Hay muchas cosas que nunca morirán como el amor por los dinosaurios. Sin importar la edad de una persona estos animales resultan lo más interesante sobre la fauna terrícola. Sus nombres son un trabalenguas, sus vidas un misterio y su fuerza una característica intrigante que quisiéramos tener. Murieron hace millones de años pero viven en la memoria colectiva.
Juguetes, películas, series, libros y muchas otras cosas más existen inspirados en ellos porque a la gente le encanta.
BBC Mundo en su artículo “Por qué a la mayoría de los niños (y a muchos adultos también) les fascinan los dinosaurios”, descubrió que existen
La explicación del biólogo evolutivo Ben Garrod, entrevistado por tal medio, fue que por naturaleza a todos nos fascinan los malos y los dinosaurios fueron los malos en la prehistoria. De esta manera se fragua una mezcla de terror y excitación apto para escudriñar hasta la raíz.
Este es el dinosaurio considerado el más grande de todas las especies
En los niños sucede algo llamado por los psicólogos como “interés intenso enfocado en la adquisición de conocimiento en un dominio específico”. Esto hace que trabajen por memorizarse los nombres de cada especie, sus hábitos alimenticios, forma de vida, estatura y otros datos interesantes.
No es malo que presten mucha atención en dinosaurios, sobre todo porque les ayuda a desarrollar su capacidad para procesar información, la persistencia y la confianza. Poco a poco los niños entienden que poseen cierto grado de autoridad, pues conocen casi todo sobre sus animales preferidos y pueden hablar de ellos con sus padres o amigos y ser escuchados con atención.
El interés por los dinosaurios frecuentemente aparece entre los 3 y 6 años. Pasado ese tiempo la emoción se queda o esfuma.
Y tú ¿alguna vez te obsesionaste por los dinosaurios?