Imaginemos una liga seria, profesional, que no permita equipos (o clubes, si es profesional) que se inscriban mientras arrastran deudas con sus jugadores, y con medio mundo, solo por llevarle la contraria a la Federación.
Una liga organizada que tenga el calendario con fechas y horarios establecidos dos semanas o antes de que se comience el torneo; y no estar a tres días sin saber quién juega adónde y a qué horas.
Imaginemos una liga competitiva, con buenas canchas (y no un estadio para tres equipos), buena preparación, buenas condiciones para todos los involucrados (afición, prensa, jugadores, árbitros, etc.) y terrenos de juego que parecen más potreros o campos de pasto que canchas de fútbol.
Imaginemos una selección con un técnico presente, que sea competitiva, que sea requerida para ser verdadero sparring y no para llevar dinero a los organizadores.
Medalla no logramos pero a México le ganamos
Otro fracaso a nivel de selecciones nacionales ¿qué nos deja?
Imaginemos dirigentes que lleguen a servir al deporte, que renuncien a sus privilegios y egos y juntos vayan por el mismo camino para llevar apoyo y darle una buena preparación a los atletas para conseguir éxitos; y no que se suban al carro cuando las cosas, por fortuna o accidente, salen bien.
Imaginemos atletas con una buena preparación antes de cada competición para que lleguen los éxitos. Y no querer conseguir cosecha cuando apenas y hemos sembrado.
Imaginemos un gobierno que tenga una verdadera apuesta por el deporte como factor de desarrollo y combate a la situación del país, que brinde los recursos necesarios, sin banderas, con verdadera visión de país.
“Imaginemos cosas chingonas”, dijo Chicharito Hernández antes del Mundial de Rusia 2018, y se preguntó ¿Por qué no? Total, digo, no cuesta nada imaginarlas, es gratis. Yo me las imagino, y llámenme iluso, soñador, vende humo, etc. estoy convencido que no hay mal que dure cien años.