El Cuscatlán tuvo una noche de fiesta de Concachampions, no a lleno total pero si con entusiasmo y colorido a tope, como pocas veces se ve en el fútbol nacional. Cerca de 20 mil personas llegaron al estadio, muchos a destiempo por el cada vez más intenso tráfico, pero con el sentimiento albo por encima de todo.
El recibimiento para el equipo fue de primer nivel y marcó el punto más alto de la fiesta. Decenas de banderas, celulares encendidos y fuegos artificiales detrás de los tendidos populares se combinaron para un espectáculo tremendo. Los jugadores no podrían haber salido más motivados.
También hubo mexicanos en el Coloso. Alrededor de 100 aficionados de Tigres se ubicaron con sus banderas azules y amarillas y pancartas en Sol Preferente Sur. Le aportaron su toque de color a la noche.