Variaciones históricas en la democracia conservadora y revolucionaria: Carta Magna hasta la Revolución Gloriosa

"…El pueblo posee su libertad no como un asunto de Gracia, si no de Derecho Legal" (Sir Edward Coke, el gran jurista inglés, en 1628 en los debates del Parlamento Largo en Londres)

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elsalvador.com

Por Katherine Miller Doctorado en estudios Medievales y Renacentistas de UCLA. Ha servido como Post-Doctoral Fellow en el Centro de

2015-01-24 12:00:00

El objetivo aquí es de elevar el estudio del pensamiento conservador del provincialismo nacional e ideológico en que, últimamente, ha sido atascado.

En las variedades infinitas de las tradiciones del pensamiento conservador, hubiéramos podido escoger como tema, entre muchos, la importancia del libre comercio, las implicaciones políticas de las instituciones sociales y democráticas, la importancia de la familia como la institución más importante de socialización, la legitimidad de la necesidad para élites sociales y culturales, la seguridad de la posesión de la propiedad privada, la importancia del estado como la garantía última de la propiedad y un Estado de Derecho. Aún hay otros temas más en la gran plétora de ideas en estas tradiciones.

De todas estas posibilidades, se ha escogido a la democracia y su desarrollo histórico. Entonces, es el tema de esta examinación histórica una de las principales influencias en el desarrollo de las variantes democráticas en la historia occidental. En eso, comencemos con la ascendencia de la alianza Anglo-Americana después de la Segunda Guerra Mundial, cuando ambos poderes—EE. UU. y Gran Britania—promovieron su propia visión de historia como primordial en la creación de las repúblicas democráticas sacadas de su propia historia. Eso porque la fuerza militar—y, por lo tanto, la fuerza económica y cultural—emergió como el modelo epónimo para la democracia a imitar (si no a imponer) en el teatro de las postguerras.

Usualmente, si decide enfocarse en las variaciones en el desarrollo histórico de las muchas formas de la democracia, se comienza con las influencias de las Revoluciones Americanas y Francesas en la importancia de la voz y reino del pueblo después del desarrollo del Estado. Pero aquí se espera no caer en la clase de pensamiento en que la democracia está entramada en visiones teleológicas del desarrollo de una visión flamante de la democracia que nació en el siglo XVIII y que está siempre presente en formas revolucionarias no cambiables y estáticas.

La preeminencia del poder militar, económico y cultural que resultó de la victoria militar y política de la alianza Anglo-Americana durante la Guerra Fría se desembocó en la historia de la democracia desde la Carta Magna y su desarrollo en el estado inglés con sus transformaciones hasta la Revolución Gloriosa— estos como los primeros pasos en el comienzo del pensamiento conservador moderno. Las casas editoriales y las universidades, financiadas por la alianza Anglo-Americana dejaron sus huellas en la imprenta, en la visión de la historia de la democracia en Inglaterra como modelo de este fenómeno.

Que estos conceptos de la democracia continuaron —y continúan— sería el asunto y materia de discusiones a futuro. Aquí la propuesta es de comenzar con la historia en sí de Carta Magna y sus provisiones y aportes hacia el pensamiento “democrático” y continuar, históricamente, con una cartilla o abecedario que pasa por las Guerras Civiles Inglesas, la Mancomunidad (Commonwealth) del Interregnum bajo Oliver Cromwell, la Restauración de la Monarquía y la Revolución Gloriosa de 1688. Se espera, que los datos y hechos históricos servirán como base a una contribución hacia un entendimiento de las teorías conservadoras de la democracia en otros ensayos.

La meta es de proveer una base histórica para las premisas del argumento en pro y en contra de un gobierno de, para y por el pueblo. Esta parte de la historia inglesa usualmente no forma parte de los planes de estudio universitarios actuales de este país. Así que, se debe agregar que este es un esfuerzo educacional y periodístico. El panorama será breve pero sustancial y proveerá una bibliografía de lectura recomendada.

