Neymar, no pudo empatar. Entre todos los abrazos de Messi, quizás el más conmovedor fue con su amigo brasileño, ex compañero en Barcelona. Fue la postal del fútbol total.
En Europa, Italia certificó su resurgimiento en tiempo récord. De aquel equipo que lloró su eliminación al Mundial de Rusia 2018 a este campeón de la Euro, con 33 partidos invictos y el “mote” de invencible en el medio. El fútbol y sus vaivenes, cambiante como nunca en tan poco tiempo.
Por eso, es imposible predecir que los europeos dominarán el Mundial de Qatar, solo porque se vio mayor competitividad que en América. A no olvidar que hoy los dos mejores del mundo, Messi y Neymar, juegan en selecciones sudamericanas.