El ambiente seguía tenso ayer por la mañana en los alrededores del centro penal de Quezaltepeque. Muchas personas llegaron a la zona en busca de noticias sobre sus familiares detenidos en esa prisión, pues se rumoraba que la revuelta dentro del penal también dejó heridos.
Las autoridades mantuvieron el cordón de seguridad en el perímetro de esa prisión, hasta ayer al mediodía.
Fuentes de la delegación policial de Quezaltepeque indicaron que las requisas que se realizaron en el recinto tras la masacre terminaron durante la madrugada.
Las autoridades colocaron las fotos de los reos que murieron dentro del penal, en una pared de una casa ubicada en los alrededores cerca del recinto, para que la gente identificara si se trataba de sus parientes.
Muchos de ellos, al confirmar que sus familiares figuraban en el listado, se retiraron de los alrededores del penal y se fueron a buscar los cuerpos a la sede de Medicina Legal en Santa Tecla y San Salvador, a esperar que se los entregaran al mediodía.
“Está feo esto que pasó ayer acá (en el penal de Quezaltepeque), todos somos humanos y nadie puede quitarle la vida a otra persona, solo Dios”, dijo una mujer mientras esperaba saber algo de su hijo, quien desde hace meses está recluido en ese presidio.
Otros parientes de los internos que no pudieron llegar a la zona eran informados vía celular por quienes estaban en el lugar, si sus familiares estaban o no entre los muertos.
La Policía confirmó que por el estado de emergencia decretado, los reos permanecían en sus celdas. Las visitas fueron suspendidas por 72 horas.