Mario Testino, el fotógrafo de las celebridades

Descubrió a Kate Moss y Gisele Bundchen. "Llegué de Perú, donde los niños me gritaban maricón por la calle, y acabé en el palacio de Buckingham retratando a la realeza…”, dice. 

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elsalvador.com

Por Claudio Martínez

2016-11-08 3:42:00

Era una niña. La modelo tenía apenas 14 años y lloraba desconsoladamente en medio del ajetreado backstage del París Fashion Week tras acabar el desfile del diseñador John Galliano. Nadie reparaba en ella hasta que alguien, un fotógrafo, se le acercó. “Le pregunté ‘¿qué te pasa?’. Me contestó: ‘Es que me dieron un solo vestido porque soy chiquita’. Yo le dije: ‘Mira, cuando yo era chico en Perú había perfume y colonia. El perfume venía en frasco pequeño, pero duraba horas; la colonia era grande, pero era para un instante. Tú eres perfume’”.

El que narra aquella lejana anécdota es Mario Testino, considerado por la revista Vogue el mejor fotógrafo de moda del mundo. Y aquella niña con lágrimas era una tal Kate Moss, la cual acabó siendo su gran musa hasta convertirse en una de las top model más reconocidas. El ojo clínico del peruano difícilmente falle.

Fue él, también, quien descubrió a la brasileña Gisele Bundchen. “Nadie quería a Gisele, no gustaba. Tuve que luchar para que le den una oportunidad, pues nadie pensaba que podía llegar lejos por su nariz, sus senos, su cintura. Pero creo en la obsesión y yo me obsesioné y la fotografié”, admite Testino, 61 años, que se maneja entre la realeza y las celebridades como uno más de esa especie. Sus comienzos, sin embargo, fueron muy duros.

“No era posible imaginar lo que la vida me ha traído. Venir de Perú, donde los niños me gritaban maricón por la calle, y acabar en el palacio de Buckingham, retratando a la realeza…” Claro, entre su gris infancia y su status actual de divo pasaron demasiadas cosas.  Su determinación fue la clave. Dejó su acomodada Lima, donde fue estudiante de Derecho y Relaciones Internacionales, y con 20 años y el pelo pintado de rosado viajó a Londres solo con boleto de ida. Su aventura tenía una consigna: “Quería encontrar algo que me apasione y me haga feliz”.

“Culturalmente era muy diferente del Perú. La forma de pensar de la gente, su forma de vestir, el clima… Todo era distinto: más frío, la luz del día mucho más corta durante el invierno, el ritmo de la ciudad increíblemente rápido. Todo era tan emocionante. Estaba abierto a vivir la experiencia y tenía muchas ganas de hacerlo. Creo que esa es la forma de buscar lo que quieres: tienes que lanzarte y agarrar todas las oportunidades”, confesó en una entrevista.

Su obsesión era la moda: “Siempre me vestí con estilos de moda muy fuertes, llamativos, diferentes; y luego me di cuenta de que uno podía ser un fotógrafo de moda”. Trabajó como asistente del fotógrafo teatral John Vickers y también se ganaba la vida haciendo portfolios para aspirantes a modelos a cambio de algunas pocas libras esterlinas. Pero aun así no era suficiente para subsistir. En medio tuvo que trabajar en un bar de vinos y vivir por un tiempo en un hospital abandonado en Londres sin calefacción y muchas veces sin energía eléctrica.

Ante todas las adversidades, su talento pudo más. Y poco a poco empezaron a reconocer su trabajo en la industria de la moda. Pero el salto de calidad, o por lo menos de popularidad, lo dio cuando Madonna exigió a Testino como fotógrafo como condición para aceptar hacer una campaña de Versace en 1995. Las fotos, con la cantante vestida de blanco sobre fondo blanco dieron que hablar y pusieron al peruano en el mapa mundial. Y si necesitaba algún impulso extra, éste llegó con la sesión que hizo en 1997 con Lady Di para Vanity Fair. Más allá de la notable calidad artística, las fotografías acabaron siendo los últimos retratos oficiales que existen de la princesa.

“Fueron un regalo que la vida me dio”, confesó Testino. Además, eso le abrió las puertas de Buckingham Palace y desde entonces es el fotógrafo oficial de la realeza británica. Él tomó las fotos de la boda de los príncipes Carlos y Camila, el compromiso entre el príncipe Guillermo y Catalina y también el bautizo de la princesa Carlota.

Mario se define como “un documentalista de su era” y asegura que empezó a triunfar cuando intentó ser él mismo. Al principio quería imitar a sus colegas Cecil Beaton y Norman Parkinson. Reconozcámoslo, ser latino no es fácil. No eres líder en el mundo de la moda, ni del cine, ni de la música… Yo quería ser como los ingleses; pensaba que eran las personas más increíbles que había visto. Solo cuando me volví más peruano de lo que podía ser, triunfé. Mi identidad, mis raíces, eran mi singularidad. Por eso, a los jóvenes que empiezan les digo siempre que la única manera de llegar alto es sabiendo quién eres tú. Solo así sabrás lo que quieres”.

Hoy en día, Testino es una marca registrada y una empresa en sí mismo que cuenta con 70 empleados directos, entre los cuales incluye camarógrafos, asistentes, retocadores, responsables de su página web y de las redes sociales, jefes de prensa, encargados de contenido editorial, exposiciones y hasta directores de arte para diseñar campañas de publicidad. “Ahora también grabo y hago making off de todas las sesiones”, explicó en una entrevista al The Observer.

A diferencia de otros fotógrafos, el peruano no piensa solo en lo estético. Sabe lo que lo suyo es arte, pero también negocio. “Si una compañía gasta un montón de dinero en mí, en una modelo, en una locación, tengo que asegurarles que esa inversión ha valido la pena. Y si hago una portada de una revista, me gusta que sea la que mejor funciona en los quioscos”, dice. Y concluye: “Por eso me contratan las marcas”.

Adicto al trabajo como pocos, para Testino no hay sábados ni domingos libres. Su única pausa, religiosamente una vez al mes, es viajar a Lima para visitar a su madre de 92 años aunque sea por dos días. “Son 23 horas desde que salgo de una casa y llego a la otra, pero vale la pena. Ella está orgullosa de mí, en su habitación tiene una especie de alter con las fotos de todas mis portadas”, dice.   

Brad Pitt, David Bowie, Angelina Jolie, Kate Winslet, Noami Campbell… Son cientos los personajes que han pasado por su lente. “De todas las mujeres que he fotografiado, me quedo con Kate Moss”, afirma, y apenas un escalón más abajo pone a Madonna, Lady Di y Gisele Bundchen. Mención especial para Demi Moore: “Si fuera mujer, me gustaría tener su cuerpo”. Su sueño prohibido es Meryl Streep, a quien aún no ha retratado: “Una vez me llamaron para hacerle fotos, pero luego cancelaron. Bueno, ya vendrá. Todo llega…”