En los partidos entre FAS y Alianza siempre hay morbo. No es el clásico nacional, pero tiene otros ingredientes que lo convierten en un partido atractivo. Más en una final como la que disputarán el próximo domingo, donde Alianza quiere la 14 y los santanecos la 18.
A este partido lo envuelven una serie de rachas, unas malas que se quieren parar y otras mejores, como la que tiene Alianza de siete finales consecutivas, con la del próximo domingo incluida, pero de las seis que jugó antes solo pudo ganar dos. Y hay una racha fea para los tigrillos, que el viernes cumplirán 10 años sin llevar una copa a sus vitrinas.
Esta será la sexta vez que se encuentren en una final, pero la balanza está inclinada para el lado blanco, puesto que de las cinco que ya jugaron, cuatro las ganó.
Esta lucha por coronarse empezó en el año 1994, cuando todavía se jugaban los torneos largos, que duraban un año. Ahí la levantó el cuadro capitalino. Las otras finales fueron en el formato de torneos cortos, la mayoría en los Clausuras.
Las siguiente final fue el 26 de mayo del 2002 y ahí emparejó la serie FAS (ganó 4-0); volvieron a chocar en el 2004, la cual se definió en los penaltis y sentenció el uruguayo Alejandro Curbelo con un cobro al estilo “Panenka” que engañó a Luis “Manotas” Castro. En el 2011 (2-1) y 2015 (1-0) también mandó Alianza.
Un calvario para el tigre
Después de la corona 17 que se colocó FAS, bajo el mando del técnico Roberto “Toto” Gamarra, al vencer 3-2 a su archirrival Águila en tiempo extra en 2009, los tigrillos empezaron un camino que tuvo cuatro finales más, pero en todas se frustró el sueño por conseguir la 18.
Pasaron técnicos y muchos jugadores que buscaban el objetivo de dar una nueva alegría a su afición, pero ninguno logró el éxito. Pero tras cuatro años, el equipo asociado está de nueva cuenta a 90, 120 o tiros de penalti incluidos para volver a celebrar en el fútbol salvadoreño.
Cuatro años pasaron desde la última vez que estuvieron en una final y la misión es no volver a dejarla escapar. Sobre todo porque el sendero que pasaron antes de llegar a esta etapa fue espinoso, con un inicio de torneo irregular y que acabó con el despido de Érick Dowson Prado para que tomara las riendas Guillermo Rivera, un hombre de la casa que llegó a dar seguimiento a una renovación de plantel, que ahora está compuesto por muchos jóvenes que también sienten los colores azul y rojo.
En la actualidad, los fastanecos tampoco la pasan bien contra el cuadro albo, puesto que no le ganan desde abril del año pasado, cuando vencieron en el Cuscatlán con goles de Irvin Herrera y Luis Perea, más el descuento de Marvin Monterroza. Después jugaron otros ocho partidos, que fueron parejos porque firmaron cinco empates y hubo tres triunfos albos.
En la fase de clasificación del Apertura también tuvieron partidos vibrantes y con goles, ya que en ambas ocasiones acabaron 2-2.
De las últimas nueve finales, el equipo de Wilson Gutiérrez ha sido protagonista de ocho, las últimas siete de manera consecutiva. Sin embargo, la deuda la tienen los mismos jugadores porque la plantilla se mantiene de ese equipo que solo pudo ganar dos de seis posibles.
Dolorosa la del Clausura pasado, ya que Alianza era favorito ante un Águila que no gustaba el fútbol que practicaba, pero llevó a los capitalinos hasta donde quiso: la tanda de los penaltis, donde la efectividad negronaranja pesó y dejó a Alianza, de nueva cuenta, con el deseo de ser campeón.