Dejando a un lado las versiones literarias y poéticas (de las cuales hay muchas), y enfocándonos en hechos y datos históricos, aterrizamos en los años inmediatamente antes del año 1215, cuando hay un litigio en Inglaterra entre el Rey Juan sin Tierra y el Papa Innocent III, sobre quién escogerá y quién será escogido como el Arzobispo de Canterbury. Hay un empate, y el Papa ordena Interdicto Papal sobre el país (porque Inglaterra era un país católico durante 900 años). En esta condición, de Interdicción, no se podía celebrar ninguno de los siete sacramentos, bautismo, comunión, matrimonio, etc. Por eso, había gran sufrimiento durante los seis años que duró la Interdicción sobre el pueblo de la nación inglesa por esta presión del Vaticano por esforzar su decisión de quién sería el Arzobispo de Canterbury. El Papa intentó forzar una decisión, en favor de un tal Stephen Langton, un sacerdote inglés. El Rey Juan procedió, en venganza, a la confiscación de las tierras de la Iglesia Católica y aumentó los impuestos y otros actos barbáricos contra el pueblo de la nación inglesa.

En 1215, Stephen Langton, ya Arzobispo de Canterbury, aconsejó a los barones del Rey y escribió la Carta Magna que los barones forzaron al Rey firmar en la pradera de Runnymeade. El documento es casi una lista de lavandería que incluye muchos asuntos de mayor y menor importancia, y no todos tenían que ver con aspectos del desarrollo de la democracia.

Para nuestros objetivos, la Carta Magna era un documento primordial en la historia de las posibilidades para el desarrollo de la democracia. Permitió, por ejemplo, garantías de habaeus corpus, contribuyendo algunos aspectos jurídicos que protegieron (solamente) los hombres libres contra arrestos y detenciones arbitrarios.

La Carta Magna también promovió el procedimiento de que cada hombre libre tenía derecho de enjuiciamiento por sus pares en caso de acusaciones bajo la ley civil. Aquí no se trata del derecho canónico, porque la Iglesia también tenía sus cortes. Y tal vez debemos de notar que el porcentaje de “hombres libres” a quienes estas provisiones aplicaron era un porcentaje algo pequeño.

Bajo las provisiones de la Carta Magna, el rey, en otro ejemplo transcendental, fue prohibido imponer y extraer impuestos sin permiso de los barones, quienes fueron autorizados a formar un grupo de 25 barones para, en teoría, controlar las acciones del rey. La gran mayoría del pueblo común, sin embargo, no podría participar en el grupo de 25 barones que llevaba el control al rey bajo las provisiones de la Cláusula 61 de la Carta Magna. En otras palabras, estos beneficios y provisiones, aplicaron solamente a los barones.

El Rey Juan (King John) firmó el documento bajo coacción de sus barones, pero apeló a la corte papal para exigir de Roma su absolución de las provisiones de la Carta Magna, diciendo que, bajo derecho canónico, su firma era inválida porque había sido extraída bajo fuerza. El Papa absolvió al Rey, e Inglaterra cayó en una guerra civil, con invasión de los franceses hasta la muerte del Rey Juan en 1216. La Carta Magna quedó en estado fracasado y las relaciones entre la corte y los barones quedaron casi disfuncionales.

Sin embargo, se considera que la Carta Magna era la semilla del Parlamento y el control sobre algunos aspectos del funcionamiento del rey, ya que el Parlamento representaba la posibilidad y la potencialidad de presión para controlar al Rey. Apenas. Pero Inglaterra todavía no era una democracia, por supuesto.

Con ideas así como la de arriba procedente del ambiente de la Reforma Protestante, el próximo acto se lleva acabo precisamente en el período entre la Reforma Protestante y la Contra-Reforma Católica. El Rey de los Tres Reinos era Charles I, Rey, por la gracia de Dios, de Inglaterra, Irlanda y Escocia. Deslizando rápidamente en la historia, el Rey Católico provocó (comenzando en 1642) dos guerras civiles contra los Protestantes (Roundheads (pelo corto) del Parlamento (que ya existía) y que fue compuesto por mercaderes, dueños de grandes tierras (gentry – léase alta burguesía que eran grandes terratenientes) y por los mercaderes quienes controlaban el comercio, los puertos y la administración de impuestos y aduanas en el Sur de Inglaterra por el puerto de Londres y los Cinq Ports (fuentes de enorme comercio marítimo). Muy adinerados y poderosos, eran los del Parlamento.

