Corría el 1980 cuando Daniel Rucks llegó a El Salvador para quedarse. Uruguayo de nacimiento, venía de Honduras, a donde trabajó por un año.
Una de las primeras cosas que hizo cuando abrió un periódico nacional fue buscar la tabla de posiciones de los equipos y revisar los nombres de los cuadros que ni conocía.
Ahí le llama la atención el nombre de Luis Ángel Firpo, el nombre de un equipo de fútbol tomado del de un boxeador, algo que consideró desmesurado. Así que los fue a ver al estadio en la primera oportunidad que tuvo.
Fue un miércoles, un encuentro contra Atlético Marte, y en la que Firpo se comió un 1-6.
Otro día, paró a comer al hotel Florida por la carretera del Litoral, y la señora que atendía le comentó si no iba ir a ver al Firpo. Ahí le explicó que se jugaba el no descenso en un encuentro vital contra Santiagueño.
Rucks los fue a ver y ganaron 1-0. Algo que había comenzado con sentimientos de “lástima”, tal cuál él lo describió, se fue transformando poco a poco en exaltación.
Más adelante, cuando trabajaba en Radio Femenina, quería conocer más el país y aprovechaba para ir a donde fuera a jugar Firpo, en plena guerra.
“Cuando nos tocaba jugar de visitante, éramos siete, contando a todos los dirigentes y el utilero y el gerente”, cuenta. Para entonces, el equipo no había ganado nada, pero, como lo vio salvarse, era lo que le llamaba la atención a Daniel.
En 1982, se convierte en socio honorario de Luis Ángel Firpo, en un acto en la Alcaldía de Usulután. Y poco después, se suma a la directiva. Después, vivió descensos, y los momentos más gloriosos, poco a poco. En 1985, primera vez entra Firpo a la pentagonal final. Luego, se quedó a un paso de la cuadrangular final. Hasta que se gesta el cuadro pampero de los 90’s, y llegó a convertirse en uno de los grandes.
Rucks vivió de todo, alegrías, tristezas, desencantos, y hasta ocupó todos los cargos habidos y por haber en la directiva, salvo el de presidente.
En medio de todo eso, hasta llegó a apostar la cabellera en más de una ocasión en finales, y, como él mismo se encargó de viralizar en Twitter, obviamente perdió.
Aquí está la prueba de ello: