Es un pregunta recurrente que suele surgir al ver cada partido de la Primera División del fútbol salvadoreño. ¿Por qué no se toman las precauciones necesarias para evitar posibles contagios de Covid-19? ¿Por qué no hay medidas de bioseguridad en los estadios en plena pandemia?
Lo que parece ser una premisa básica en cualquier parte del mundo, aquí en El Salvador brilla por su ausencia. En la mayoría de los países del mundo se juega a puertas cerradas, sin público. Hemos visto como hasta la Champions, referente ineludible, no permitía afición. Recién en este último fin de semana se ha visto gente en estadios españoles e ingleses, pero que no exceden el 25% del aforo. ¿Por qué en la liga de El Salvador no existe más esto?
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Cuando volvió el fútbol al país, la prevención fue que no se superara el 30% de la capacidad del aforo. Hasta había “comisarios de bioseguridad” y se suspendió un partido en el medio tiempo por no respetar las medidas. Fue en el Sergio Torres de Usulután (donde ayer mismo y ante una multitud mucho mayor a la de aquel partido, la premisa cambió al “siga, siga”).
Después, se les pasó la responsabilidad de los cuidados a los equipos. Ninguno la cumplió, se ve en cada partido importante, donde las aglomeraciones son moneda corriente. Y con la llegada de los juegos decisivos, mucho más.
Es cierto, los estadios de fútbol no son el único lugar donde no existen las medidas de bioseguridad, pero eso no exime de responsabilidad a los organizadores. Y si los equipos no toman medidas, debería intervenir Primera División o Fesfut. El fútbol es un gran show, estamos de acuerdo. Pero no debería ser un atentado a la salud en cada partido.