Todo producto alimenticio empacado debe tener una etiqueta de nutrición. Todos, no hay excepción. El valor nutricional, la cantidad de calorías o grasas, el azúcar y otros datos siempre se registran en estas viñetas, sin embargo, un buen porcentaje de consumidores ni siquiera se toman la molestia de leerlas.
Pero ¿por qué es tan importarte leerlas o, mejor dicho, saber entenderlas?
De acuerdo con la nutricionista Cludia Alfaro, es a partir de su lectura que el consumidor “tiene una idea más completa y clara de qué es lo que está entrando al organismo”.
Una carretilla de supermercado puede estar cargada de productos como jugos de fruta, paquetes de galletas, leche, snacks, cereales, entre otros, no obstante la esencia de ella estaría atestada de grasas saturadas, colorantes, colesterol azúcares que se ingieren sin control.
Ello podría ser una completa transgresión para quienes padecen enfermedades como diabetes, hipertensión arterial, celiaquía, obesidad o insuficiencia renal. Para Alfaro la etiquete debe ser una herramienta de “control de cantidad y calidad”.
Aunque parecería que comprender cada elemento de la etiqueta nutricional es una compleja clase de nutrición, los especialistas dan consejos más sencillos para entenderla. Entre ellos, se identificó la segmentación de alguien que solo desea controlar el peso y de alguien que padece una de las enfermedades antes mencionadas. A partir de esa distinción, Alfaro indicó que el primer grupo debe “buscar el total de calorías por porción, el número de porciones por empaque y la cantidad de grasas saturadas, proteínas y carbohidratos”.
Pero si alguien padece alguna enfermedad, como la celiaquía o la diabetes, deberá consumir alimentos 100% libres de gluten o fijarse en la cantidad de azúcar añadida al producto, respectivamente.
Otro dato que pasa desapercibido en las etiquetas de nutrición y es sumamente importante tomarlo en cuenta es el número de porciones que contiene un paquete de comida. La especialista recalcó que muchas veces los datos de la información nutricional está basada por cada 100 gramos de productos o del tamaño de la porción que viene en el empaque, empero la ingesta total del producto estropea cualquier cuidado que se ha tenido.
También leer las etiquetas de las bebidas es importante. “Muchas veces allí radica nuestra ‘falla’ (…) es preferible que consuma calorías de buena calidad en una comida saludable que consumirlas a través de la soda”, aseveró Alfaro.
