En Londres también se cantó el “Cielito Lindo”

NOTA Y VIDEOS | Cientos de mexicanos se reunieron en un popular restaurante londinense para apoyar a su selección. Pese a que el partido lucía casi imposible, tanto en Inglaterra como en el Luzhniki Stadium "sí se pudo"

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Por Ricardo Avelar | @DocAvelar desde Reino Unido

2018-06-17 5:22:19

Ay, ay, ay, aaaay, canta y no llores”, cantaban a coro cerca de 300 mexicanos que se dieron cita en Mestizo, un popular bar y restaurante en el centro de Londres.

Familias, estudiantes, profesionales y docenas de visitantes acudieron a este local a demostrar su apoyo y cariño al “Tri”, que en su primer partido de Rusia 2018 encaró a uno de los favoritos para alzar la copa, Alemania.

Pese a que el juego lucía complicado para el cuadro dirigido por el colombiano Juan Carlos Osorio, la afición reunida en Mestizo no dejó de alentar. De hecho, cuando el árbitro iraní Aliteza Faghani dio inicio al juego, el primer cántico que se entonó en la capital británica fue el tradicional “sí se puede, sí se puede”.

A medida que México encontraba confianza en el terreno de juego, la afición se fue sintiendo más tranquila y de cuando en cuando entonaba canciones tradicionales como el Cielito Lindo o El Rey para luego gritar a todo pulmón “¡Meeéxico, Meeéxico!”

Pero nada preparó al local, su Staff o los asistentes para la explosión de ánimos y alegría cuando Hirving “el Chucky” Lozano abrió el marcador para el conjunto mexicano. Parecían incrédulos, sí, pero nada detenía la lluvia de abrazos y hasta las lágrimas de algunos cuando vieron cómo vencer a Alemania no era tan imposible como se pensaba.

El gol de Lozano y los gritos de Chucky, Chucky se combinaban con la pasión con la que celebraban las hazañas de Guillermo Ochoa, el guardametas mexicano que en acrobáticas formas mantuvo la ventaja a lo largo del partido.

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Durante noventa minutos no hubo norteños, tapatíos o chilangos en Mestizo. Esos 200 —o más— mexicanos parecían uno solo, abrazándose, gritando, cantando, como se lo merece cualquier aficionado de un equipo que accede a la principal justa del fútbol mundial.

En el terreno juego no hay imposibles. Son once contra once, con el mismo balón, el mismo árbitro y en el mismo estadio. Lo que cambia no solo es el talento, sino la garra, la sed por ganar y dejar el corazón y el físico en el terreno de juego. Todo eso lo puso México en Moscú. Y a lo mejor Alemania también. Pero la afición, ya sea en el Luzhniki Stadium, en el corazón de Londres o en la Ciudad de México —donde los millones de aficionados saltando por el gol produjeron un temblor artificial, detectado por los sismógrafos— pudo haber hecho la diferencia.

De la mano de Osorio, Ochoa, Layún, Chicharito, Guardado y el resto de la escuadra, pero también de la afición que nunca dejó de cantar, México pegó el primer golpe en Rusia 2018. Y el camino no es fácil, se vienen Suecia y Corea del Sur, pero este equipo ya demostró que a la cancha sale con todo, todo menos miedo.