Dos paradas decisivas de Thibaut Courtois en el primer acto y una de Jan Oblak en el segundo, convirtieron en un derbi de porteros y sin pegada el duelo entre un Real Madrid que añora un 9 goleador y un Atlético de Madrid que exhibió sin premio sus virtudes de inicio antes de desaparecer.
La pasión del mejor derbi del mundo no se tradujo en espectáculo. Se rebaja a duelos tácticos donde se juega a lo que desea Simeone, dominador en Liga del Santiago Bernabéu -seis torneos seguidos sin perder- con planteamientos que anulan a buena parte de las individualidades de su rival, hasta que Julen Lopetegui respondió con un giro por unas molestias de Bale.
En un partido donde se vieron superados por el Athletic de Bilbao, una genialidad de Messi a falta de diez minutos salvó a los catalanes
Alejado de antiguos sufrimientos y con la confianza que le genera un dominio reciente en casa del eterno enemigo, el Atlético salió sin complejos a por el Real Madrid. Sin apuros para anular al tridente ofensivo madridista, que se reducía al ímpetu de Gareth Bale, encontró en Lemar un futbolista clave para generar desequilibrio.
Hizo daño entre líneas, apareciendo por dentro, y nutriendo de buenos balones a Griezmann y Diego Costa. Los dos hicieron daño siempre en carrera. Saúl era el primero en intentarlo con un disparo lejano que sacó de puños Courtois.
El reencuentro del belga con su antiguo equipo le sirvió para reivindicar su nivel. Griezmann buscaba una tijera más vistosa que efectiva mientras el Real Madrid comenzaba a sentir impotencia, necesitado de la magia ausente de Isco, por no hablar de la pegada perdida con Cristiano Ronaldo. El portugués siempre fue decisivo en los duelos grandes y Lopetegui añora un 9 con gol.