ENTREVISTA- El futbolista salvadoreño Pablo Punyed y la “Cuarentena a la islandesa”

El futbolista salvadoreño destacado en Islandia detalla cómo el país europeo donde reside ha encarado de forma exitosa la crisis del Coronavirus, sobre cómo la sociedad islandesa ha contribuido para ello y más.

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Pablo Punyed de El Salvador celebra un gol este martes en el partido de vuelta del Grupo B de la Liga de Naciones Concacaf entre El Salvador y República Dominicana, en el estadio Cuscatlán en San Salvador. Foto EDH / Jorge Reyes

Por Robbie Ruud

2020-04-13 4:00:07

Islandia, con más de 10,000 pruebas en unas cuantas semanas, se convirtió hace poco en el líder mundial de la investigación sobre la composición del coronavirus; se trata de una nación demográficamente pequeña, y tanto, que posee menos habitantes que el mismísimo departamento de San Miguel. Pablo Punyed, volante cuscatleco con casi una década en dicha nación europea, nos cuenta sobre cómo está el deporte rey allá, el panorama de salud, y muchas otras cosas más.

Una situación llamativa es que la isla europea -ante la pandemia- impuso restricciones como cualquier país- y si bien algunas de estas guardan similitud con las que tenemos, hay otras atenuantes que nos sacan años luz. Quizás una de las diferencias más notables es que allá hay una mayor permisividad para la movilidad, excepto en los recintos públicos. La gente en Islandia pasa en cuarentena domiciliar, pero a razón de la cultura hay que recordar que la distancia entre islandeses es mayor a la nuestra en cuanto a socializar (“Código Proxémico”, le llaman los expertos) eso facilita que el gobierno no insista con este tema.

Por otra parte, tal y como en nuestro país la micro y mediana empresa se han visto duramente afectados por la crisis del Coronavirus, en Islandia, también es regla, aunque con previsibles diferencias ¿pero cuáles?

“El Salvador e Islandia son países con diferentes infraestructuras, lógicamente la toma de decisiones en estos días es la clave. Por ahora acá hemos intentado tener un ritmo de vida dentro de lo que cabe normal, pero en realidad todos hemos sido afectados por esta pandemia, en especial los negocios pequeños. Hay una disposición gubernamental que prohíbe la actividad económica a negocios que junten 10 o más personas. Los cafés y negocios pequeños han sido afectados con todo esto y la mayoría se las ingenia para seguir en pie; esos pequeños emprendimientos se han visto afectados, pero aún así la mayoría busca la manera de cómo llegar a sus clientes”, cuenta Punyed.


Así trabajaba Punyed días antes de que se prohibieran los entrenos, hoy desde casa. foto edh / cortesía P. Punyed

El gobierno islandés junto a la empresa privada han invertido hasta el hartazgo en la tecnología aplicada a la salud durante muchos años; eso, junto a una reacción en tiempo más anticipada que la de la mayoría de países afectados por la pandemia, les convirtió en una nación que pudo prever más muertes y conocer lo más pronto posible sobre el comportamiento del virus.

Islandia hizo por miles, los famosos test para detectar si sus habitantes son portadores de COVID-19, esto ha sido fundamental también para no implementar medidas tan severas que afecten a la economía en demasía. Mientras más saben cómo actúa el virus, más saben cuáles son las medidas puntuales a tomar en materia de salud pública. Esas son las ventajas de analizar el germen.

“A los papás de mi esposa ya les hicieron el test de coronavirus, y salieron negativos gracias a Dios. Hay unas empresas privadas acá que han invertido mucho para conocer cómo funciona el virus, los test fueron gratis y ayudaron a evitar más contagios. Los científicos acá recolectan datos para hacer los estudios y la gente recibe la alta, o la baja para someterse a tratamiento. Por eso el número de contagiados es muy alto aquí, porque las pruebas han sido por miles y en un periodo corto de tiempo; lo bueno es que ya hay muchos recuperados, y estas pruebas hacen también que el sistema de sanidad no vaya a colapsar. Lo más difícil es balancear todas estas medidas de salud con los empleos de los trabajadores”, relata.