Por el otro lado, de otro modo, el Rey Charles Stuart, primero de este nombre, con su ejército de Cavaliers (pelo rizado y mucho encaje en las muñecas), controlaba el Norte y el Este—áreas muy pobres donde criaron ovejas. Ahora, en cualquier guerra (que no es una guerra de guerrillas) quienes ganarán serían quienes gozaban de los recursos materiales y financieros más fuertes. Y así pasó en este caso. Las dos Guerras Civiles no eran guerras dinásticas, si no que, mas bien, conflictos religiosos y guerras para el poder político y comercial para quienes ganaron el máximo del poder por medios militares.

El ejército del Parlamento, entonces, el New Model Army de los Puritanos, tomaron control entre 1646-48. El General de la Caballería, Oliver Cromwell, que comandaba este ejército de la nación, efectuó una purga del Parlamento en que eliminó, militarmente, todos, con la excepción de unos 110 miembros del Parlamento, quienes eran los Puritanos más radicales que votarían firmemente a favor de Cromwell y el New Model Army. El Parlamento que resultó fue denominado, con desprecio, el Rump Parliament (Parlamento Rabadilla), porque fue una farsa creada por Cromwell y el ejército, purgando todos que, Cromwell sabía, votarían en su contra. Esta purgación política se llevó acabo físicamente frente a los portones del Parlamento y fue efectuado por soldados armados.

El gran jurista inglés, Lord Edward Coke, declaró rotundamente que esta corte no fue concebida “en el nombre y por el beneficio del pueblo de Inglaterra”. Aún así, Cromwell se dedicó a amenazar y presionar a los miembros del Rump Parliament a firmar la orden autorizando la ejecución del Rey, que requería 59 votos y firmas. Y Cromwell consiguió las firmas. Acto seguido, el Rump Parlamento se convocó como corte de justicia y acusó al Rey Charles de Alta Traición contra el Pueblo de Inglaterra. El Rey fue ejecutado en 1649 por decapitación.

Como el Parlamento Rabadilla estaba en control, y ellos representaron los mercaderes y el gentry (nuevos aristócratas dueños de grandes tractos de tierra), los mercaderes y gentry, estaban en pleno control del país. Este Parlamento no era muy popular entre la población, porque aumentó los impuestos para pagar al ejército. Cuando perdió su popularidad, a causa de la imposición de los altos impuestos, el Parlamento votó la medida de ordenar que el ejército se disolviera.

Ahora, el New Model Army (el ejército del Parlamento y los Puritanos) negó cumplir con la orden del Parlamento a disolverse y procedieron a elegir democráticamente un Concilio de mando para retar al Parlamento (¿democracia?). En lugar de pagar sus sueldos atrasados, el Parlamento mandó el ejército a Irlanda, donde procedieron a matar a unos 600,000 Católicos en la Masacre de Drogheda, Irlanda.

El Lord Protector del Commonwealth, Oliver Cromwell, levantó un ejército y marchó a cerrar el Parlamento, denominándolos “whoremasters and drunkards” [padrotes y borrachos]. Así que, Cromwell disolvió el Parlamento. ¿Democracia? Y conformó un Parlamento de Santos para crear un Nuevo Jerusalén. Con este Parlamento Cromwell reinó durante cinco años como Lord Protector y, para otorgarles crédito merecido, escribió la primera Constitución en la historia de Inglaterra.

En medidas adicionales, Cromwell ordenó el cierre de todos los teatros donde presentaron las grandes obras dramáticas Isabelinas y Jacobinas. También requería el limitante sobre los que podían votar a personas que disponían de tierras al valor de 200 Libras Esterlinas. Además, los Puritanos con Cromwell abolieron la celebración de Christmas (la misa de Cristo) por ser un rito Católico.

El pueblo estaba asustado. En el año 1658, Oliver Cromwell falleció. El 29 de mayo 1660, el Parlamento de la Convención (un nuevo Parlamento) envió correspondencia a Francia, donde el hijo del rey, Charles Estuardo, pretendiente legítimo al trono de Inglaterra como Charles II, había sido exiliado a la Corte del Rey Louis XIV, después de la ejecución de su padre, Charles I. El Parlamento de la Convención rogó a Charles II a regresar a Inglaterra y asumir el trono como monarca. Con el regreso de Charles II, la antigua monarquía fue restaurada después de la larga pesadilla del Interregnum Puritano.

La Restauración del Rey–así se llama en los libros de historia—fue una primavera de regocijo con fuegos artificiales, fogatas y, entre el pueblo de todas clases, celebraciones callejeras en que rostizaron a rabadillas de res (en una celebración irónica de la disolución del Rump Parlamento) como rechazo metafórico al antiguo Parlamento.

