Trump reitera amenaza de enviar la Guardia Nacional a más ciudades

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reavivó la confrontación con gobernadores y alcaldes demócratas al advertir que enviará tropas de la Guardia Nacional a más ciudades si considera que no logran controlar la delincuencia y la inmigración irregular. La amenaza, lanzada este fin de semana, apunta ahora a Baltimore, en el estado de Maryland.

Así mismo, como habían adelantado algunos medios antes, la advertencia del mandatario incluyó a Chicago, la tercera urbe más poblada del país.

El republicano ya había desplegado efectivos en Washington D. C. y en Los Ángeles, lo que desató un choque frontal con autoridades locales que lo acusan de usar tácticas de “mano dura” para proyectar una imagen de orden y fuerza en un año políticamente decisivo.

Baltimore, nuevo blanco presidencial

Trump afirmó en su plataforma Truth Social que Baltimore es una ciudad “fuera de control y plagada de delincuencia”, señalando directamente al gobernador demócrata de Maryland, Wes Moore. “Si Moore necesita ayuda, como Gavin Newsom en Los Ángeles, enviaré las tropas, como ya se está haciendo en la cercana Washington D. C., y barreré rápidamente el crimen”, escribió el presidente, distorsionando de manera intencional el apellido del mandatario californiano.

El comentario se sumó a un intercambio creciente de descalificaciones entre Trump y Moore. El gobernador acusó al presidente de recurrir a “tácticas de miedo propias de los años 80” y lo invitó a recorrer Baltimore juntos. “Oye, Donald, podemos conseguirte un carrito de golf si eso facilita las cosas”, ironizó en CNN.

Trump replicó que prefería que Moore se concentrara en “limpiar el desastre” de la ciudad. Sin embargo, Moore defendió su gestión asegurando que los homicidios en Maryland han bajado más de 20% desde su llegada al cargo. “La última vez que la tasa en Baltimore fue tan baja yo aún no había nacido”, dijo el político de 46 años.

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Un patrón de despliegues

El mandatario ha utilizado la Guardia Nacional como herramienta para reforzar su discurso de “ley y orden”. En junio ordenó enviar casi 5,000 soldados a Los Ángeles, incluyendo 700 marines en servicio activo, pese a la oposición del gobernador Gavin Newsom. El operativo coincidió con protestas contra redadas migratorias y fue catalogado por demócratas como un uso abusivo de la fuerza federal.

En Washington D. C., la presencia militar se mantiene, y Trump la ha descrito como una “toma de control” de la policía del Capitolio. Su administración argumenta que estas medidas son necesarias para garantizar la seguridad en zonas urbanas con altos índices delictivos.

El gobernador de California acusó a Trump de buscar un enfrentamiento político más que soluciones reales. “Este no es un plan de seguridad, es un espectáculo”, dijo Newsom semanas atrás.

Chicago en la mira

El viernes, Trump señaló que Chicago sería “la próxima” en recibir a la Guardia Nacional. “Vamos a hacer nuestras ciudades muy, muy seguras. Creo que Chicago será la próxima y luego ayudaremos con Nueva York”, declaró a periodistas en la Casa Blanca.

El gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, y el alcalde de Chicago, Brandon Johnson, rechazaron la idea de manera categórica. “Donald Trump y los republicanos MAGA intentan presentarse como el partido de la ley y el orden. Nada más lejos de la realidad”, publicó Pritzker en la red X.

El gobernador recordó que Chicago registró 573 homicidios en 2024, una reducción del 8% respecto al año anterior, dato que, según él, contradice la narrativa presidencial de una ciudad en “caos absoluto”.

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Una estrategia con implicaciones políticas

La insistencia de Trump en enviar tropas a ciudades gobernadas por demócratas refleja un patrón político más amplio. Analistas en medios estadounidenses señalan que el presidente busca posicionarse como el garante de la seguridad frente a una oposición a la que acusa de ser “débil ante el crimen”.

La estrategia también está vinculada con la política migratoria. Los despliegues de la Guardia Nacional han coincidido con operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en distintas zonas urbanas, lo que refuerza la percepción de que el gobierno federal busca ampliar su alcance más allá de las fronteras estatales.

Sin embargo, gobernadores como Moore, Newsom y Pritzker insisten en que estas medidas representan una invasión de competencias locales. Para ellos, el enfoque militar no ataca las causas profundas de la criminalidad, como la desigualdad social o la falta de oportunidades económicas.

Tensiones en aumento

El pulso entre la Casa Blanca y los estados demócratas se ha intensificado con la amenaza de Trump de cortar fondos federales a Maryland para reparar un puente colapsado, en represalia por las críticas de Moore. Ese tipo de advertencias aumentan la incertidumbre sobre hasta dónde está dispuesto a llegar el mandatario en su cruzada contra dirigentes opositores.

Lo que está en juego no solo es el control de la seguridad urbana, sino también la relación entre el gobierno federal y los estados. En ese contexto, cada despliegue militar tiene un peso político que va más allá de la reducción de delitos.

Por ahora, el Pentágono no ha confirmado los próximos movimientos, aunque fuentes citadas por CNN apuntan a que Chicago podría experimentar un operativo similar al de Los Ángeles. La tensión continúa y todo indica que la pugna entre Trump y los gobernadores demócratas seguirá escalando en los próximos meses.