Quizás hayas escuchado en más de alguna ocasión hablar de este producto, con el que miles de ciudadanos se benefician para hacerse a largo plazo con un bien o inmueble.
Este tipo de préstamo es aquel que otorga una institución financiera a mediano o largo plazo para la compra, ampliación, reparación o construcción ( de hasta un 70 o 80%) de una vivienda, o desarrollo de un negocio.
Uno de los beneficios de este tipo de créditos es que nos sirve cuando queremos adquirir una vivienda que, por ejemplo, tiene un valor muy alto, y no se dispone del dinero para pagarla de contado.
En los créditos hipotecarios el mismo bien que se financia sirve de garantía del pago del préstamo, lo cual le permite al cliente beneficiarse de una menor tasa de interés y mejores condiciones de pago, con plazos de hasta 15 ó 20 años.
Cuando los intereses de los créditos hipotecarios son bajos y las viviendas que se adquieren se valorizan, se convierten los créditos hipotecarios en una alternativa y fuente de inversión.
Es importante que al adquirir un préstamo hipotecario, éste no debe convertirse en una gran carga que nos impida solventar los gastos necesarios.
De allí, que los pagos de las cuotas por dicho compromiso no deben de representar más de un porcentaje entre el 25 y el 30% del total de nuestros ingresos.