Repito que estamos entre la Reforma Protestante y la Contra-Reforma Católica. Y en Inglaterra cuando fue restaurada la monarquía de Charles II fue vigente el Test Act que requería todos los magistrados, miembros de parlamento, oficiales del estado, y del ejército o navío jurar que negarían la doctrina Católica de la Transubstanciación. O sea, por ley, ningún Católico pudo ascender al trono o servir en los puestos gubernamentales indicados.

Ahora, al fin de la Restauración (que es otro rollo), murió Charles II, el Rey restaurado, con muchos hijos ilegítimos pero ningún hijo legítimo con su esposa, Catharina de Braganza (quien no pudo tener hijos). Quien ascendió al trono era el hermano del Rey Charles, James II, quien era Católico abiertamente practicante. La población y el Parlamento (todos Protestantes / Anglicanos, que conformaron la Iglesia del Estado de Inglaterra) reaccionaron con horror e histeria que un Católico había ascendido el trono. Pero los Protestantes, Puritanos y Anglicanos esperaron con paciencia para su muerte natural.

James II, el nuevo Rey, era un absolutista que se abrigó en el derecho divino de los reyes como ungidos por Dios. Da la casualidad de que la esposa de James dio luz a un hijo (que los Anglicanos negaron que era legítimo—diciendo, en forma barata, que había sido robado de una de las amantes del Rey y depositado en la cuna). El nacimiento del hijo de James II y su reina implicaba otro pretendiente Católico al trono, que horrorificaba al pueblo inglés y la Iglesia Anglicana, iglesia estatal.

Una semana más tarde, un grupo secreto de Parlamento, denominado Los Siete Inmortales, escribió una carta al esposo, William of Orange, de la hermana de James, Mary, (ambos Protestantes holandeses) invitándolos (¿democráticamente?) a invadir a Inglaterra. Y así llegaron William and Mary of Orange de Holanda al trono de Inglaterra y James huyó desterrado a Francia a vivir de la caridad del Rey Católico de Francia, Louis XIV. Fue William of Orange quien llegó a ser el símbolo de la resistencia europea contra la dominación absoluta y Católica de Francia. Y la junta secreta de los Siete Inmortales y el ejército efectuaron la transición sin sangre, que les dieron el derecho de denominar el acto como la Revolución Gloriosa de 1688.

El estado inglés bajo el reino de William and Mary sobrevivió hasta 1700. Sin duda, no era ni parecida la monarquía Estuardo de 1603 (James I) ni de 1660 (Charles II) porque era, casi, una monarquía constitucional. Y había sido, en realidad, una Revolución sin sangre; era la Revolución Gloriosa de 1688–y los “revolucionarios” ingleses reorientaron la política extranjera de su país hacia el comercio marítimo internacional y mercantilista con sus colonias. Crearon el primer banco nacional de Inglaterra: The National Bank of England.

Desde 1688, los pensadores de la Ilustración Escocesa, especialmente John Millar y Adam Smith, tomaron la posición de que los ingleses habían llegado a ser “los patrones de la libertad universal, el látigo de los tiranos y el refugio de los oprimidos”. Millar también declaró que “La caída del establecimiento creó una constitución libre, estableció la posesión segura de la propiedad (privada) y (…) aseguró el comercio y la manufactura en un nuevo aspecto”.

Recientemente, el Rector de Peterhouse College de la Universidad de Cambridge, Hugh Trevor-Roper (Lord Dacre), reconocido historiador del siglo XX, declaró que la Revolución de 1688 “tenía un carácter esencialmente defensivo, producto de la resistencia a la innovación y así fue necesariamente conservador”.

Pero más al punto, es lo que comentó el primer gran pensador conservador irlandés y miembro del Parlamento, Edmund Burke. Describiendo la Revolución Gloriosa de 1688, en que el Parlamento reemplazó al Rey James con William of Orange, quien era casado con la hija del Rey James (Mary), Burke enfatizó que el Parlamento mantuvo todas las ceremonias de la sucesión regular y, en eso “ha corrido un velo bien hecho” sobre las irregularidades que las circunstancias del tiempo habían hecho necesarias”.

Cerramos con una pregunta para discusión: ¿Es el caso que todos y cada uno de los concilios, cónclaves, asambleas legislativas, congresos y parlamentos son siempre formas de la democracia en acción?

FIN