Tal y como lo explicaba Juan Punyed, padre de Pablo, su hijo destacado en Islandia decidió ir al frío país a inicios de la década para jugarse todas las cartas y vivir de lo que ama hacer: jugar al fútbol. El futbolista del KR Reykyavík, como cualquier persona, está hecho de decisiones, y las propias le han permitido tener una hoy por hoy una alta calidad de vida.

En lo deportivo, el mediocampista salió varias veces campeón de liga y se hizo con varias copas; también fue el primer salvadoreño en jugar Champions League y ha defendido los colores de la Selecta con alto profesionalismo. En lo personal y afectivo formó una hermosa familia junto a su esposa Rúna. Ahora, ante esta crisis pandémica, Pablo Punyed parece estar de nuevo en el momento correcto y en el sitio correcto.

Islandia ha llevado tan lejos sus estudios sobre el Coronavirus que desarrolló un modelo de prueba tal, que ha demostrado que el 50% de los casos en el país son asintomáticos, es decir, hay muchos islandeses portando el virus sin tener tos, fiebre y los otros signos característicos; siendo así una persona contagiada no espera a someterse a tratamiento -al menos en la pequeña nación europea- hasta que se tiene una condición grave o irreversible.

“Puede ser que sea suerte que yo esté aquí, pero no es un accidente que esté aquí. La cultura de la gente en Islandia se refleja no solo en la salud, sino también en muchas otras; tienen una búsqueda permanente de la excelencia. Eso caracteriza a un país tan pequeño, uno que buscó tener su propia moneda y una economía autónoma para sostenerse en las altas y bajas de las finanzas mundiales. Acá hay mucha inversión gubernamental para la gente, y eso acá se apoya también con nuestra conducta; hemos entendido que ninguna medida es extrema con tal de conservar la salud y ayudar a los demás con nuestra actitud. Estoy contento de estar aquí, muy satisfecho la verdad; mi familia afuera está bien en las otras partes del mundo. No he tenido ninguna mala noticia de ningún familiar, pero preocupa el escenario”.

El fútbol

Uno de los momentos de pretemporada más esperados en Islandia es el inicio de la Copa de Liga, ahí se involucran todos los equipos de las cuatro divisiones profesionales del balompié isleño. Si bien dicho torneo -que siempre inicia en febrero- no ofrece cupos a competiciones europeas, es fundamental para la planificación de los equipos.

Se trata de un certamen bien sistematizado y que se juega todos los años sin excepción, ideal para evaluar funcionamientos de cara al inicio las ligas en mayo, sea cual sea la división. Febrero, marzo y parte de abril son meses aprovechados por los cuerpos técnicos para aceitar lo mejor posible la maquinaria de la que están a cargo; y si hacen falta refuerzos tras la respectiva introspección deportiva, eso lo ajusta luego la directiva según lo determine el equipo técnico del club que lo demande.

Esta iniciativa deportiva evita así varios y lamentables escenarios característicos de muchos torneos del fútbol hispanoamericano. La improvisación cuando las ligas de Islandia ya están en marcha es inexistente, la cantidad de fogueos de pre-campaña no está condicionada únicamente por la capacidad financiera propia, e impiden así que los clubes corrijan -destruyendo el espectáculo- lo malo que pudieron planificar hasta bien entrada la liga con ayuda de rigurosas autoevaluaciones.

Es decir, para el inicio de una liga en Islandia, sea primera, segunda, tercera o cuarta categoría, ya los equipos van armados hasta los dientes tras haber disputado al menos cinco exigentes cotejos de ensayo por Copa de Liga.


Pablo (primero de izq. a der.) junto a sus compañeros del KR en donación de 48 refrigerios para el Hospital Nacional. Foto: EDH/Cortesía de Punyed

“La federación está pendiente y ha acatado las órdenes del gobierno. Por ejemplo, los entrenos organizados de cualquier deporte colectivo están suspendidos hasta el 30 de abril, por ahora. La liga no empezaría hasta el 15 de mayo y eso afecta; espero que la federación de fútbol y la asociación de futbolistas trabajen juntos en favor de todos. Lo importante es la salud, que estemos bien, esto nos ha hecho sentir lo frágiles que somos como sociedad, y nos damos cuenta que el fútbol es un deporte, una práctica hecha para divertirnos, pero que también es importante como un ingreso para tantos atletas”.

