Ralph Lauren: elegancia, cálida y atemporal

Calvin Klein y Marc Jacobs estuvieron en la última jornada de la Semana de la Moda de Nueva York

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elsalvador.com

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2015-02-19 12:00:00

La elegancia enmarcó el cierre de la Semana de la Moda de Nueva York, la cual bajo el telón ayer.

El diseñador estadounidense Ralph Lauren propuso elegantes detalles al estilo westerns con flecos, sombreros cowboy y el color tierra como protagonista.

Lauren atrapó en su mayoría el color marrón y beige en abrigos, suéteres de cachemira, piel de oveja, y flecos de piel en abrigos, collares, ponchos y capas. Correas de gamuza anchas cuelgan en la cadera.

También mostró un poco de negro con un vestido de encaje floral, otro de terciopelo con una correa trasera escasa y un pantalón y chaqueta de cuero, un conjunto adaptado a la temporada otoñal. “Las siluetas negras muy afiladas para la noche. Sexy, muy básico. Durante el día es de cachemira y sombreros calientes y de piel. El clima está cambiando”, comentó el diseñador.

Los vestidos propios de una alfombra roja no quedaron fuera, los cuales son de corte sencillo en encaje y tul.

La firma neoyorquina Proenza Shouler, formada por la pareja artística y sentimental por Jack McCollough y Lázaro Hernández, volvió a dar una lección de concepto, ejecución y belleza en su desfile.

Los diseñadores presentaron una mujer que empezó en grises, con abrigos compuestos de retales, dispuesta a romper las proporciones convencionales de cada prenda que llevaban.

La costura está a la vista, alumbran abrigos elegantísimos con maxicinturones, faldas con las tablas rebeldes y separadas las unas de las otras, y vestidos con un efecto de manualidad textil. Prendas descosidas o incluso rasgadas se incluyen en la colección.

Por otra parte, la colección de Delpozo es una propuesta casi museística inspirada por los pintores Rhys Lee y Andrey Remnev, y que muestra sofisticadas campesinas rusas con juegos volumétricos, toques flúor y terciopelo.

Sobre la pasarela blanca, árboles desnudos del mismo color. Una etapa minimalista que congela a las modelos, ataviadas con un pañuelo campesino en el pelo que se dispara hacia el cielo, que tienen en sus delicados vestidos flores escarchadas y apuestan por voluminosas faldas.

Luchan contra esa frialdad con colores fuertes. Primero fosforescentes, luego la paleta se va suavizando hasta llegar al color carne, mientras las telas, por su parte, comienzan a hacer virguerías, a atrapar los cuerpos en armazones exquisitos. —Agencias