El cáncer de mama no distingue clases sociales

El tratamiento disponible para quienes no tienen seguro ni recursos económicos lo brinda el Instituto del Cáncer “Narciso Díaz Bazán”.

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elsalvador.com

Por Lilian Martínez

2015-10-18 11:00:00

El cáncer de mama no discrimina. Cuando invade un cuerpo no pregunta si es rico o pobre, religioso o ateo, menor o mayor de 30 años, si vive en la ciudad o en el campo; y si tiene título de bachiller, licenciado o doctor.

En El Salvador, quienes tienen ingresos suficientes, un seguro privado o la capacidad de endeudarse para pagar tratamientos en el sector privado pueden llegar a pagar hasta $25 mil por 20 sesiones de cobalto.

Otro porcentaje de la población, el 18 % afiliado al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), tiene a sus disposición el tratamiento que la autónoma brinda en su servicio de Oncología.

Sin embargo, el resto de la población, al recibir un diagnóstico de cáncer de mama o de cualquier otro tipo, debe acudir al sistema público, cuyos hospitales envían a los pacientes a recibir tratamiento al Instituto del Cáncer “Narciso Díaz Bazán”.

El director de dicho instituto, Salvador Díaz Bazán, considera que posiblemente como consecuencia de las campañas que se llevan a cabo para detectar de forma temprana el cáncer de mama, mucha gente llega a examinarse.

El servicio que el instituto ofrece es el examen físico, para detectar alguna anormalidad; y una mamografía que se debe completar con una ultrasonografía si hay alguna anormalidad en la mamografía. Incluso, se puede mandar a las pacientes a que se hagan una tomografía axial computarizada (TAC) en casos especiales.

“Cuando hay lesiones sospechosas, bajo la guía de la  ultrasonografía se pueden practicar biopsias dirigidas”, explica Díaz Bazán.
El instituto también brinda el servicio de radioterapia, para las pacientes que ya fueron operadas por cáncer de mama y lo necesitan.
Otra opción de tratamiento disponible es la quimioterapia ambulatoria.

Díaz Bazán apunta que actualmente se cuenta con estudios nuevos conocidos como “inmuno histoquímica”. En sus palabras, se trata de sustancias especiales que se fijan  a distintos tipos de tumor y sirven para diferenciar ciertos tipos de cáncer: más agresivos, menos agresivos; si responderán a la quimioterapia y así determinar el tratamiento más adecuado.

El Instituto del Cáncer es una fundación privada. Y necesita un presupuesto anual de 1 millón 200 mil dólares de gastos de mantenimiento;de los que el gobierno aporta 495 mil dólares al año.

Por ello, a cada paciente que llega se le hace un estudio socioeconómico.  “Si la gente es  pobre no se le cobra nada”, afirma Díaz Bazán. Pero si se determina que la gente tiene capacidad se le pide un donativo. “Un tratamiento de radiaciones en cualquier hospital privado ronda los 25 mil dólares. En el Instituto del Cáncer, si esos pacientes llegan, se les cobra $1,500. Si quieren pagar, porque no es obligación”, aseguró.

El promedio de lo que suele aportar un paciente son 100 dólares.

El Instituto recibe pacientes de todo el país, referidos desde el hospital Rosales, Maternidad y el resto de hospitales públicos.

Cada día, en el Instituto del Cáncer se aplica cobalto a 100 pacientes. En quimioterapia se atiende entre 25 y 30 pacientes al día, el número es menor, porque hay otros hospitales que brindan este servicio, como el Rosales. Sin embargo, varias pacientes prefieren recibir la quimio en el Instituto.

Al año son atendidas 200 mujeres con cáncer de seno y 600 con cáncer de cervix.

¿Es posible afirmar que una persona con diagnóstico de cáncer puede recibir el mismo tratamiento en el sector público que en el sector privado? Ante esta pregunta, la respuesta de Díaz Bazán es un “sí”, al menos en el caso del cáncer de mama.

Una excepción, es el acceso a las drogas para tratar el cáncer. Díaz Bazán aclara que el Instituto no tiene fondos para comprar las drogas y regalarlas. “Si tenemos algunas se las regalamos; pero, si no, tienen que comprarlas los pacientes”.

Otra necesidad que se tiene en el Instituto es la de contar con un una sala de operaciones para cáncer de mama. Las pacientes son diagnosticadas en un lapso de 72 horas. Pero si se necesita cirugía se debe esperar a que haya cupo en el hospital Rosales. Lo cual puede tardar hasta tres meses.