“El KR está negociando con los jugadores, sabemos que hay que apretarnos; podría haber un 15 ó 20% de rebaja en el salario nuestro para poder sostener al club. Estamos preparados para poder ayudar a la institución y a todos quienes trabajan en la misma. Esto aún no se han confirmado, pero los ajustes han empezado a discutirse mucho antes de que esto se agravara. Ningún compañero por ahora ha salido positivo en su test, pero nunca se sabe con este virus. La Copa de Liga este año ha sido cancelada, y es que no habrá tiempo para jugarla, ves el calendario y no hay fechas disponibles. Creo que fue la decisión fue correcta porque nosotros éramos los campeones defensores (risas)”.

Ritmo de vida

Los islandeses al conocer que se enfrentarían tarde o temprano el fenómeno de la pandemia a inicios de año no decidieron encerrarse con doble llave tras vaciar en la previa cuanto anaquel o mostrador se les pusiera enfrente, pero tampoco se hicieron turismo por la montañas o a las deliciosas piscinas termales como si el frío por sí solo se encargara de aniquilar el virus.

Los islandeses tomaron medidas de salud y de prevención con fundamentos científicos lejos del pánico, de la irresponsabilidad y pensando siempre en el prójimo. Islandia, con decenas de volcanes activos, si hay algo que conoce muy bien es cómo elaborar planes de prevención de crisis con altísima efectividad, y es que desde hace varias décadas aprendieron a no improvisar cuando el peligro ya está tocando la puerta.

“Donde vivo se nota el impacto de la cuarentena domiciliar, sin duda; pero ha sido bonito ver cómo esto ha unido más a las familias. Ver que pese al distanciamiento hay aún padres quienes caminan por el vecindario con sus hijos, personas haciendo ejercicios afuera, pero a solas, y eso refleja que aunque estemos paralizados hay que seguir adelante y aprovechar el invaluable tiempo en familia. Aquí donde vivo nadie se ha enfermado, y cada quien hace lo necesario para mantenerse activo; hay quienes tienen la posibilidad de trabajar de casa, cosas de la normalidad que no se detienen pese que todos somos muy precavidos. Yo hago ejercicio en casa, corro afuera, porque se puede; propongamos y no nos estanquemos en la queja. Esto pasará en Islandia, así como un día lo superará también El Salvador”.

“Siempre hay personas que reaccionan comprando una excesiva cantidad de cosas en medio de esta crisis, acá se dio pero no fueron muchas. Es difícil poner un límite de compra porque cada familia necesita algo diferente, pero uno debe tener conciencia que vive en una sociedad y que nuestros actos afectarán de forma positiva o negativa a alguien más. Es necesario tener un especial cuidado con los productos a consumir y que no son fabricados en el país donde vivimos, porque dejando de acaparar se comparte lo que se necesita y se ayuda más de lo que uno cree. Acá se entendió eso muy bien, no hubo un pánico acerca la posibilidad de un desabastecimiento en los comercios. Cada nación vive una circunstancia distinta, pero la gente debe confiar, cuestionar pero también ayudar a quienes las toman decisiones de país. Espero que muchas organizaciones internacionales tomen en cuenta a El Salvador, un país que necesita mucha ayuda para sostener los empleos, y dentro del país ruego que la gente que esté en posición de ayudar lo haga”.

El sector informal en El Salvador se ha aprovechado de la situación, si bien el Gobierno estableció precios tope para la canasta básica y productos de primera necesidad en la pandemia, esta “canasta” se sigue quedando corta -en cantidad de productos- en comparación a la de países vecinos como Guatemala. El Salvador, ante la falta de producción de frutas y verduras entre otras cosas, está a merced de los precios que imponen los comerciantes; los vegetales y frutas se han encarecido sin control alguno.

