El Carnaval de Río de Janeiro data de hace 176 años, según cuenta la historia, pero no fue sino hasta 1917 que el sabor del ritmo de la samba le dio el toque perfecto. Las escuelas de samba compitieron ayer, sumando 84 años consecutivos, en uno de los 10 desfiles más esperados al año y más famosos del mundo.
Decenas de miles de cariocas y turistas asistieron al espectáculo que ofrecieron más de una decena de escuelas de samba, integradas por aproximadamente 3,500 miembros cada una.
Las gradas que rodean la mítica Pasarela del Samba, mejor conocida como Sambódromo, recibieron esta edición a la puertas de los próximos Juegos Olímpicos: la primera carroza en desfilar fue una antorcha olímpica acompañada por jóvenes portando las banderas de las escuelas participantes.
Este año, los destacados futbolistas Pelé y Neymarfueron dos de los personajes homenajeados por la escuela de samba Academicos do Grande Rio que decidió hacer un reconocimiento a la ciudad de Santos y al club de esa ciudad, a la que pertenecen ambos deportistas.
Como tradición, más de 1,000 mujeres bahianas, llamadas así por ser adeptas a la religión afrobrasileña, purifican con inciensos y diversas hierbas los 720 metros que mide el Sambódromo como parte de un ritual para generar buenas vibras y garantizar un buen carnaval.
La escuela de Viradouro, procedente del municipio de Niteroi, abrió con un marcado ritmo en referencia a las raíces africanas de Brasil y de sus tradiciones. Cerraron la noche las escuelas de samba de Mocidade, con un desfile quijotesco con el caballero de la triste figura como gran protagonista; y la de Unidos Da Tijuca, que destacará la importancia de nuestra madre Tierra.