Durante los últimos 25 minutos del tiempo reglamentario, Italia parecía que quería que todo acabara en los penales. No tenía con qué, no lograba elaborar jugadas de peligro real, sufría con la presión alta de Austria, y el VAR les salvaba de lo que parecía el primer tanto de un partido con pocas ocasiones, pero en las que sufrió.
Italia parecía la de antes, aquella que se cuidaba más que atacar. Desmebrada de ideas, hasta lucía cansada y presa del "miedo", de la sorpresa que generaba el planteamiento de una selección de Austria descarada, que le faltaba el respeto y que celebraba un tanto de Marko Arnautovic que al final no fue por milímetros.
Su cabezazo, tras una prolongación con la testa del capitán Alaba, superó la salida del arquero Donnarumma, la bola pegó en el travesaño y terminó en el fondo.
Parecía desconcertado Italia, bajaba los brazos, pero se los subió el llamado del VAR. Ese que borró en un santiamén - que duró siglos porque nunca que bajaba la decisión final de los jueves del videoarbitraje - la tecnología.
Lo justo y lo real es que no fue gol, por más que Austria tuvo contra las cuerdas a una Italia que no parecía lo que ha mostrado en esta Eurocopa y desde hace ratos, que luce invencible.
Pero llegó el tiempo extra y, contra todo pronóstico por lo visto en cancha, pero con el acierto a los pronósticos previos al juego, la selección que dirige Roberto Mancini pegó un mazazo que fue definitivo.
El recién ingresado Federico Chiesa (84") recibió un balón a un costado del área por parte de Leonardo Spinazzola. El volante recepcionó con la cara, sin marca, en uno de los pocos descuidos defensivos de una enorme Austria. Llegó apurado un rival, se lo quitó con gracia Chiesa y, de inmediato, sacó un misil que no alcanzó a desviar la punta del taco de Alaba y que tampoco pudo detener el arquero Daniel Bachmann.
Fue un baldazo de agua fría, se desmoronó Austria, se le vio anímicamente vencida y no reaccionó sino demasiado tarde, cuando ya perdía 2-0.
Y es que, se lanzó sin sentido y encontró espacios Italia para que Matteo Pessina, al 105+1, en el cierre del primer tiempo extra, liquidara el encuentro tras una asistencia de Francesco Acerbi.
En el 106", le paró la reacción Donnarumma a Austria, en un remate envenenado del recién ingresado Michael Gregoritsch, una mano salvadora también para terminar de asegurar el triunfo. Los grandes también viven estos momentos, de sufrimiento, de incertidumbre, y es ahí donde resuelven.
Ya cuando quedaban apenas seis minutos para el final, Sasa Kalajdzic descontó con un cabezazo en palomita tras un tiro de esquina, un golazo al mandar la bola pegada al primer poste ante un Donnarumma tapado por su defensa.
Todavía tuvo un remate en el borde del área Michael Gregoritsch, pero se fue desviado de la portería rival.
No fue el mejor partido para la Azzurra, pero ya está en cuartos de final, y se sumó a Dinamarca, que antes sorprendió y goleó a Gales.
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