En los mercados salvadoreños la gente subió el precio a muchos de estos productos importados, y las denuncias se quedan cortas ante la demanda, no hay manera de controlar esto efectivamente y los comerciantes pueden llegar a venderle cinco o cuatro tomates por un dólar. Algo que se mantiene de precio, es por ejemplo, una pechuga de pollo, con un costo entre dos y tres dólares; en Islandia eso mismo puede llegar a costarle 17 dólares ¡en uno de los supermercados más baratos!


Punyed, junto a su esposa Rúna dando un paseo a su hija en el vecindario. La pandemia juntó más a la familia. Foto: EDH/Cortesía de Pablo Punyed.

“Acá los productos han incrementado de precio, hay que saber comprender que los negocios buscan paliar esta crisis, pero debo ser franco y reconocer que no han sido grandes diferencias, los aumentos no han sido exagerados. Todo en la cadena será afectado, y eso hay que respetarlo, pero acá asumimos que esos cambios deben ir tanto a favor de las empresas como a favor de los consumidores. En estos tiempos nos hemos dado cuenta de la diferencia entre el ocio y lo necesario, de lo que necesitamos y de lo que no, de lo que podemos prescindir; hay que hacerse esta pregunta siempre de ahora en adelante ¿esto lo necesito o esto lo quiero? (Risas) es la verdad. Esto, a pesar de que mi hija está pequeñita, voy intentando inculcárselo de a poco para que sea responsable en un futuro.

La rutina de Pablo ha cambiado durante el parón pandémico. Pero lejos de solo lamentarse se lo toma con actitud y está feliz de poder experimentar cosas que tendría reservadas únicamente durante sus vacaciones laborales. Por ahora lleva bien el cambio de chip para con su cotidianidad.

“Mi rutina es así: me despierto con mi hija, entre 6 y 7 de la mañana… o a la hora que ella se despierte, luego me quedo con ella hasta que toma su siesta a las 10 ó 10:30 a.m., es entonces cuando aprovecho para correr, hacer ejercicio y posteriormente almorzar. Cuando termino mi hija se suele despertar a la 1:00 p.m., paso con mi familia toda la tarde; hablamos con mi mamá, mi papá, con mis hermanos -quienes quieren hablar con mi hija- porque conmigo no… (risas). Intentamos que la niña salga al patio, o que se divierta en los columpios del vecindario, hacemos una caminata, o vamos casa de los padres de mi esposa. Creo que lo distinto es que hoy puedo cenar con la familia en casa, y es que siempre entrené a esa hora en el club (5:00 p.m. a 7:00 p.m.) Ahora que tengo ese periodo de tiempo, puedo ayudar más a mi mujer con los quehaceres y a mi niña para lo que necesite. Es importante pensar lo que uno piensa y come, la salud mental y cosas positivas. Leo mucho, trato de aprender cosas, tengo varios proyectos; por ejemplo ahora me hallo escribiendo un libro para niños en español e islandés, estoy en la creación de una aplicación para futbolistas, una con la que puedan hacer ejercicios sin importar en qué parte del mundo estén, será gratuita; pero también queremos que sea para cualquier persona y que no esté solo reservada para atletas. Y así, intentando desarrollar cosas en este tiempo de reflexión. Esto debe ser una pausa que a todos nos debe hacer replantear cómo usamos el tiempo y en qué lo invertimos; es muy importante que sea vea así esta crisis”.


P. Punyed junto a su hija en casa. Aún en medio de las labores parentales, él halla tiempo para todo. Foto: EDH/Cortesía de Pablo Punyed.

“La salud mental es muy importante, hay que reconocer que podemos apagar esos aparatos electrónicos que pueden llegar a esclavizarte y restarte tiempo valioso en el día. Yo después de las 7:30 p.m. apago el teléfono móvil y así tengo tiempo para compartir con mi mujer en la noche, y por la mañana lo enciendo a las 7:30 a.m., así tengo tiempo antes para disfrutar con mi hija. Hay que pensar en qué invertir el tiempo que a uno le ha quedado libre, pero hay que ocuparlo para proponer, para buscar mejorar cosas, hábitos, proyectos, y todo esto respetando lo que digan las autoridades. Esta crisis pasará, pero hay que sacar una lección de todo esto, no esperar solo a que pase; y lo más importante: ayudar a quien lo necesite”.