“Muchos amigos míos estaban en la Escuela de Fútbol Coca-Cola, ellos me ayudaron a ingresar cuando tenía 15 años de edad”. Alex Sánchez, de 17 años, es un futbolista que se forjó durante su infancia en las calles y canchas de su barrio. La pelota al pie es algo que siempre le fascinó, y hoy en día está viviendo un sueño.
Luego de años jugando al fútbol en la escuela y fuera de ella con los amigos, un día se le presentó la oportunidad de jugar para las escuelas de la famosa bebida carbonatada y se empezó a abrir espacio para aprender a mejorar su técnica y disciplina.
El profesor Migdonio fue el responsable de empezar a formar el talento de Sánchez, a quien le asignó ser volante por la banda derecha, casi la posición en la que juega por ahora. El perfil de Álex es izquierdo, es decir que cerca de la línea de cal, pero desde la derecha, puede perfilarse en cualquier momento para disparar al ángulo más lejano.
“Cuando vine a España quería seguir entrenando, unos amigos me llevaron a la ciudad deportiva del Rayo Vallecano. Fui, me dieron un formulario para poder entrar, luego lo entregué, luego me llamaron, hice las pruebas y las pasé”, manifiesta Álex.
Álex fue a España como turista y luego buscó junto a su madre y su hermana -quienes también viajaron con él- la oportunidad de arreglar su estatus migratorio y hacer una nueva vida en territorio ibérico. Él y ellas cuentan con asilo político.
“Acá te explican más cómo vas a hacer los movimientos, las canchas son muy buenas y la gente en Rayo Vallecano es muy amistosa. Yo iba seguro con lo que juego y confiando en mí, siempre estuve seguro pero Dios hizo todo. Empecé con pretemporada en agosto y el torneo juvenil ya en septiembre. El primer día estaba nervioso, poco a poco me fui adaptando, ya jugué partidos completos. Mohammed Khaleb es mi entrenador, es un egipcio e Iván es mi preparador físico”.
El Rayo no le brinda gimnasio, pero sí un fuerte entrenamiento físico. Hasta el momento lo que más le gustó a Álex fue cuando le anotó sus primeros dos goles con el Juvenil C del Rayo a Escuela El Pozo, en pretemporada. El compañerismo es con todos, el ambiente es inmejorable dentro del conjunto de Vallecas y él se dedica por completo al fútbol. “Hablo en la distancia con mi papá, me dice que lucha hasta el final y que dé lo mejor de mí en los partidos”.
