Un entrenador español, que ha sido acusado de 36 delitos de abuso sexual contra menores de 12 años, está siendo juzgado en una Audiencia Inicial en Valencia.
La fiscalía está pidiendo 248 años de prisión debido a la cantidad de abusos, y, hasta el momento, el único argumento de su defensa es insólito: pensaba que era un juego.
“Nunca he pensado siquiera en abusar de ellos, era un juego entre amigos, nos divertíamos y ya está, solo jugaba porque nos lo pasábamos bien, en ningún momento pensé que fuera ilegal”, declaró el reo, detenido en privisión provisional desde 2018.
Según la fiscalía, el acusado realizó estas prácticas entre 2015 y 2018 y aprovechaba su condición de entrenador de fútbol y monitor de la escuela de verano para ganarse la confianza de los menores, y jugar con ellos en el polideportivo, comer algo o practicar videojuegos.
Cuando se ganaba la confianza, a los niños les ponía retos, entre los que incluía todo tipo de actos de carácter sexual en los baños del polideportivo, en un polígono industrial o en una pista de motocross.
“Éramos amigos y nunca les obligaría a nada que no quisiesen, si no hubiéramos querido jugar nunca hubiéramos jugado. Nunca pensé que hubiera hecho nada malo”, declaró el imputado.
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